Bahía Blanca | Domingo, 28 de diciembre

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“Me siento Manu, cumplí el sueño del pibe”, confesó Fernando Bonino

Independiente ascendió a Primera y el tirador, a los 37 años, hizo realidad lo que vivía jugando en el patio de su casa, contra su hermano Leandro.

Fernando festeja con Carolina -su novia- la que está en las buenas y en las otras también. Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

Twitter: @rodriguezefe

Instagram: ferodriguez_

Todavía le cuesta entender que es real lo que pasó.

“Fue muy difícil responder tantos mensajes que recibí. Me sorprendió la cantidad de gente que se contactó: del básquet, del barrio, conocidos de otros ámbitos, hasta amigos con quienes había estudiado en la Universidad... Fue muy lindo”.

Fernando Bonino está cerrando una de las semanas más felices e intensas de su vida, después de convertirse en héroe con el doble que le dio la victoria a Independiente ,sobre 9 de Julio (72-71) y, en consecuencia, el ascenso a Primera.

Por contexto, lo que fue la definición del partido, de la serie y el premio que tuvo el triunfo, para Fernando resultó una experiencia inédita y, probablemente, irrepetible. .

Una definición en menores, convirtiendo un tiro desde mitad de cancha, había sido lo más cercano vivido como protagonista.

Participó de un ascenso jugando para Pueyrredón, a los 18 años, cuando en 2008 le ganaron a Napostá -penúltimo de Primera- por el segundo ascenso, tras haber subido directamente 9 de Julio.

“Estaba en el plantel, pero era muy chico”, comparó.

Bonino se formó en Pueyrredón, donde estuvo hasta los 19 años, cuando se fue a La Falda, tres años, otros tres jugó en Pacífico y regresó a La Falda en 2018. Ahí dejó de jugar, y se sumó a Independiente en 2023.

-Después de unos días, ¿cómo estás procesando lo vivido?

-Es todo muy lindo. Con todos los que hablo coincidimos que es de película; el sueño del pibe remontar cuando estás perdiendo y cerrar una serie, con el tiro del final lograr un campeonato, como lo vivimos nosotros (la Promoción). Fue muy emocionante y soñado.

-¿Cuántas veces viste el tiro y qué ves en cada reproducción?

-Y lo he visto varias veces... Veo la cara de la gente en la tribuna, gestos de jugadores... Me daba el tiempo para jugarla, provoqué el cambio de marca que es lo que quería, y al defenderme (Andrés) Almirón y darme un metro y medio dije: “Voy para el aro”. Busqué un pequeño contacto para buscar ese espacio de más, que no es con la misma energía de los 26/27 años, pero se dio, porque la ayuda no me llegó a tapar.

-Redondo...

-Me lo comparan con la palomita de Manu Ginóbili, je.

-Bueno, por estos días entonces te sentís Manu, je.

-¡Sí! Me siento Manu, un jugador NBA; cumplí el sueño del pibe que pica la pelota y juega solo contra el aro.

-¿Se te cruzan recuerdos de la niñez?

-Sí, es así. Viví el sueño del pibe, agarrar la pelota con los últimos tres o cuatro segundos, como cuando era chiquito: en el patio de mi casa (en el barrio Pedro Pico), donde hasta los 12 años tuvimos un espacio de cemento de cuatro por cuatro y el aro en la pared. Le jugaba a mi hermano (Leandro), que tenía dos años menos, a ver quién definía mejor esa situación con dos o tres segundos.

-¿Sos consciente de que hay pocos afortunados de poder cumplir estos sueños, más allá del nivel?

-Cuando volví lo hice para generar un buen equipo, pelear el campeonato. Y cuando con Javi (Musumeci) nos dimos cuenta que se podía más, nos propusimos ir por el ascenso. Era un propósito personal y grupal. Tuvo el plus de llegar a un quinto juego y en la última bola ser protagonista para darle el ascenso a un equipo que hacía cinco o seis años estaba entre los ocho o diez de Segunda...

-¿Qué pensaste cuando Santi Ruesga metió el doble y falta, que 9 de Julio pasó al frente 71 a 70?

-Antes que metiera el libre miré el reloj y vi que quedaban cuatro segundos. Ya pensaba que si metía quedábamos abajo por uno. Entonces iba a decirles a mis compañeros: “Me la dan y corro como pueda para llegar al otro lado”. En el tiempo muerto, inmediatamente asumí la decisión. Y se dio.

-¿Te gustan esas decisiones?

-A ver... Durante el año habíamos entrenado para que el Pollo (Juan Pablo Morán) defina esas situaciones. Pero estaba lesionado. En ese contexto, con los chicos que estaban en cancha, yo era el otro que quedaba con mayor carácter para asumir ese momento. Porque Juani (De Pástena) venía medio flojo con los libres, no teníamos base en cancha, por lo tanto también era un compromiso subir la bola y, por suerte, se dio.

-¿Te gustaría jugar en Primera?

-Sí, se lo dije a Javi. Me encantaría, obviamente entendiendo el contexto personal. Veremos hasta dónde podemos competir.

Mientras tanto, hoy domingo el plantel festejará –asado mediante- en el predio de Independiente.

“Vamos a recordar lo que pasó –contó Fer- y qué vio cada uno en ese momento”.

-Va a estar Manu.

-¿En serio? ¿Mirá? ¡No sabía!

-¿No dijiste que te sentías Manu, je?

-Ah, sí, claro, el Manu Bonino, je, je... ¡Qué lindo!