Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Los ATN, parte de una disputa en medio del coronavirus

La columna semanal de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

   Los ATN (Aportes del Tesoro Nacional) han sido históricamente una suerte de “caja no orgánica” que han utilizado todos los gobiernos desde la restauración democrática hasta la fecha, como una especie de botín político que sirvió para premiar a gobiernos amigos y castigar a los que no son del palo. La constitución de ese fondo, absolutamente legal y encuadrado en las normas que regulan la relación entre el gobierno central y los provinciales, nada dice de esa discrecionalidad, pero nunca nadie se hizo cargo de adecentarlo.

   Un caso emblemático del uso de los ATN como un elemento de presión política sobre los gobernadores e intendentes de las administraciones del interior, incluida Buenos Aires y la Ciudad Autónoma, fue el que se recuerda en los mentideros de la política como “la Gran Néstor”.

   El expresidente Kirchner, en su momento y por su cuenta, resolvió que el reparto de esos recursos los haría directamente con los intendentes, en un puenteo liso y llano a los gobernadores. Era la forma del santacruceño de asegurarse la fidelidad, y a veces hasta la sumisión, de los jefes comunales de todas las latitudes, a expensas del comprensible pataleo de los mandatarios que veían pasar esos fondos por arriba.

  Es cierta asimismo la parte de la historia, para no hacer foco únicamente en aquella jugada de Kirchner, que también los gobernadores en tanto depositarios directos de los ATN que administraba y lo hace todavía el ministerio del Interior, ejercían su propia discrecionalidad política.

   Alberto Fernández decidió cuando llegó a la presidencia continuar con la “Gran Néstor” y mantuvo el reparto de los ATN directamente con los intendentes. Según los últimos datos extraoficiales, esa caja a la que el Tesoro le repone habitualmente los fondos que destina a auxiliar a gobernadores e intendentes sería de unos 70.000 millones de pesos. Se integra con el 1 % del total de la masa que integra la Coparticipación Federal.

   Pero todo cambió en los últimos días y, cuando no, por la situación de la provincia de Buenos Aires, donde ahora gobierna Axel Kicillof y detrás suyo con ojo avizor se encuentra siempre la figura de su madrina política y principal mentora, Cristina Fernández.

   Kicillof ya se había quejado en privado pero también lo deslizó en algunas declaraciones por los efectos devastadores que la pandemia de coronavirus está teniendo en la economía provincial, donde según cálculos de la gobernación solo en lo que va del año y en especial desde que estalló la crisis sanitaria la provincia sumó un déficit de 90.000 millones de pesos.

   El gobernador creyó ver ahí también, y se especula sobre la muy fuerte presión de Cristina sobre Alberto, una asociación entre el presidente y los intendentes peronistas de la provincia, en especial los del conurbano, que directamente perjudicaba su gestión y su administración de fondos sensibles e impostergables. O sea, “la Gran Néstor”.

   Sea por las presiones que ejerció la vice en favor de su protegido, o porque también otros gobernadores, como Juan Schiaretti de Córdoba, Gustavo Valdez de Corrientes, y Rodolfo Suárez de Mendoza, sin olvidar al propio Horacio Rodríguez Larreta que habló de esto el lunes con Fernández en Olivos, el presidente resolvió dar marcha atrás. O “volver a la normalidad”, como minimizan a su lado.

   Desde ahora, los ATN que deberán ser destinados a la provincia de Buenos Aires irán directamente a las manos de Kicillof, quien será entonces el encargado de repartir esos fondos según las necesidades atadas a la lucha contra la pandemia de cada uno de los intendentes. Una gestión que de todos modos promete coordinar con el influyente intendente de Hurlingham, Juanchi Zabaleta, aliado estrecho de Alberto y muy cercano a Wado de Pedro.

   Se entusiasman también los gobernadores, en medio de horas críticas por la estrepitosa caída de las recaudaciones en sus distritos, que van a recuperar el manejo de los valiosos ATN que les escamoteó Kirchner cuando impulso la “transversalidad” a mediados de 2004.