Bahía Blanca | Miércoles, 08 de mayo

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A dos semanas de la clausura preventiva, cómo sigue la situación del Mercado Municipal

Todos los locales permanecen funcionando; los comerciantes se encargan de la limpieza y se turnan para quedarse vigilando de noche. Mientras tanto, empleados municipales cumplen horario sin realizar tareas y las cocheras privadas aún funcionan. 

"La situación es caótica", dijo el dueño de un comercio de lácteos (fotos: Rodrigo García - La Nueva.)

Victoria Álvarez Fortunato / Valentina Manfrin
contenidos@lanueva.com

   Después de pasar toda la noche haciendo guardia en el Mercado Municipal, el comerciante abre las puertas y comienza a levantar las persianas de su local. Está cansado, hace muchos días que no duerme bien, menos aún en las noches que le toca vigilar su lugar de trabajo. Se hace cargo, además, de la limpieza de los pisos de pasillos comunes, de los baños y de su propio mostrador. Este comerciante no tiene un nombre y apellido o, mejor dicho, tiene muchos. Representa la realidad de quienes aún permanecen trabajando en ese espacio, centro de una fuerte polémica que no parece encontrar fin.

   Es que a dos semanas de la clausura preventiva del edificio de Donado 151, todos los trabajadores continúan con sus comercios abiertos –los que permanecen con sus persianas bajas, están así desde antes del conflicto–. A simple vista, el panorama general no ha cambiado demasiado desde ese entonces, aunque los carteles de protesta, el libro de firmas que reposa en el hall central y la menor afluencia de clientes, advierten que no todo es como antes. 

   Con resignación, los puesteros decidieron tomar las riendas del funcionamiento del Mercado, que ya no cuenta con personal de limpieza ni de seguridad, mientras negocian su futuro cercano. 

   No todos se encuentran en la misma situación. Quienes están más dispuestos al diálogo, quieren irse cuanto antes y ya están a punto de confirmar cuál será su espacio de trabajo durante los próximos meses. Los demás, un poco más reacios a abandonar sus puestos de toda la vida de forma intempestiva, anhelan soluciones favorables que no parecen llegar. 

Hay buenas relaciones con la Municipalidad en cuanto al diálogo –dice un hombre detrás del mostrador de una pescadería–. Este es el negocio más viejo, estamos acá desde el año 1928 y eso nos favorece en esta transición".

   Desde el Municipio advirtieron hace unos días que el estado de algunos trabajadores es más comprometedor a causa de deudas que, en algunos casos, llegan a ser millonarias. 

   Lo cierto es que en los últimos días los funcionarios municipales se reunieron con cada uno de los trabajadores del Mercado para barajar las posibles alternativas. Y la que parece más viable es la búsqueda de alquileres en las inmediaciones del edificio. 

Son todos acuerdos de palabra y no podés solucionar todo con la palabra", manifiesta una verdulera.

   "La situación es caótica –cuenta el dueño de un comercio de lácteos–. Tuve una reunión con ellos y me ofrecieron un local, pero es lo mismo que nada, porque no me confirmaron nada. Yo quiero que me dejen seguir trabajando hasta diciembre; ahí cerramos y armamos los locales durante todo enero, que es tranquilo. No se puede armar un local de un día para el otro y hay gente que no lo va a poder hacer".

   Para eso, los comerciantes tienen participación. No esperan que todas las soluciones provengan desde la comuna. Así, mientras algunos evalúan aceptar las opciones que brinda el Municipio, otros se encargan de conseguir un local por sus propios medios.

El concepto de mercado no existe más; el de Mercado Municipal, menos", afirma un carnicero. 

   Mientras tanto, se organizaron para afrontar la situación y encargarse de las tareas que antes desempeñaba el personal de mantenimiento y de seguridad. 

Más allá de los comerciantes

   Después del fin de semana largo posterior a la clausura, la administración del Mercado Municipal comunicó al personal de la cooperativa de limpieza y al de vigilancia que no asistan más a sus jornadas laborales. 

   La administración del Mercado mudó sus oficinas, mientras que algunos trabajadores municipales siguen teniendo que cumplir su horario laboral en el edificio, pero sentados, sin realizar ninguna de sus tareas. “Yo vengo a marcar a las 6 de la mañana y tengo que esperar hasta las 2 de la tarde para irme a mi casa. Mientras tanto, no tenemos que tocar absolutamente nada, ni una puerta”, explica un empleado de mantenimiento desde el mostrador de una de las carnicerías. 

   Por otro lado, a pesar de que el Municipio haya notificado a los funcionarios y concejales que ante la clausura ya no podrían utilizar sus espacios de estacionamiento en el edificio, las cocheras también siguen en funcionamiento.

   Son varios los automóviles que todavía circulan por las plantas superiores del mercado y que son recibidos al ingresar por un hombre dentro de la garita tras subir por la rampa. Desde la entrada, se observa a simple vista un cartel con la sigla “H.C.D.” (Honorable Concejo Deliberante) en varios de los espacios. Y en ellos, algunos automóviles se encontraban reposando esta mañana de martes, además de una camioneta azul perteneciente al área de Tránsito del Municipio.

   Abajo, las cocheras del subsuelo, que antes estaban disponibles para el personal del Mercado y para los clientes, permanecen con las puertas cerradas.