Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

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Un Licenciado en Ciencias de la Computación con el mejor promedio

Nicolás Alejandro Vera fue el graduado más destacado en la 403ª Colación de Grados de la casa de Altos Estudios.

La entrega de diplomas se llevó a cabo en el Aula Magna de avenida Colón 80. Fotos: Prensa UNS

Un flamante Licenciado en Ciencias de la Computación fue el mejor promedio en la 403ª Colación de Grados de la Universidad Nacional del Sur.

Nicolás Alejandro Vera resultó el graduado más destacado al obtener 9,68 puntos de promedio a lo largo de su desempeño académico en la casa de Altos Estudios.

El listado completo de diplomados es el siguiente:

Enfermero: Daiana Jacqueline Ayala, María Blanco Muzzolón, Pablo Emiliano Carrillo Carrica, Lara Camila Castillo, Brenda Micaela Castro, Agustina Belén Chaile, Enzo Valentín Contreras, Ivana Nerina de Paola, María José Dentel, Nazarena Belén Enrique, Antonella Sol Fernández Moriconi, Gianela Nicole Haberkorn Buffagne, Esteban Nicolás Illanes Lavand, Melina Jacqueline Maldonado, Camila Martínez Blaiotta, Ana Paula Martínez, Ariana Roldán, Alma Sabalich Colombo y Denise Agustina Sepúlveda Lagonegro.

Licenciado en Enfermería: José Alexander Avila Cuezzo, Candela Bravo de Laguna, Lourdes Bravo, Ariana Bray, Aylén Micaela Brito Cáceres, Ivana Anabel Castro Zabala, María Macarena de los Santos Gutiérrez, Yesica Florencia Domínguez, Ana Lucía Fajina, Rocío Micaela Formaro, Antonella Verónica Galeano, Luciana Yanel Infante Riveros, Lucía Jazmín Julián, Melina Angélica Loza, Melina Pamela Lozano, Florencia Montenegro, Lorena Marisa Muñoz, María Florencia Olivera, Camila Olmos Coux, Pilar Inés Rodríguez Barbini, Rocío Belén Sard, Silvana Soledad Suljic, Patricia Sixta Toledo, Gianella Trinidad Torrilla y Valeria Gisel de la Vega.

Técnico Universitario en Acompañamiento Terapéutico: Melina Sol Azcurra, Katherine Irene Barrientos Escobar, Victoria Belén Berón Amed y Silvina Andrea Bohn.

Abogado: Gabriel Bloga, Julián Martín, Paola Agustina Rigonatto y Agustina Mariel Sosa.

Doctor en Agronomía: Ana Laura Achilli.

Ingeniero Agrónomo: Tomás Biondo Boero, Julián Bonifacio Chabagno y Carlos Omar Meier.

Licenciado en Ciencias de la Educación: Alejandra Rosio Patricia Hecker.

Profesor de Educación Inicial: Lucía Belén Bergáz, Juliana Denisse Hoffstetter y Victoria Sol Rafine.

Técnico Universitario en Acompañamiento Terapéutico: Mariel Alicia Bugarini, Silvia Andrea Cabrera, Flavia Rosana Cantero, Mariana Chandías, Camila Alejandra Contreras Olivieri, Jesica Karina Domínguez, Denisse Johanna Durán, Cintia Anahí Díaz, Karina Elizabeth González, Ana Gouarnalusse, Brenda Elizabeth Haag Costanzo, Candela Mariel Hancen, María Leticia Lurbe, Sofía Belén Marcos, Leila Martin, Cecilia Azucena Martínez Berrios, Pablo Santiago Martínez; Marcela Alejandra Melendi, Luciana Migliore, Karen Belén Montibeller, Brenda Mailén Moreno Alarcón, Karina Edith Mosqueira Loto, Marta Andrea Mujica, Valentina Muñoz, Gisel Anahí Ochandorena, Cintia Camelia Pino, Malena Laura Quichel, María Alejandra Ravanal, Yanina Leandra Sánchez, Natalia Gisele Sassi, Andrés Oscar Sigampa, Violeta Lucía Vitturini y Lucía Soledad Zalazar.

Ingeniero en Sistemas de Información: Camila Arena.

Licenciado en Ciencias de la Computación: Sofía Miquela Crisafulli y Nicolás Alejandro Vera.

Arquitecto: Agustín Malaspina y Héctor Nicolás Monteverde.

Profesor en Geociencias: Silverio Francisco Feola.

Doctor en Química: Angie Estefany Orduz Navas.

Especialista en Bioquímica Clínica, Área Parasitología: Romina Soledad Izaguirre.

Bioquímico: Ana Paula Alvarez, Agustina Ludmila Fernández Pavesi y Juan Agustín Reyes Verón.

Farmacéutico: María Belén Figueron, Tamara Belén Salgado, Emanuel Gabriel Vizgarra Reyes y Agustina Florencia Volpe.

Contador Público: Milagros Ducamp.

Licenciado en Administración: Juana Lahitte, Luciano Speca, Eugenia Victoria Storani y Julieta María Torre.

Licenciado en Historia: Gabriel Andrés Martín.

Profesor en Filosofía: Juan Francisco Battistella Trujillo.

Profesor en Historia: Ezequiel Martín Ayestarán y Andrés Rafael Zárate.

Ingeniero Civil: Julieta Evelyn Alric, Nazarena del Sol Alvarez Marín, María Luján Dagorret, Gustavo Emanuel Istilart, Karen Aline Leroux y Joaquín Soto.

Ingeniero Industrial: Ramiro Agustín Altuna, Francisco Iogna, Emilio Lassalle y Adrián Gerardo Tissot.

Ingeniero Mecánico: Giuliano Maradeo.

Ingeniero Electrónico: Ezequiel Gamero Miqueas.

Técnico Universitario en Emprendimientos Audiovisuales: Natalia Alejandra Gorosito Labat y Héctor Roberto Rodríguez.

Técnico Universitario en Sistemas Electrónicos Industriales Inteligentes: Diego Daniel Agustín Taillade.

Ingeniero Químico: Alejo Tomás Corbalán, Julián Bautista Leithold y Juan Felipe Mangas.

Ingeniero en Alimentos: Daniela Alejandra Tridico Campagna.

Técnico Universitario en Operaciones Industriales: Elías Alvarez Siracusa, Ary Colombet, Mauro Fabián Ricardi y Abigail Ailén Zurlo.

Profesor en Matemática: Alberino Agustina Casco.

Licenciado en Química: Ivana Lilen Casariego y Verónica Giselle Feaño.

Profesor en Química de la Enseñanza Media: Laura Gimena Chaves.

"Esta universidad siempre será parte de nosotros"

Gabriel Martín, licenciado en Historia

Antes que nada, agradezco el inmenso honor que me representa poder dedicarles estas palabras a los egresados de nuestra institución, en un momento muy sensible luego de la catástrofe que le tocó atravesar a Bahía hace muy poco tiempo y que aún está muy fresca en nuestra memoria y corazones.

Pensaba al momento de escribir estas líneas en lo shockeante de ver esa ciudad que nos dio cobijo a los que no somos de acá bajo el agua, y a nuestra universidad también sufriendo las consecuencias de aquello.

Pero también pensaba en las inmensas muestras de solidaridad de los alumnos, docentes y ciudadanos ayudando a reconstruir lo que el agua no se llevó.

Pensaba, de vuelta, en lo que el agua no se llevó: el orgullo de pertenecer a una universidad que nos formó no solo como profesionales sino también como personas. Una universidad que nos permitió ser libres, conocer nuevas realidades, cruzar caminos con quienes de otra manera no habríamos coincidido.

Estos diplomas que estamos prontos a recibir no representan solo la culminación de un proceso de formación académico, sino que vienen cargados de todo el esfuerzo personal, familiar y anímico de todos estos años.

Seguramente, el de muchos no ha sido un camino de rosas. Y no tiene por qué serlo. Este final también pudo estar pavimentado de momentos agridulces o dolorosos, y es eso lo que lo hace especial y al mismo tiempo nos fortalece. Y creo que todos, de una forma u otra, quedamos marcados por la UNS.

No solo por sus edificios, sino por la gente que los habita. Por las charlas, las dudas, las certezas compartidas. Por lo que vivimos ahí. Tal vez en unos meses y años en este escenario se digan otras palabras. Tal vez suenen distintas. Pero habrá algo que no cambiará: que esta universidad siempre será parte de nosotros. Y nosotros, parte de ella. Aunque no volvamos a cruzar sus puertas, o subir y bajar sus escaleras, o aunque la vida nos lleve lejos, siempre quedará en nosotros eso que aprendimos, lo que sentimos, y el orgullo de haber formado parte de esta casa.

Así que disfrutemos oficialmente de nuestros últimos minutos como estudiantes de salida, y sintámonos orgullosos de la educación pública y de calidad académica y humana que nos ha dado la UNS.

"Pocas veces nos damos el espacio para apreciar todos aquellos momentos que vivimos"

Héctor Nicolás Monteverde, arquitecto

Es un honor para mí poder dirigirme a ustedes en esta ocasión tan significativa, y un verdadero placer tener la oportunidad de representar a quienes hoy celebramos lo que fuimos capaces de lograr, y también todo lo que estamos por construir.

Me gustaría invitarlos a reflexionar sobre tres conceptos que a mi entender, logran sintetizar la experiencia y el camino que hemos recorrido a lo largo de estos años de formación: el tiempo, el esfuerzo y el compromiso.

El Tiempo: comencé mi carrera universitaria allá por el año 2018, y como muchos de ustedes, siempre me imaginaba cómo y cuándo iba a ser este día. Y acá estoy, dando este discurso, algo impensable para mí en ese momento. Siento que el tiempo es el recurso más preciado de todos, pero no siempre nos detenemos a darle el valor que realmente merece.

Durante el desarrollo de nuestras carreras universitarias, estamos constantemente mirando hacia adelante: que correlativas nos faltan, qué materias cursar el año que viene, cuántos finales nos quedan por rendir… Pero muy pocas veces nos damos el espacio para apreciar todos aquellos pequeños y simples momentos que vivimos:

Los viajes de estudio, las largas noches de entrega en las que lo único que nos mantenía despiertos era la compañía de nuestros amigos; aquellas tardes de taller tomando mate mientras esperábamos para corregir, quejándonos -una vez más- de que no íbamos a llegar a terminar el proyecto, entre muchas otras cosas.

Y es en ese ritmo constante de objetivos, entregas y parciales donde, a veces, olvidamos que este camino no se trató únicamente de llegar a la meta. También se trató de las personas que conocimos en el trayecto: compañeros, amigos, docentes y profesionales que nos acompañaron y escucharon hasta en los momentos más exigentes. Sin ellos, este recorrido no hubiese sido el mismo.

Porque al final, lo que realmente le da valor al tiempo vivido no son solo los logros, sino los momentos compartidos y los lazos que construimos en el camino.

El esfuerzo: a lo largo de la carrera, entendimos que el esfuerzo verdadero, nace de la ética de trabajo: de hacer las cosas con dedicación, responsabilidad y pasión. Es intentar dar siempre lo mejor de uno mismo incluso cuando el cansancio pesa.

El esfuerzo también estuvo presente en decir que no a muchas cosas: reuniones con amigos, fines de semana libres o incluso horas de sueño. Y sin embargo, lo hacíamos convencidos de que cada renuncia tenía un sentido.

El camino recorrido en la universidad nos enseñó que tanto nuestra carrera como la vida en sí, se trata de un proceso que vamos construyendo con el esfuerzo del día a día. Son esos momentos de incertidumbre, en los que no estamos muy seguros hacia donde estamos yendo, pero aún así decidimos seguir hacia adelante. Y es ese compromiso el que finalmente nos lleva a destino.

Haciendo referencia al oxímoron de la perfección imperfecta, entendimos que la perfección absoluta no existe, pero que vale la pena perseguirla, porque en ese intento constante por mejorar es donde realmente se aprende, se crece y se transforma.

El compromiso: quiero dedicar este último concepto a reflexionar desde el lugar que elegimos ocupar como profesionales. En mi caso, desde la arquitectura, no puedo dejar de pensar en el rol que nuestra disciplina cumple en la configuración de las ciudades, y en cómo esa responsabilidad se vuelve evidente -y urgente- frente a acontecimientos como la reciente inundación en el partido de Bahía Blanca.

Hechos como este nos invitan a repensar la importancia de una planificación urbana consciente, equitativa y sostenible; una planificación que no se limite a responder, sino que sea capaz de anticiparse, de prevenir, y de cuidar. Porque cuando hablamos de compromiso, no hablamos solo de ejercer una profesión, sino de hacerlo con sensibilidad, con conciencia y con una mirada atenta a las necesidades reales de las personas.

Antes de cerrar, quisiera agradecer a quienes fueron parte de este hermoso camino: A la Universidad Nacional del Sur y a la universidad pública, por garantizarnos el derecho a estudiar, crecer y construir un futuro más allá del origen, la situación o las posibilidades de cada uno.

A nuestros docentes y profesionales, por su compromiso, por transmitir su pasión y por compartir con nosotros no solo conocimientos, sino también experiencias y valores. A nuestras familias y seres queridos, por apoyarnos incluso cuando no entendían de qué estábamos hablando. Y a nuestros amigos y compañeros, por haber sido parte de este recorrido. Sin ustedes este camino no hubiera sido el mismo.

Y recordar, que el verdadero valor de este logro no reside únicamente en el título que hoy recibimos, sino en la huella que seamos capaces de dejar en nuestras comunidades. Porque cada acción, por más pequeña que lo sea, tiene el poder de transformar realidades.

"Hoy más que nunca, sé que todo el esfuerzo compartido ha valido la pena"

Agustina Sosa, abogada

Quiero comenzar expresando mi más profundo agradecimiento a la Universidad Nacional del Sur, nuestra universidad pública y tan prestigiosa, que a lo largo de todos estos años nos abrió sus puertas.

Con compromiso y excelencia, nos brindó las herramientas necesarias para formarnos como profesionales. 

El paso por esta universidad ha sido, sin duda, una experiencia completamente transformadora. Las enseñanzas recibidas, los desafíos afrontados y los logros alcanzados marcaron nuestro recorrido, no solo nos brindó conocimientos sino también un valioso crecimiento personal.

Hoy celebramos la culminación de una etapa que implicó entrega, responsabilidad y, sobre todo, perseverancia. Este título simboliza años de esfuerzo y superación constante, sintetiza incontables momentos de incertidumbre, noches de estudio, de angustia, de nervios previos a rendir cada final. Pero por, sobre todo, encierra gratitud: por lo aprendido, por quienes estuvieron a nuestro lado y por la oportunidad de transitar este camino.

Este logro es la expresión concreta de un deseo que se volvió objetivo, y de un objetivo que hoy se convierte en realidad.

Representa la fuerza de la voluntad sostenida en el tiempo, y la certeza de que todo sacrificio cobra sentido cuando se hace con vocación y compromiso.

Hoy, al mirar atrás, entiendo que este título trasciende lo individual y se encuentra marcado por la presencia constante y amor de quienes me acompañaron desde el primer día.

Por eso, quiero agradecer profundamente a mi familia, por ser parte esencial de este recorrido, gracias por su apoyo, por sostenerme y celebrar cada paso conmigo.

Quiero hacer una mención especial a mis abuelos. Quienes han sido, y siguen siendo, un sostén fundamental en mi vida, ellos me inculcaron el valor de la educación, la importancia de formarme para construir un futuro y siempre creyeron en mí. 

Desde que comencé la carrera, uno de mis mayores anhelos era poder compartir este logro con ellos, y hoy puedo decir que ese deseo se cumplió.

Recordar el momento de salir de rendir el último final y que ellos estuvieran presentes, abrazarlos y, entre lágrimas, decirles que tienen una nieta abogada fue, sin duda, un gran orgullo, y también una forma de devolverles todo lo que hicieron por mí.

Hoy más que nunca, sé que todo el esfuerzo compartido ha valido la pena.

Por último, a mis compañeros egresados, quiero expresarles mis más
sinceras felicitaciones.

Hoy cerramos una etapa y nos preparamos para asumir un nuevo desafío: ejercer nuestra profesión con ética, responsabilidad y vocación.

Que este nuevo camino nos encuentre comprometidos con el crecimiento constante, con el deseo de seguir aprendiendo y con la firme convicción de mantener siempre vivo el compromiso social que nos impulsa.