Quién es la mujer detenida por las amenazas de bomba en Bahía Blanca

Redacción de La Nueva.

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   Juliana Gil Barrera tiene 31 años y fue detenida hoy, tras una extensa investigación, acusada de realizar más de 70 amenazas de bomba en instituciones públicas y privada de nuestra ciudad.

   A la mujer la arrestaron en un domicilio ubicado en Avenente y Cárrega, de Ingeniero White.

   Madre de un pequeño hijo, para la comunidad whitense es una perfecta desconocida y se sabe que llegó a la localidad hace un tiempo para vivir con su padre. Al menos eso surge de los testimonios de vecinos consultados por La Nueva  tras una recorrida por la zona.

   Otros conocidos aseguran que la mujer solía pedir plata de manera compulsiva y devolverla con mucha demora y que hasta tuvo conflictos familiares por préstamos que solicitaba a nombre de otros y que no pagaba.

   Las decenas de intimidaciones, en especial en bancos y en la Municipalidad, paralizaron numerosas actividades en horarios pico y generaron caos de tránsito debido a los operativos para descartar la presencia de explosivos, que requirieron cortes de calle en pleno centro. Por protocolo, ninguna amenaza se puede tomar a la ligera sino que los equipos de emergencia deben revisar los lugares amenazados.

   La mujer se encuentra a disposición de la fiscalía a cargo del doctor Rodolfo De Lucía, aunque hasta el momento no prestó declaración.

   En sus redes sociales muestra que hace zumba y ciclismo y que, al menos en 2017, tenía un sentido de pertenencia con Cambiemos.

   Si bien en un principio se dijo que no había elementos para vincularla con algún sector político, en su perfil de Instagram publicó dos fotos identificándose con ese espacio en 2017.

   En una se la puede ver antes de un acto de Mauricio Macri y en otra fiscalizando en las elecciones de ese año para Cambiemos con un mensaje de apoyo a la gestión de Macri y a la tolerancia en cuanto al intercambio de ideas.

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   Sin embargo los investigadores no ven en estas cuestiones partidarias ninguna relación con las amenazas. En cambio, entienden que existen indicios sobre motivaciones económicas. Al parecer, Gil Barrera mantenía algunas deudas y llamando a los bancos --de a 4 o 5 veces seguidas-- evitaba que alguien pueda acceder a las sucursales, aunque todavía no se termina de entender el fondo de la cuestión.

   Ahora los investigadores buscan algún dato más con el entorno de la mujer para intentar esclarecer los motivos de su accionar.