Alejandro Navallo: “Creo que es uno de mis últimos años con la Primera”
Es el mismo Colorado, pero distinto. Habla en presente y futuro, siempre, claro, vinculado a Bahiense del Norte.
Ingresó en La Nueva Provincia en 1995. Trabaja en la sección Deportes y fue colaborador en Regionales y Locales de este mismo medio. Se especializa en básquetbol. Formó parte del staff de la revista Encestando y Zona de Básquet durante 10 años. Tuvo experiencia en el programa Radial Contrabásquet, en Radio La Red.
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Alejandro Navallo viene procesando un cambio en su exitosa carrera. Admite que va sintiendo el paso de los años. Por momentos habla con un dejo de resignación, hasta que le aflora su temperamento, su fuego sagrado, la competitividad y se olvida: "Estoy muy motivado", tira.
Claro. Tiene con qué. Porque Bahiense del Norte se reforzó convenientemente para dar un salto y posicionarse en el lote de arriba, en el torneo que comenzará el jueves 14 de septiembre.
—¿Cómo te cayó el retraso de torneo?
—Yo era uno de los que pensaba que debía retrasarse, porque se está jugando dos veces por semana las categorías formativas. Se hizo así antes de las vacaciones y me pareció bien porque no había torneo de Primera, pero en agosto prácticamente se juega martes y miércoles. En nuestro caso no tenemos la cancha porque somos locales o, cuando somos visitantes, yo dirijo esas categorías.
—¿Qué te dejaron los partidos de preparación?
—Como todo equipo que está en formación noté mucha voluntad y ganas. Estos partidos no son para tener demasiado en cuenta, primero porque son los primeros y segundo porque no hacía mucho que estábamos entrenando como equipo. Es un plantel que se conoce, pero le metimos dos internos nuevos, más allá que Eddie (Roberson) volvió más definido como cuatro y Juampe (Hollender) que se tiene que adaptar. Creo que estamos con más rotación y mejor juego interno que otros años, pero igual en el perímetro.
—¿Estás más tranquilo con lo que armaron respecto de la temporada pasada?
—Uno siempre aspira a tener todo bien cerrado y noto que es un equipo a conformar, para trabajarlo. Pero sí, es lo que pretendíamos, reforzar el juego interior. La idea del club siempre es mantener a los chicos y este año tenemos a un par de juveniles, más un cadete que pienso que van a entrar en la rotación. La idea es no sufrir como los últimos años, pero la realidad es que el campeonato te pone en el lugar que tenés que estar. Los últimos años estuvimos en el segundo pelotón: éramos capaces de ganarle al campeón Napostá y perder con Bahía Basket, que descendió. Eso hay que revertirlo, siendo un equipo que puede ganarle a cualquiera y no perder con cualquiera. Mi mayor anhelo es que les hayan servido los últimos dos o tres años a chicos de los cuales esperamos mucho de ellos y queremos que se afiancen como jugadores de Primera, más allá de la edad.
—¿Tu exigencia es progresiva o no la medís?
—La verdad que uno no la mide, le va exigiendo al jugador en función de lo que considera puede dar. Por ejemplo, de Augusto Lamonega espero mucho y ha respondido, con errores y aciertos, propios de la edad. Aspiro a que los errores no los repita y él está trabajando para eso. En general pretendo que todos den un paso adelante. A veces hay que aumentar la exigencia, porque el torneo lo va a demandar. Hay muchos equipos que se reforzaron.
—¿Qué te motiva hoy después de dirigir tantos años y en el mismo club?
—Hay un montón de cosas. El otro día fui a dar una charla a los jueces, me miro todo del Mundial, anoto y veo cosas nuevas, soy un apasionado. También es cierto que estoy disfrutando de los últimos años. Veo que a veces me cuestan algunas situaciones.
—¿Cuáles?
—Y... Cuando te cuesta ir a dirigir, es igual que cuando al jugador le cuesta armar el bolso. No me está pasando este año, pero en mi cabeza ya tengo la idea de poder cambiar algunas funciones en el club, dejar de lado alguna categoría y dedicarme a una coordinación, a técnica individual... Me veo más en la parte de enseñanza, me gusta mucho la técnica individual, las clínicas, los campus...
—¿Es propio de haber conseguido muchos resultados o el desgaste de los años?
—Desde que ascendimos con Velocidad en el ’92 a la actualidad son 30 años consecutivos. El torneo local de Bahía es muy competitivo, las formativas, todas las ligas que jugamos, más las selecciones, eso, sumado a mi temperamento y que me gusta ganar, supongo que a mi edad me está pasando factura. Entonces, a veces me siento un poco cansado, sí me veo en otras funciones dentro del básquet. Igual, si bien creo que es uno de mis últimos años con la Primera, estoy muy motivado.
—Vas a tener que convencer a los dirigentes de Bahiense.
—Es que en Bahiense tengo para cumplir otras funciones. La Primera siempre me motiva.
—¿Hoy más que los chicos?
—Es que siempre trabajé la tira. Entonces, fui mechando chicos y haciéndolos debutar en Primera, como pasó el último tiempo como Lamonega, Luengo, Lambertucci, Mandolesi...
—¿Lo que te está pasando te hace menos exigente o tomar de otra manera las cosas con el jugador?
—Realmente, sí.
—¿Es bueno o malo no ser el que siempre fuiste?
—Es que, vos sabés que tengo un chip de exigencia, compromiso, ganas de ganar con el equipo y me gusta que los jugadores respondan igual. De todos modos, existe un cambio generacional y de la sociedad, por lo que no todo el mundo va por ese camino, y hay que aggiornarse. Mi exigencia siempre fue muy fuerte y cuando veo que la cosa va por otro lado me hace bajar un cambio y, como decís vos, en ese caso no soy yo.
—¿Frente a este cambio tuviste que modificar hábitos y forma de llegarle al jugador?
—En divisiones formativas hace años que cambié muchísimo la exigencia y también en la cantidad de jugadores que utilizo. Pero bueno, hay chicos que después quieren cambiar de puesto; ahora también, que el club no es dueño del pase, se te van, generalmente a otro nivel superior. Y en Primera he cambiado también, buscando consenso con el jugador, porque si bien los jugadores cobran, no es un nivel profesional y la mayoría estudia o trabaja. Otro tema es que cuando empecé a dirigir tenía 30 años y los chicos 16/17 años, ahora sigo dirigiendo chicos de 16/17, pero con 61. Cambiaron los tiempos. Por ejemplo, ahora le mando un mensaje a un chico y me responde con un dedo para arriba, je.
—¿Te molesta eso, je?
—¡No, je! Yo también le mando sticker, je. Tengo buena relación. Inclusive, a veces los hago reír contándoles anécdotas y demás. Pero bueno, son muchos años, inclusive ocupando los fines de semana, y a esta altura ya quiero disfrutar de otras cosas y alejarme un poquito de la tremenda competencia que significa dirigir en Bahía.
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