Bahía Blanca | Viernes, 27 de junio

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Mauricio Vago: "Hay un equipo que rompió el chanchito y está un escalón arriba de todos"

El técnico de Liniers contó que le costó armar el plantel, asumió que es otro "equipo" y entendió que se partirá la tabla.

Mauricio Vago tiene la vara alta. Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

Twitter: @rodriguezefe

Instagram: ferodriguez_
 

 

Liniers hizo un profundo recambio en su plantel que jugará en Primera, llevando a varias "figuritas difíciles" para reemplazar a quienes se fueron. Ahora será responsabilidad del entrenador Mauricio Vago formar un equipo protagonista, como es costumbre en los últimos años.

A pesar de salir fuerte al mercado, para el DT significó un desgaste la conformación del plantel, como sucedió en la mayoría de los casos, a partir de la euforia generalizada (y exagerada) que potenció a muchos jugadores. 

—¿Te costó armar el plantel?

—La verdad que cuando terminamos la temporada anterior, de manera que no esperábamos porque éramos más ambiciosos, sabíamos que habría una reestructuración del equipo, porque ya había varios jugadores que no sabían si podían continuar, siendo los casos más claros los de (Gastón) Diomedi y Agustín (Dottori). Y la verdad que no fue fácil armar el equipo. Los jugadores escuchan a todo el mundo y están abiertos a cualquier propuesta. Sí terminamos cerrando a casi todos los que pretendíamos. Esa es una realidad. A Segundo (Vasconcelo) lo queríamos y lo concretamos; a Franco Ferrari y Alejo Agulló se lo habíamos planteado el año anterior y priorizaron quedarse en San Lorenzo; Mauro Miérez nunca quisimos que se fuera y por una cuestión económica y que era de Olimpo terminó cambiando, pero pudimos recuperarlo.

—Perdón, te faltó Tardío.

—El chico Tardío era una apuesta, pero no se presentó a entrenar y estamos a la espera de tomar una decisión con los dirigentes.

—¿En caso de no incorporarse van a buscar reemplazante?

—No. Lo reemplazaremos con algún chico del club, sumado a que Agustín (Dottori) comenzó a entrenar nuevamente, sin tener tanta responsabilidad, considerando su situación laboral y familiar. Y está entrenando, de la mejor manera, Franco Marinsalta, quien no tiene la decisión tomada. Ahí completaríamos las ocho fichas mayores. Por eso, estoy contento con el plantel que terminamos armando.

—Es extraño lo que me decís de la dificultad para armar el equipo, considerando que Liniers históricamente ha tenido solvencia económica. ¿Esto habla de un cambio de modalidad en los manejos del torneo local?

—Cuando los jugadores dicen que escuchan a todo el mundo no sé si es por una cuestión de respeto o porque abren el paraguas y especulan con poder encontrarse con alguna sorpresa de un equipo que rompa el mercado. Creo que hoy evalúan mucho los compañeros y el entrenador que van a tener, también si pueden ser competitivos, entonces, a veces se hace difícil armar el equipo. El jugador te pregunta con quién va a jugar, pero por alguno hay que empezar para ir a buscar a otro. En Liniers, por suerte, todavía tenemos ese poder, a veces desde lo económico y otras desde lo basquetbolístico siendo competitivos, para poder atraer algún jugador.

—¿Desgasta prolongar demasiado la negociación y genera cierta duda respecto del jugador, o una vez que da el “sí” entendés que está plenamente comprometido?

—Hay un poco de las dos. Yo fui jugador y cuando hablaba con alguien trataba de contestarle lo más rápido posible para no tenerlo en espera. Pero hoy hay que entrar en esta dinámica de escuchar al jugador, tenerle paciencia, llamarlo diez veces, dejarle mensajes, ser insistente... Así se regula y maneja el mercado. Entonces, si uno es impaciente o se enoja con el jugador por toda la espera que le generó, cuando logra contratarlo va a tener un problema grande.

—Me dijiste que en el torneo anterior los pusieron donde tenían que estar. ¿Los dirigentes de Liniers se inquietan cuando no están arriba?

—Sinceramente, el año pasado en el playoffs sufrimos la lesión de Gastón (Diomedi), la expulsión del Flaco (Banegas), a Catete (Mariano Castets) lo habíamos sumado porque se nos habían ido tres fichas juveniles y jugó casi siempre con alguna molestia saliendo a tapar agujeros, y terminó jugando casi 35 minutos. Pueyrredón en ese momento nos ganó bien. Conscientes de que teníamos que renovar el plantel, cuando terminamos la temporada el único que quedaba era yo. A partir de ahí volvimos a armar el plantel, como para poder estar otra vez en la conversación. Tanto Nacho (Dignani) como Juan Carlos (Lema) y a otra gente que colabora, les gusta estar arriba, pero no manifiestan ninguna obligación. El año pasado perdimos y a la semana estábamos comiendo un asado. Se prioriza mucho la parte humana y tratamos de mantener la línea.

—Con un grupo tan heterogéneo por la cantidad de jugadores que se sumaron, ¿el equipo lo intentás armar a partir de lo humano o lo deportivo?

—Mirá, en la primera charla que tuve con el plantel les dije que para lograr objetivos lo primero que teníamos que formar era un gran grupo humano. Anteriormente, si bien ser campeón ayudó, era un grupo humano fenomenal, lo cual no quiere decir que eran todos amigos. Se trata de formar un grupo para pasar bien los entrenamientos, disfrutar los partidos, apoyar a un compañero en un momento malo y todo eso te hace más fuerte. A partir de ahí, construir un equipo que juegue bien al básquet y tenga una identidad.

—Tienen mejor plantel que la temporada anterior.

—Creo que más largo, completamente distinto en cuanto a la versatilidad, con jugadores que pueden jugar en muchas posiciones: son de muy buen tamaño y más jóvenes, a eso apuntábamos. Eso me permite entrenar mejor, porque con un equipo corto y grande de edad los tenía que cuidar mucho. No sé si entrenar más tiempo, sino más intenso.

—¿Con las características del plantel anterior tenías que ponerle el freno de mano a tu trabajo y ser contemplativo, inclusive, sin poder desarrollar el juego que te gustaba?

—No era contemplativo a la hora de entrenar, sí tenía que cuidarlos a la hora de entrenar porque si los mataba (sic), después no iban a rendir o podía generarles lesiones. Pero el grupo anterior nunca puso un freno a la hora de entrenar. Ahora puedo arriesgar un poco más.

—¿Este equipo, por encima de los resultados obtenidos con el anterior, se adapta mejor a lo que te gusta o te amoldás al material?

—Para mí es indistinto. Si bien hay cosas que no se negocian, con el equipo anterior había acciones que no las podía realizar, porque lo hubiese pagado. Considero que el entrenador debe adaptarse al material que tiene o que puede armar el club, según el presupuesto.

—¿A qué va a intentar jugar este Liniers?

—Algunas cosas vamos a mantener, como intentar defender fuerte. Arriesgaremos más. Tenemos jugadores que pueden defender en varias posiciones.

—No tienen un cinco definido.

—Claro, hasta Juli (Marinsalta) en alguna acción de cambio defensivo puede aguantar a un base. Entonces, podremos arriesgar en defensa y en ataque trataremos de ser dinámicos, que pase la pelota por todas las manos.

—Será un equipo para jugar más bien de frente, ¿no?

—Sí, por características de los jugadores vamos a jugar más de frente que de espaldas, aunque tenemos algunos que pueden sacar ventaja en el poste bajo. Pero no tenemos el cinco dominante que puede estar de espaldas todo el tiempo.

—¿Quién la va a tirar?

—Je, je, je. Tenemos varios que pueden tomar responsabilidades. Segundo (Vasconcelo) y Franco Ferrari son chicos jóvenes que tuvieron un muy buen año y a la hora de entrenar están cumpliendo; tenemos un base natural como Mauro (Miérez) que reparte el juego y sabe a quién buscar y cuándo, eso es una garantía para nosotros. Y es sabido lo que pueden darnos Joaquín (Larrandart) y Julián (Marinsalta). Con esto, sumado a si Agustín (Dottori) se pone bien, está contento y puede colaborar jugando menos minutos, aunque siendo líder desde otro aspecto, creo que podemos estar prendidos arriba.

—Si pasa todo eso será difícil que pierda Liniers.

—Somos optimistas de que podemos ser un equipo muy competitivo para pelar arriba.

—¿Solo por los nombres que sumaron tienen la obligación de pelear arriba?

—Nosotros queremos, aunque si es por nombres hay un equipo que rompió el chanchito y está un escalón arriba de todos.

—¿Decís que 9 de Julio estará por encima del resto?

—No sé, hay que ver a la hora de jugar... Por nombres tienen tres jugadores (José Gutiérrez, Franco Amigo y Ramiro Heinrich) que exceden la categoría, por más que sean grandes. Hay que ver cómo se ensamblan.

—¿Si ustedes hacen bien las cosas no dependerán de nadie?

—Me parece que la tabla va a estar partida. Pero esta lectura es por nombres; el año pasado que a San Lorenzo nadie lo ponía en la final terminó haciendo un campañón. Hay que ver cómo se acomoda cada uno.

El plantel

Julián Marinsalta, Joaquín Larrandart, Segundo Vasconcelo (ex Pueyrredón), Mauro Miérez (ex Olimpo), Alejo Agulló (ex San Lorenzo), Franco Ferrari (ex San Lorenzo), , Mateo Montes, Santiago Ponzoni, Mateo Cruglak, Sebastián Dutari, Genaro Groppa, Francisco Cruz y Leonardo Tardío (ex Villa Mitre, en duda).

También están entrenando Franco Marinsalta y Agustín Dottori (ambos con posibilidades de integrar el plantel) y Mariano Pizzo, este último, en principio, sin idea de volver a jugar. En tanto, Santiago Gattari a fines de este mes irá a una prueba a San Martín de Corrientes y en caso de regresar, continuará en el plantel. DT: Mauricio Vago.

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