Bahía Blanca | Domingo, 06 de julio

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Un paseo que se convirtió en el patio de decenas de barrios bahienses

El “Paseo de la Mujer” cumplió 30 años. Fue el inicio de un espacio lineal de poco más de 3 mil metros, que le dio vida a un lugar hasta entonces en desuso.

Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.
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Audionota: Romina Farías

Todo empezó con una rosa. Colocada en el tramo de un camino jamás construido.

Más precisamente en la intersección de calles Florida y Guido Spano. Esa obra, impulsado por un grupo de mujeres reunidas en la agrupación Identidad, significó la creación del “Paseo de la Mujer”, un bosque de la cultura creado como tributo a cien mujeres que contribuyeron a mejorar la ciudad. 

El elemento que identificó el lugar fue una rosa hecha de material, colocada a nivel de piso sobre una base circular de hormigón, en la cual se grabó el nombre de cada una de esas protagonistas y se plantaron 101 árboles, ejemplares de plátanos, robles, fresnos, acacias y paraísos. 

Quedó así ocupada una plazoleta triangular de casi cuatro hectáreas, a la que se sumó luego un Bosque de la Paz y que con el tiempo se convirtió en el inicio de un paseo lineal de poco más de 3 mil metros, transformando un espacio hasta entonces en desuso y sin destino en un gran patio para los habitantes de las decenas de barrios ubicados en sus bordes y para quienes llegan desde otros puntos, atraídos por la calidad paisajística del lugar.

Un camino de cintura

Conocido hoy como Paseo de la Mujer o Paseo Cuyo –entre calles Florida y Don Bosco--  se fue consolidando a partir de esa primera intervención, a lo largo de una franja de terreno de 90 metros de ancho (promedio) y un camino central pensado como bicisenda.

El rojo, el trazado jamás concretado del Camino de Cintura.

Esa particular franja de tierra estaba disponible como consecuencia del fallido Camino de cintura, una obra que durante 40 años esperó en vano su concreción por parte de Vialidad Nacional. 

El primer proyecto es de 1937 y buscaba dotar a la ciudad de una calle que rodeara a la ciudad, formando un cuadrado por lo que hoy es la avenida Juan Manuel de Rosas, pasando por detrás del cementerio y seguía a la altura de calle Don Bosco hasta la zona portuaria. 

En 1956, con la obra todavía en espera, Vialidad modificó el trazado y uno de sus tramos es precisamente el sector que hoy ocupa el paseo. El camino contemplaba dos vías de circulación rápidas separadas por un cantero y a sus laterales dos calles colectoras. En el recorrido se ubicaban rotondas cada 500 metros. 

En los 60 el complejo lejos estaba de ser de circunvalación, sin embargo se justificó mencionando que sería “un desahogo para el tránsito”, evitando tener que cruzar el centro.

“Funcionará como la avenida General Paz”, señaló este diario. 

En los 70 finalmente la obra quedó descartada y esas tierras quedaron sin destino. Fue entonces que la municipalidad se anticipó a cualquier uso indebido y también a posibles usurpaciones.

Los protagonistas

“El Paseo es parte del viejo camino de cintura, para lo cual Vialidad había adquirido varios terrenos, algunos de los cuales comenzaron a ser ocupados. Por eso decidimos desde el municipio construir las colectoras, dejando libre el área donde iba a ir el resto del camino, el cual ocupamos con una bicisenda y el espacio comenzó a tener un uso”, apunta hoy Jaime Linares, el intendente que impulsó esa intervención. 

También recuerda cómo se fue potenciando aquel primer Paseo de la Mujer.

“Le pedí a Enrique Jaratz, directivo del Banco del Sud, si podía colaborar con la construcción de una fuente, con un murete y una propuesta de agua muy atractiva. Lamentablemente funcionó poco tiempo y quedó fuera de servicio”, añade.

Esa fuente ha sido reconvertida hoy en un “anfiteatro salsero”, donde cada fin de semana se reúnen decenas de parejas a bailar salsa.

Plaza de los Lápices.

El arquitecto Horacio Miglierina, creador de aquella primera rosa, recuerda que la misma fue demolida cuando se construyó la rotonda actual, quedando únicamente el monumento a la mujer, obra de Mariana Aráoz inaugurada en 1999. 

“Es una pena que no haya ninguna referencia a las mujeres a las que se homenajeaba”, señala.

El paseo se consolida

Es simple verificar el impacto favorable que ha tenido el paseo en todo su recorrido –hoy desde Florida a calle Don Bosco-- , un parque de características muy ricas desde lo estético y paisajístico, con lugares de sombra y lugares de sol, un adecuado equipamiento y una buena iluminación. 

Los fines de semana el lugar se ve desbordado por familias con sus reposeras y mesas, adolescentes, niños, gente caminando, en bici, disfrutando de la amplitud y lo ameno del lugar. 

A lo largo de su recorrido se han ubicado distintos monumentos, a los héroes de Malvinas, la Plazoleta de los Lápices, a la memoria del premio Nobel bahiense César Milstein y al submarino ARA San Juan. 

Pero además el paseo se enlaza con el parque de Mayo, se continúa en las márgenes del arroyo Napostá y se hermana con el Paseo de las Esculturas.

Se dispone así de un circuito recreativo que ha modificado el funcionamiento de la ciudad, alentando la práctica de actividades al aire libre, generando un lugar de encuentro como no existía y dando cuenta de la importancia que para cualquier centro urbano tiene este tipo de espacio.