Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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La logística global: de toda crisis nace una oportunidad

El procesamiento en origen gana importancia y las zonas francas en la Argentina constituyen un elemento a tener en cuenta.

Pablo Amarelle
Gerente Zona Franca Buenos Aires Sur SA - concesionario Zona Franca Bahía Blanca Coronel Rosales

   Más de un año un medio transcurrió desde la irrupción del Covid en el plano Internacional, y a pesar del avance en los programas de vacunación y medidas tomadas en función al aprendizaje vivenciado, países que habían logrado retomar la actividad económica con cierta normalidad se ven obligados a volver a las medidas de lockdown más estrictas.

   Veremos en los próximos años el resultado de la ruptura del paradigma de cadenas transnacionales por una tendencia a buscar la relocalización (reshoring) de las industrias, ya que las variables de análisis se han expuesto con un innegable peso que antes no podía vislumbrarse.

   A la necesidad de diversificar el riesgo por localización y el alejamiento de las grandes urbes, se suma una restricción de disponibilidad de fletes marítimos (contenedores vacíos posicionados) y un costo multiplicado que resulta determinante del negocio.

   A veces olvidamos que aproximadamente el 80% de los bienes que consume el mundo se transportan por la vía marítima. El recordatorio vino este año, ya que sumado a las alteraciones producidas por la pandemia en los flujos internacionales, cuando el megabuque Ever Given obstruyó el canal de Suez durante casi una semana en Marzo, se generaron los ingredientes para una escasez global de contenedores sin precedentes en la historia. 

   Para tomar dimensión de lo que sucede, y sopesar el impacto económico que conlleva, pensemos que un flete Asia-Sudamérica que prepandemia costaba entre 700 y 2.000 dólares, hoy cuesta entre 8.000 y 12.000. Los fletes Asia-USA que constituye uno de los principales tráficos están registrando subas de un histórico de 2.000 USD a 24.000 USD, con cotizaciones incluso por encima de los 30 mil dólares (se pagan sumas exorbitantes para conseguir espacio de carga). 

   Eventualmente, los cuellos de botella se disiparán, los ritmos del comercio se restablecerán, pero no hay expectativas de lograrlo en el corto plazo. Por citar un ejemplo, la empresa Intel estima que puede tomar hasta 2 años que la industria se pueda poner al día nuevamente con la demanda.

   Más allá de cómo se resuelva la situación de aquí en adelante, esta experiencia obliga a las empresas a repensar la forma en que abastecen al mercado global, y posiciona un gran incentivo en la relocalización de procesos con mayor cercanía en los mercados de consumo.

   Esto ya se está evidenciando en USA, con las firmas relocalizando parte de su producción de vuelta en suelo americano, con iniciativas de política pública para fomentarlo y registrando en 2020 una creación de empleo por reshoring superior a la creación por nuevas inversiones extranjeras directas, por primera vez en 13 años.

   En nuestro país, la mayor oportunidad se genera por el gran incentivo a acortar las cadenas de valor agroalimentarias, como se mencionó tanto por costo logístico como por seguridad, para generar el valor agregado en origen y transformar las exportaciones de materias primas en exportaciones de manufacturas de origen agropecuario (MOA). 

   Actualmente, muchas materias primas son enviadas a los países asiáticos y centroamericanos para procesamiento y reexportación a los principales mercados de consumo.

   Con la actual configuración de la logística a nivel global, estos modelos se ponen en jaque y en el análisis comparativo generar el procesamiento en origen gana un importante diferencial.

   Las zonas francas a su vez presentan el eslabón ideal para llevar a cabo este cometido, siempre que se trate de industrias 100% de exportación, ofreciendo infraestructura instalada a lo largo y ancho del país (cercanía con producción y articulación con economías regionales) y un régimen ideal para localizar industrias orientadas a los mercados externos con posibilidades inmediatas de implementación y un régimen favorable para la transferencia tecnológica e instalación.