Bahía Blanca | Domingo, 28 de abril

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​​​​​Escenario político: el mensaje de Gay sobre la ocupación hospitalaria en Bahía

Médicos de la ciudad y la zona advirtieron en los últimos días sobre la posibilidad de un colapso. El intendente prepara una presentación sobre el tema. Además, el conflicto policial y las múltiples vidas de Berni.

El jefe comunal durante una recorrida por centros de salud. (Foto: Prensa Municipio)

Maximiliano Allica / mallica@lanueva.com

   Por estas horas se siguen ajustando detalles de una presentación que hará el próximo lunes el intendente Héctor Gay junto con autoridades sanitarias, incluyendo a directores de hospitales, para describir la situación en Bahía Blanca. La idea es que el jefe comunal explique si la ciudad está al borde de una crisis o no.

   En los últimos días directivos y profesionales de distintos hospitales plantearon que el sistema local se encuentra cada vez más complicado e incluso se habló de la posibilidad de un colapso en el futuro cercano si no se tomaban medidas.

   El aumento de la curva de positivos, la mayor ocupación de camas, el desgaste del personal de salud y sus aislamientos por contagios encendieron la luz amarilla.

   Pero nada activó más las antenas que la decisión del Hospital Municipal de cerrar durante 7 días el ingreso de nuevas internaciones, salvo por emergencias.

   "La mayoría de nuestras camas de internación están ocupadas casi al 100% en algunos sectores y más del 100% en otros. Estamos saturados en internación", dijo el director Gustavo Carestía en un video difundido por redes sociales a comienzos de esta semana.

   Esa restricción permanece. Al margen de las camas ocupadas, un problema central es la escasez de personal. Entre aquellos que forman parte de los grupos de riesgo y quienes debieron ser aislados por coronavirus hay casi 200 bajas en el sanatorio comunal.

   Una fuente especializada analiza: "En el cierre de internaciones del Municipal se ve un doble mensaje. Hacia adentro, para darle un poco de aire al personal de primera línea de combate, que realmente está cansado. Hacia afuera, para que la gente también vaya a otros centros de salud y descomprima. La mayoría tiene al Municipal como primera opción".

   La decisión tomada en Bravard y Estomba, de todos modos, no cayó bien en Alsina 65. El comité de crisis del Ejecutivo no cree que Bahía Blanca se encuentre en una situación límite y prefiere cuidar los mensajes.

   "Hablar de riesgo de colapso, como dijeron varios profesionales en notas y comunicados, es una mentira", torpedea uno de los principales referentes del ala política del gobierno municipal.

   Agrega: "La ocupación de camas sigue siendo aceptable y, si hay decenas de trabajadores aislados en algún hospital, que revisen los protocolos porque algo están haciendo mal. El lunes vamos a demostrar cómo está la situación hospitalaria. Está claro que hay motivaciones políticas en muchos de los planteos que vimos en los últimos días. También económicos".

   La articulación que se pretendió establecer entre todos los actores del sistema de salud bahiense había dado buenas señales al inicio de la pandemia. Pero con el correr del tiempo los lazos se fueron aflojando.

   Directivos de hospitales se cuentan las camas que ponen unos y otros para atender la emergencia del Covid.

   Dice otro especialista: "Si un hospital privado pone solo dos camas para coronavirus es obvio que se va a saturar el área enseguida. Acá hay varios temas a analizar. Uno muy relevante es cuántas camas sobre el total de su capacidad aporta cada uno, porque ahí no existe un reparto equitativo. Por otro lado, si todos los privados reciben a pacientes de cualquier obra social o solo eligen a los afiliados de las que pagan más rápido". 

   En un extremo, hay quienes plantean que a los pacientes Covid los debe absorber principalmente el sistema público, porque la mayoría de las obras sociales no los cubren y porque los privados necesitan realizar otras intervenciones para facturar y sostener sus estructuras. Si es un problema de Estado, que se ocupe el Estado, según esa lógica. No parece una opinión mayoritaria, pero existe.

   Y hay otro planteo más. Se supone que, en caso de colapso, el personal médico que no forma parte del sistema hospitalario debería ponerse a disposición. No todos están convencidos de que vaya a ser así.

   "¿Qué es más común en los grupos humanos? ¿La solidaridad o la hipocresía?", pregunta un profesional que viene trabajando sin francos hace bastante tiempo.

   La ocupación en los hospitales pasó por unos días a segundo plano debido a la protesta policial. No es común ver a policías en actitud de manifestantes ni son frecuentes las imágenes de patrulleros con banderas y pancartas sobre reivindicaciones laborales.

   Hay un gran ganador tras la disolución de la protesta. Se llama Sergio Berni. El objetivo de máxima de varios de los manifestantes era destronar al ministro de Seguridad.

   Por supuesto que el reclamo salarial es justo y que la mayoría de los efectivos no juega en política, pero sería muy naif suponer que no había otro trasfondo, que se empezó a frustrar cuando los manifestantes cometieron la barbaridad de rodear la quinta de Olivos. Probablemente no tenían la intención de amedrentar, pero la imagen era tan intolerable que debieron repudiarla hasta quienes podían mirar los reclamos con mayor simpatía.

   Los motores originales de la protesta pueden haber sido tres. Uno, la oposición de Juntos por el Cambio fogoneando el inicio y desarrollo de la protesta. Dicho simplificadamente: Berni es un aspirante a disputarle votos por derecha en futuros turnos electorales. 

   Si bien es creíble que vieran con agrado la movida policial y hayan metido fichas, la ex coalición de gobierno no parece tener tanta espalda como para manejar y sublevar nada menos que a la Bonaerense.

   Asegura un alto dirigente amarillo de nuestra zona: "Hace 9 meses que Kicillof no gobierna, ese es el problema. Mirá el Boletín Oficial y decime qué decisiones políticas se tomaron por fuera del virus. Han cometido el error de entregarse al criterio sanitarista y descuidaron todo lo demás".

   Agrega: "Además pasamos de ser Heidi y el domador de reposeras a dominar a una fuerza de 90 mil personas, casi un ejército. Pónganse de acuerdo".

   De todos modos, sí es cierto que parte de la Policía siente una mayor empatía discursiva con el gobierno anterior que con el actual. No hace falta suponerlo: fue muy diferente la actitud de Cambiemos con Gendarmería en el caso Santiago Maldonado que la del Frente de Todos con la Bonaerense respecto de la muerte de Facundo Astudillo Castro. Por no hablar de Chocobar.

   La segunda opción sobre el origen de la protesta es que se trata de un choque interno en el oficialismo. El Frente de Todos es eso, un frente, un lugar donde confluyen una serie de vertientes peronistas que tienen algunos intereses en común y, otros, no.

   El deseo de Berni de encarnar a la derecha peronista no solo apunta a pelearle cierto electorado a Juntos por el Cambio sino que también tapona a dirigentes de su propio partido que se imaginan en ese mismo lugar. No es fácil ser patrón en un movimiento donde sobra gente de carácter. Pregúntenle a Alberto.

   Y la tercera, sobre la cual las otras dos opciones se suman para jugar su partido, es que el estallido se produjo por la interrupción de una serie de servicios extra que ofrece la Policía y que se vieron restringidos por la pandemia. Desde las coberturas en partidos de fútbol a otro tipo de negocios.

   El periodista de Página 12, Raúl Kollman, crítico de la protesta, lo define así:

   "A raíz de la pandemia, se cayeron 'los negocios' de todo tipo de los que suelen sacar tajada: en las canchas, con las barras bravas, en los recitales, con el juego ilegal, la prostitución, las marcas truchas y tantos otros ilícitos a los que se les cobra peaje. También hay que considerar que buena parte de las familias de los uniformados son del Gran Buenos Aires, donde la situación económica se volvió más angustiante".

   Bahía Blanca no es el Conurbano, aunque también se han descubierto unos cuantos kioscos de la Bonaerense a lo largo del tiempo.

   Desde ya: de ahí a decirle cara a cara, uno a uno, a los uniformados que estuvieron frente al Palacio Municipal que se movilizaron por eso, hay una enorme distancia. Pero que hay cierto sospechismo dirigido a deslegitimar el reclamo tampoco quedan dudas.

   El interrogante ahora es cuántas vidas le quedan a ese novelesco personaje que es Sergio Berni. Y si todo aquello que no lo mata, lo fortalece.