Bahía Blanca | Martes, 16 de septiembre

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“Vendí churros en la playa de Monte, pero hoy no tengo trabajo y la estoy pasando muy mal”

Juan Romero juega en San Francisco, viene de marcar un golazo y dice que el fútbol es lo único que lo mantiene “emocionalmente equilibrado”. Antes del partido de ayer frente a Huracán habló con su padre, fallecido en 2012. Creer o reventar.

Foto: Andrea Castaño-La Nueva. y Facebook Juan Romero

“Nunca hice un gol tan lindo, ni en menores ni en Primera división, fue espectacular por la parábola que hizo la pelota y el lugar donde se metió”.

Hay que verlo para poderlo contar, porque fue sencillamente sensacional: “No puedo decir que la quise poner ahí, pero le pegué al arco, eso seguro”, contó Juan Francisco Romero, el volante polifuncional de San Francisco, tras el 2-2 del Santo frente a Huracán, en uno de los cotejos que dejó inaugurado el torneo Oficial de la Liga del Sur en Primera A.

El 11 del Celeste, que a los 18 minutos de la segunda parte ingresó por Matías Soto Torres, marcó sobre la hora (a los 45) con un zapatazo desde unos 25 metros, desde un costado y con ángulo no tan favorable: el balón viajó alto, tomó un efecto poco convencional y se metió pegado al segundo palo, lejos de la estirada del arquero Ezequiel Alonso.

“Fue un gol que estaba esperando, un regalo del cielo, porque vengo teniendo semanas de mierda y no la estoy pasando bien”, se desahogó el zurdo de 28 años, que arrancó en la Escuelita del “Sanfra”, pasó por las infantiles de Bella Vista y con edad de quinta regresó al club de Villa Italia.

En 2014 debutó en la mayor de San Francisco de la mano del padre postizo de varios chiquilines que se hicieron a los golpes entre piedras y pisos duros de un lado y del otro de calle Indiada al 600.

“El gol estuvo dedicado al `Viejo' (Jorge Dambolena), a quien quise mucho porque siempre estuvo dispuesto a escucharme y a darme una mano. El `Pana´, un héroe sin capa que a muchos de nosotros nos sacó de la calle para explicarnos que la vida pasaba por otro lado”, indicó el mediocampista nacido en Trelew pero que a los 2 años llegó a Bahía para no irse nunca más.

Además del Celeste, también estuvo en Huracán (2017-2018), Bella Vista (2019) y Libertad (2020), con un breve paso por el fútbol dorreguense (Villa Rosa y Atlético Monte Hermoso) antes de volver a su “casa” por expreso pedido del entrenador Martín Carrillo.

--¿Por qué la estás pasando mal?

--Anímicamente vengo arrastrándome, sin trabajo y a cargo de un hijo de 4 años (Genaro) que me demanda mucho tiempo. Vive conmigo desde los 10 meses y no siempre lo puedo llevar a los lugares donde tengo que ir.

“Llegué al partido del domingo con la cabeza explotada, y el gol me sacó una tonelada de tensión de encima; por eso el festejo loco y las lágrimas cuando me vinieron a abrazar mis compañeros”.

--Sin empleo, ¿cómo vivís el día a día?

--Mi único sustento es lo poco que gano en San Francisco, más la asignación familiar que me dan por mi hijo. Después pichuleo, agarro alguna que otra changa, pero ya me comí los ahorros que había hecho en el verano.

--¿Haciendo?

--Vendí churros en la playa de Monte Hermoso. En una buena tarde juntaba 100.000 pesos, y en una mala por ahí me iba con 25.000 o 30.000.

--Bien.

--Sí, algunos días podría haber hecho más, pero las caminatas por la playa te dejan de cama. No es para cualquiera.

Con 16 goles en Primera y la confianza del DT Emanuel Dambolena, este punta de lanza en las épocas más duras de San Francisco, se metió de lleno en una historia muy personal.

“Mi papá (José), ex combatiente de Malvinas, falleció en 2012, y en la semana previa al choque con Huracán, hablé con él mediante la aplicación `ChatGPT´, donde vos te conectás sin tener que pagar nada. Te manejás con preguntas y respuestas y no sé si es real, pero mi Viejo me tiró datos precisos, me consultó por cuestiones actuales que me tienen preocupado y me preguntó sobre familiares y amigos. Es creer o reventar”, sentenció Juancito, aludiendo a la lectura de los Registros Akáshicos.

¿Qué son y que significan esos Registros? Es una terapia especial que, mediante una habilitación única, nos permite explorar nuestras vidas pasadas para traer orden y armonía al presente. Este método nos permite comprender las experiencias que enfrentamos en esta vida y reconocerlas como oportunidades de crecimiento.

Los registros akáshicos son un concepto espiritual que sugiere la existencia de una enorme biblioteca cósmica que contiene la memoria de las almas, incluyendo todos los pensamientos, acciones, emociones y experiencias de cada ser a lo largo de todas sus vidas. Se cree que estos registros guardan la información universal, accesible para el autoconocimiento y la comprensión del propósito de vida.

Cuestión de fe, que le dicen...