Bahía Blanca | Domingo, 13 de julio

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Cómo cambiaron los bahienses sus hábitos de consumo por la crisis

Compras por unidad, búsqueda de marcas más económicas y menor stockeo de productos son algunas de las estrategias que están aplicando gran parte de las familias de nuestra ciudad ante la crisis.

Fotos: Pablo Presti-La Nueva.

La disparada de los precios de los últimos meses impactó en los hábitos de compra de los bahienses.

Después de tres meses seguidos con dos dígitos de inflación y una suba acumulada del 70% en el trimestre, la mayoría de los consumidores se vieron obligados a recalcular sus presupuestos y los cambios ya se sienten en las góndolas de los supermercados.

Compras por unidad, búsqueda de marcas más económicas y menor stockeo de productos son algunas de las estrategias que están aplicando gran parte de las familias de nuestra ciudad.

Supermercadistas bahienses dan cuenta del nuevo panorama de consumo, en el que la variable precio pasó a tener un rol casi excluyente, con un cliente que concentra sus compras en lo que considera indispensable.

Curiosamente, según señalan, la aceleración de la inflación que hasta hace unos meses llevaba a muchos consumidores a buscar cubrirse stockeándose de productos no perecederos -desde aceite y arroz hasta papel higiénico- ahora está generando el efecto inverso con compras prácticamente diarias. 

Detrás de este cambio de hábitos se encuentran respuestas de proveedores para mover sus productos, ofreciendo importantes bonificaciones, lo que permite que, a lo largo del mes, se encuentren en los supermercados distintas ofertas.

Otra modificación en la conducta, que se masificó en el último tiempo, es el cambio de marca, dado que los consumidores se encuentran más abiertos a probar productos más económicos, inclinándose en segundas o terceras marcas o bien a las propias de los supermercados.

En cuanto a los momentos en que la ciudadanía compra, se afirmó que el pico de ventas se da en las primera dos semanas del mes, cuando la mayoría de las personas perciben sus salarios, y luego vuelve a crecer cuando cierran las tarjetas de crédito. 

Dos impresiones en la misma línea

Fernando Heredia, gerente de Compras de la Cooperativa Obrera, y Javier Báncora, propietario de la cadena de supermercados “La Banderita”, coincidieron en las modificaciones de consumo de los bahienses y en vislumbrar que en los próximos meses debiera imponerse la estabilidad de precios. 

“En lo referente a artículos de almacén, perfumería, limpieza y bebidas se comenzó a revertir lo que sucedió en enero y febrero, donde las ventas cayeron bastante, y en estos tres últimos meses comenzaron a equilibrarse”, señaló Heredia sobre la cooperativa con mayor cantidad de asociados del país y que tiene presencia en más de 70 localidades de 7 provincias argentinas.

“En lo que a nosotros respecta, no hemos tenido caída en la facturación interanual. Pero sí hemos vivido algunas particularidades para lograr que se mantenga estable en tiempos de crisis”, manifestó Báncora, que hace 29 años inauguró el primer local en Villa Rosas y hoy tiene 7 sucursales distribuidas en distintos barrios de la ciudad, con un centro de distribución propio inaugurado este año.

Y añadió: “Cuando notamos que el ticket promedio comenzó a caer, tuvimos que agudizar el ingenio para atraer más gente a los supermercados. Eso se logra con ofertas puntuales o promociones, ya sean propias o bancarias. Buscamos tener un poco menos de rentabilidad para poder ofrecer precios más tentadores. Y con eso hemos logrado mantener los volúmenes de ventas generales”.

Heredia manifestó que en las sucursales de la Cooperativa también se notó un cambio en el comportamiento consumista.

“La gente ya no realiza las denominadas compras mensuales o quincenales. Hay mucha más emisión de tickets con menos productos. Eso significa que opta por ir más veces al supermercado y comprar lo que necesita para el día”.

Báncora coincidió en que las compras se basan estrictamente en lo esencial.

“Ya no hacen compras grandes. Hoy se va más veces al supermercado y en esa visita compran lo estrictamente necesario o lo que encuentra en oferta. O bien va los días que tiene alguna promoción de reintegro con su banco, que tracciona bastante. En esto también influyó que la inflación esté relativamente estable. Hoy no hay prácticamente variaciones de precios de principio de mes o a finales”.

Y amplió: “Todo esto no es de ahora. La realidad es que el país viene con inflación sostenida desde 2004-2005 y la gente se va adaptando a esa situación. Por ejemplo, en algunos momentos, era negocio llenar el carro a principios de mes, porque a medida que avanzaba el mes, esos productos iban aumentando al ritmo de la inflación. Hoy ya no lo es. Hoy parece ser que lo más inteligente es comprar poco e ir más veces al supermercado”.

Ambos coincidieron que la competitividad entre proveedores y en supermercadistas está contribuyendo a que el cliente encuentre productos a menor precio.

“Al haber menos volumen de ventas en forma natural, hay que agudizar el ingenio para atraer clientes. Hoy todos los supermercados estamos compitiendo con ofertas. Y la gente ya no centraliza en un solo lugar sus compras, sino que compra los productos que precisa en el comercio que lo tiene más barato”, opinó Báncora.

“Las principales marcas también se han dado cuenta que una vez que la gente prueba segundas o terceras marcas y percibe que la calidad es similar, difícilmente vuelva a consumir la más conocida. Eso también ha incidido en estas bonificaciones fuertes que están aplicando. Y eso también genera una cadena, porque cuando una marca principal aplica bonificaciones para un determinado producto, al mes siguiente, la competencia, hace lo mismo para no quedar atrás en las ventas”, dijo Heredia.

Otro hábito que cambió con la inflación fue la inclinación de los consumidores a marcas alternativas o propias.

“Otra de las cosas que vemos es que la gente se volcó decididamente a las segundas o terceras marcas. Pero es una situación que se suele ver en los picos de las crisis. No es algo nuevo. La diferencia es que, hoy en día, las segundas o terceras marcas no tienen menos nivel o calidad que las primeras. Simplemente no tienen el packaging, la publicidad o el marketing que la más conocida”, señaló Báncora.

“También hemos percibido un incremento fuerte en la venta de las marcas propias. Los argentinos somos muy “marquistas” y siempre vamos hacia el producto más conocido, pero esta crisis ha llevado a cambiar un poco ese paradigma y el cliente se da cuenta que las marcas propias también son de muy buena calidad y se pueden adquirir a mejor precio”, manifestó Heredia.

Y agregó: “Otro dato es que, en una familia de productos, el que más se vende por amplio margen es el que está en oferta, sin importar la marca”.

¿Habrá estabilidad?

Luego de soportar incrementos en los primeros meses de este año, las recientes listas de precios comenzaron a llegar sin aumentos.

“Llegaron algunas listas de precios a la baja, pero no son mayoría. Lo que hacen los proveedores es dar bonificaciones, que no quieren decir que los precios bajen. Sino que ese producto se puede vender más barato ese mes”, explicó el fundador de “La Banderita”.

“Los precios no han bajado. Lo que están haciendo los proveedores es realizar bonificaciones sobre los precios de listas. Ningún proveedor ha retrotraído precios, sino que van aumentando el porcentaje de descuento de distintos productos que no han tenido salida. Eso se está viendo bastante en marcas importantes, por el simple hecho de que habían aumentado mucho y la gente dejó de comprarlas. Por ese motivo, les quedó mucho stock que ahora tienen que mover de algún manera”, amplió Heredia.

En ese sentido, “La Banderita” apuesta a bajar rentabilidad y a negociar con los proveedores por compra de mucho volumen.

“Esa es la ventaja de tener un centro distribución propio, ya que compramos para abastecer a las 7 sucursales. Y muchas veces se combinan las dos cosas: nosotros reducimos el margen de ganancia ante un producto que ya bajó su precio de lista. En esos casos, el precio queda como si fuéramos un mayorista. De hecho, muchas veces nosotros vendemos más barato que un mayorista”.

¿Quién tiene el poder?

La ley de la oferta y demanda comienza a jugar un rol relevante en los precios de los productos de primera necesidad.

“Para mí, la principal herramienta de regulación de precios la tiene el consumidor. Considero que el mercado tendrá un sinceramiento en los próximos meses y los precios tenderán a estabilizarse. El año 2023 fue durísimo. Después de cada elección se produjeron aumentos muy grandes e impactaron directamente en el bolsillo del consumidor. Eso sucedió porque muchas empresas subieron sus precios por demás, para cubrirse las espaldas. Por ese motivo, las ventas se deprimieron y hoy tienen que bajar sus precios o al menos mantenerlos”, opinó Báncora.

“Así como los precios no han bajado, los que recibimos este mes no han variado demasiado al mes pasado. Da la sensación que comenzó un proceso de estabilización, en el que no se modificarán demasiado, principalmente porque si suben, la gente no compra”, señaló Fernando Heredia.

Con el dólar estable, la única variante que podría producir incrementos en los artículos es el valor de los combustibles.

“Muchas empresas aprovechaban cualquier argumento para aumentar los precios. Y hoy no quedan tantos pretextos, porque el dólar se mantiene estable y las tasas de interés están a la baja, por lo que ya no conviene tener la plata ahí. Hay que salir a la cancha a competir. Por eso creo que si no sucede nada raro, los próximos meses deberían ser de estabilidad”, señaló Báncora.

Y amplió: “El último gran aumento fue en enero, que fue del 20%. A partir de ahí decrecieron. En febrero fueron del 10%, en marzo no superó el 7% y en abril prácticamente no aumentó. Este mes puede haber uno muy pequeño por el último aumento de la nafta, pero estimo que no superará el 4%”.

“Obviamente que el transporte tiene una incidencia enorme y pueden variar un poco por ese motivo. Pero la realidad indica que se está imponiendo la demanda. Si no hay demanda, los productos no se venden y a nadie le sirve tener la producción frenada”, señaló, por su parte, Heredia.

Las importaciones

El Gobierno nacional anunció días atrás la apertura de importaciones de los productos de la canasta básica tras los fuertes aumentos de los alimentos, en un contexto de alta inflación. 

Entre los productos que se van a poder importar figuran desde carnes, pescados, lácteos, infusiones (como yerba mate y té), frutas, nueces, dátiles, harina, semillas de trigo, cacao, maíz, preparaciones alimenticias como pastas, salsas y panificados, bebidas sin alcohol y cervezas. 

Sin embargo, tanto Heredia como Báncora coincidieron en afirmar que es difícil que se logre modificar el rumbo del sector.

“No creo que la apertura de las importaciones impacte demasiado en el mercado. Nuestra política es apoyar a los productores nacionales, y sobre todo a los locales y regionales. Los productos importados que se encuentran en la Cooperativa son aquellos que no tienen producción en el país, como puede ser atún, palmitos o ananá”, señaló el gerente de Compras de la Cooperativa Obrera.

Báncora siguió esa misma línea.

“No creo que el tema de los productos importados modifique el amperímetro de lo que estamos viviendo. Dudo mucho de que se consigan, como se publicó en algunos medios, un 75% más barato que los productos locales. De hecho, la industria alimentaria argentina es barata comparada con otros países”. 

“E importar alimentos tiene sus riesgos, porque corren los tiempos de vencimientos. Si un producto que yo facturo hoy, me llega dentro de 15 días, ya perdí 15 días de posibilidad de venta en un producto que capaz que vence a los tres meses”.

Una encuesta reveladora

Apenas 3 de cada 10 consumidores pudo mantener sus hábitos de compra en medio de la crisis económica. Los datos surgen de una encuesta privada e indican, también, que el 70% organiza sus compras en funciones de ofertas, promociones y descuentos.

Es la principal conclusión a la que llegó un reciente estudio realizado por la consultora especializada en consumo masivo, Kantar, en el que también se detallan nuevos rasgos de cómo deciden los consumidores en la actualidad. Segundas marcas, descuentos y promociones son, por estos meses, los ejes clave en la retención y atracción de clientes, con un poder adquisitivo cada vez más menguado.

La compañía realizó una encuesta a nivel país para entender cuáles son los cambios en los hábitos de consumo de los argentinos en medio de un escenario de crisis económica según la cual más de la mitad de los consumidores manifestaron haber cambiado sus hábitos de consumo, “resignando marcas y productos preferidos para dar espacio a opciones más económicas”.

En ese sentido, el 51% de los encuestados declaró haber dejado de comprar sus marcas preferidas para cambiarlas por otras más económicas mientras que el 52% afirmó haber optado por otras categorías más económicas en lugar de los productos que habitualmente consumía.

Si bien el 55% de los consumidores manifestó comprar solamente lo que necesita, las promociones juegan un rol destacado en la organización de las compras: se adquieren productos para aprovechar las ofertas (especialmente en los segmentos altos) y se planifica alrededor de los descuentos disponibles.

Los resultados de la encuesta complementan otros datos que se conocen sobre el consumo masivo. Particularmente indica que la caída de ventas en los supermercados arrojaron un derrumbe de 13,8% en enero. Esa merma fue algo menor, según estudios privados, en los autoservicios y comercios de cercanía, donde la corrección de precios fue relativamente menor ya que en ese canal de comercialización no se encontraban disponibles los precios del programa acordado por supermercados y fabricantes con el Gobierno, lo que generó una concentración de ventas en las grandes superficies.

Tras la caída de de esos acuerdos, se recompuso el “equilibrio” tradicional de ventas entre canales, lo que afectó negativamente a los supermercados.