Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Pedro Rossi va por la revancha: "Me cambié de Universidad porque quiero jugar y competir"

El alero bahiense dejó St. Bonaventure, de la NCAA I, y se sumó a los Golden Eagles, de la división II. Junto a Ramiro Santiago y Mateo Fernández Solari representará a la ciudad en la meca del básquetbol universitario.
 

Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

   Cuando un joven toma la decisión de continuar su carrera —y su vida— en una Universidad de los Estados Unidos el objetivo es múltiple y tanto la parte académica como la aventura por lo desconocido tienen un peso importante a la hora de armar el bolso.

   Sin embargo, el motor está asociado a la pasión, esa que acompaña a cada uno desde sus primeros años de vida y que en este caso está íntimamente relacionada con el básquetbol.

   Pedro Rossi tomó la decisión de emigrar el año pasado, cuando surgió la posibilidad de ser parte de un equipo de división I de la National Collegiate Athletic Association (la NCAA, según su sigla en inglés), la liga más importante del mundo a nivel juvenil.

   St. Bonaventure, en el estado de Nueva York, le abrió las puertas tras un breve pero alentador paso por la DME Academy, en Daytona Beach.

   Su cursado fue de menor a mayor hasta superar las expectativas. Pero el básquetbol lo dejó con un sinsabor. Le faltó algo. Y ahora lo va a buscar con más entusiasmo que nunca.

   “El cambio de Universidad lo busqué porque quiero jugar más y competir, tener oportunidades. Acá hay un entrenador al que le gusta mi estilo de juego y mi físico porque puedo defender afuera, en el perímetro, y también abajo del aro; no hay otro jugador así en el plantel. Creo que puedo aportar mucho de ese lado”, le contó Pedro a La Nueva..

   “Esta es una aventura completamente distinta, compañeros nuevos, profesores nuevos, pero sabía que si seguía en St. Bonaventure iba a ser muy difícil jugar; eso lo tenía claro”, argumentó.

   El alero, que cumplió 20 años en marzo, fue formado en Bahiense del Norte y disputó apenas tres partidos en toda la temporada 2021-2022: muy poco para lo que venía acostumbrado a hacer, con torneos de diferentes niveles en el tricolor y una parva de títulos junto a una camada gloriosa que incluyó, por ejemplo, al base Emanuel Fernández, su ladero en cada entrenamiento en Salta 28.

   Pedro entró desde la banca ante Duquesne University, University of Rhode Island y Richmond University y sumó 3 minutos en total, sin aportar en ningún rubro estadístico.

   “No estaba progresando, no veía un futuro jugando ahí, es la verdad", aseguró.

   "En esa Universidad se manejan mucho con los nombres, los seniors ocupaban casi todos los minutos y era todo muy individual; yo no comparto esa ideología. Yo era prácticamente un sparring en el equipo, mencionó.

   Lógicamente, la idea fue madurando durante la temporada, aún antes de su finalización y del regreso a Bahía Blanca para disfrutar de tres meses de vacaciones junto a su familia.

   Y en esa decisión no importó, o no pesó demasiado, que el cambio signifique bajar a la división II de la NCAA.

   “Yo voy a competir, no hablé de minutos ni de nada. El entrenador me dijo que me iba a dar libertad pero me tendré que ir ganando un lugar. Y la verdad es que estoy contento de que me dan la posibilidad porque para un extranjero es importante competir en Estados Unidos más allá de la categoría”, respondió con la claridad y la humildad de siempre.

   Golden Eagles, en Crookston, Minnesota, es su nuevo destino. Allí comenzó a cursar esta semana. 

   “Estoy muy contento con la posibilidad ahora de transitar este nuevo camino. Estoy con mucha fe y con ganas de meterle para adelante. En Estados Unidos se manejan con un sistema de créditos por materias, por lo que el cambio de Universidad no me perjudica en nada desde lo académico”, relató.

   “Por tratarse de mi segunda lengua, mi primer año fue muy bueno. Allá el 4.0 es un 10 de Argentina, necesitás como mínimo 2.0 de promedio para mantener la beca y yo tuve 2.8. Además, estamos hablando de una transición que es increíble porque el inglés del restaurante lo tenemos todos pero el académico es otra historia”, se sinceró.

   Y contó: “Cuando arranqué la carrera, en la primera clase de contabilidad, el profesor podría haber estado hablando en chino y era lo mismo ja, ja, ja. Fue asperísimo (sic), pero con el tiempo me fui adaptando bien y lo pude pasar”.

   Al margen del cambio de ciudad y Universidad, Pedro atraviesa por estos días otra modificación en sus hábitos que lo ayudará a mejorar en varios aspectos.

   “Estando en Bahía aproveché a pasar mucho tiempo con mi familia, pero también seguí entrenando y trabajando con kinesiólogos y una nutricionista”, reconoció. 

   “Por unos dolores en la rodilla me recomendaron fortalecer los cuádriceps y la zona de la pelvis y mejorar la postura de la espalda. Además, nada de comer harinas, nada de leche, no como legumbres ni verduras de hoja… así estoy, no como nada ja, ja, ja”, mencionó.

   “Cuando la nutricionista me vio por primera vez y me preguntó qué desayunaba le dije un café con leche y tostadas, lo más normal del mundo —siguió—. Ahí nomás me miró y empezó a retar”.

   “Una taza de café puedo tomar, pero negro y sin azúcar ni nada. Ya en Estados Unidos voy a ir incorporando cosas para comer en el desayuno, como puede ser un revuelto con jamón y frutos secos”, le dijo a La Nueva. antes de partir.

   “Me recomendaron que coma más pescado y deje las carnes rojas, que incluya a la palta en la guarnición, también verduras crudas, huevos duros… A muchos jugadores de gran nivel les dio frutos este tipo de alimentación, así que vamos a probar”, aventuró.

   La dieta a la que hace alusión Pedro es la  que se basa en el famoso método Busquet. El mismo permite ver al paciente de una manera integral a partir de siete cadenas fisiológicas planteadas por el francés Leopold Busquet, las cuales permiten llegar a las causas de diversos problemas físicos. Es utilizado para el tratamiento y la prevención de diferentes dolencias y fue adoptada por varios jugadores de la Generación Dorada y su legado.

   Consolidar su carrera deportiva, que después de Bahiense lo vio en Gimnasia de Comodoro Rivadavia (jugó Liga de Desarrollo y alcanzó a debutar en Liga Nacional), es el gran desafío de la próxima temporada.

   “Despedirme de mi familia fue una sensación rara porque en parte quiero hacerlo, tener mis responsabilidades y mis objetivos para cumplir, pero por otro lado cuesta dejar a la familia y a los amigos. Es un sacrificio y estoy contento. Estuve tres meses en Bahía, un montón.  Y claramente el objetivo es volver a sentir el básquet y lograr continuidad. Viajo con esas ganas”, completó.

Ramiro Santiago, Mateo Fernández Solari y la agenda

   El 2 de noviembre Rossi y su equipo afrontarán el tradicional partido exhibición previo a la competencia oficial. Será ante North Dakota State University, de visitante, en Fargo. 

   Luego sí se medirán por los puntos ante Missouri Western State, el viernes 11 de noviembre. La temporada regular tiene prevista concluir el 18 de febrero del año que viene.

A los cinco integrantes del "equipo" que forma la familia Santiago se sumó una ficha extranjera

   Sin embargo, Pedro no será el único bahiense en la escala de la NCAA.

   También estará en la división II el escolta Ramiro Santiago, quien jugará su último año universitario con la camiseta de los bisontes de Harding.

   El debut del ex El Nacional y Villa Mitre será el 7 de noviembre ante Arkansa State (exhibición) y oficialmente, contra Crowley's Ridge, el 15.

Mateo Fernández Solari: "Cuando arranco a estudiar lo disfruto tanto como si entrenara varias horas"

   Mientras que Mateo Fernández Solari, formado en Napostá y con pasado en Bahía Basket, completará la trilogía al sumarse esta temporada a la división III con la casaca violeta de Rockford University.

   El estreno está programado para el próximo 29 de octubre, en South Bend, ante Indiana University.