Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Juan Cruz Zara y Federico Olheiser, los pibes del Parque que hicieron real su sueño

Los bahienses viven horas de ensueño, tras ser artífices de la obtención del primer título mundial argentino en Sóftbol. Una aventura de pasión y puro sacrificio.

Fotos: WBSC.

Por Tomás Arribas / tarribas@lanueva.com
(Nota publicada en la edición impresa de hoy)

   La historia detrás del éxito, aquello desconocido que ayudará a comprender el por qué de las cosas.

   En este caso particular, la consagración suprema de los bahienses Juan Cruz Zara y Federico Olheiser como máximos exponentes del sóftbol a nivel mundial.

   El boom que causó el título argentino en el Campeonato Mundial disputado en República Checa, en una disciplina de segundo orden popular, nos obliga a desechar el libreto exitista de analista deportivo y a desmenusar la cuestión.

   La primera pregunta que nos surge es: ¿cómo estos chicos trascendieron el modesto pero "mítico" estadio del Parque de Mayo y lograron codearse y vencer a potencias internacionales?

   En tal sentido, Rafael Salguero, bahiense radicado en Paraná (Entre Ríos), y manager del combinado juvenil, nos ofrece un jugosa y sintética respuesta.

   “Bahía Blanca siempre ha sido una cantera de jugadores de selección. Pero estos dos chicos en particular, se destacaron sobre el resto no solo por el talento para el deporte, sino por el sacrificio y el compromiso sostenido”, apuntó.

   A ello se le suma otra cuestión, no menos trascendental, inherente al espíritu deportivo de una ciudad como la nuestra, cuna de grandísimos deportistas y de acontecimientos de lujo.

   “La base local no es tan grande como para tener tan buenos jugadores. De hecho, no hay para elegir entre muchos. El tema está en el nivel de pasión con la que se vive el deporte; es realmente altísimo. Yo creo que eso explica mucho”, agregó Rafa.

   Los protagonistas de este cuento de hadas, coinciden en los puntos expuestos anteriormente, aunque entienden que aún hay mucho por hacer en beneficio y crecimiento del sóftbol local...

   “Así como de chico veía a los bahienses que jugaban y pensaba: “cuándo me tocaría a mí”, hoy creo que nos toca a nosotros ser los que motiven a los chicos y los que tenemos que dar el ejemplo. Tenemos que ser una fuente de inspiración”, afirma Juan Cruz Zara.

   "Ojalá que ésto de un golpe de autoestima a los chicos y que la actividad pueda seguir creciendo. El sóftbol viene mejorando mucho por suerte. Pero, más allá de la base que pueda existir, creo todo pasa por una cuestión de amor propio y por el deporte. Siempre nos sacrificamos en busca de progresar y de superar los distintos obstáculos. No importa cuántos palos en la rueda haya, siempre trataremos de salir adelante", ratificó Federico Olheiser.

"Ojalá esto contagie"

   De menor a mayor, Juan Cruz Zara (26) fue ganándose mayor consideración en el equipo, en la medida que el certamen mundial desandaba su curso.

   Para el jugador de Indios de nuestra ciudad, quien dejó su sello en el duelo ante México conectando un "Home Run", el título significó coronar un largo proceso junto a la albiceleste, iniciado en 2010.

   "Obviamente que uno siempre está ilusionado. Pero, con el día a día, nos fuimos convenciendo que se podía dar. El partido clave, donde creímos que estábamos para grandes cosas, fue el último de la zona contra Nueva Zelanda, que perdíamos 4-1 y lo ganamos en el último inning. Encaramos el playoff de esa forma, habiéndole ganado al último campeón y sin importarnos nada", afirmó.

   —Del primer partido ante Japón en la zona, al de la final, ¿qué cosas cambiaron o dónde estuvo la clave?

   —Más que cambio en cuanto al rival, hicimos un cambio de chip mental, el cual también iba de la mano con el convencimiento del nivel que mostrábamos día a día. El primero contra Japón se nos escapó sobre el final, pero fue muy parejo. Creo que, más que pensar en el adversario, la clave fue focalizarnos en nosotros.

   "Lo mental fue la gran fortaleza del equipo. Hacía rato que veníamos jugando muy bien, que teníamos el picheo, la defensa y el bateo en gran nivel, pero nos faltaba el plus en los momentos claves; como lo que pasó en las jugadas que se dieron en el partido final. Supimos dar el golpe en el momento clave", enfatizó.

   —¿Qué significa ser campeón del mundo?

   —Algo increíble. Hay que tener en cuenta que este es un deporte totalmente amateur, el cual uno puede practicar con el apoyo de mucha gente, tanto en lo anímico y psicológico, como en lo económico. Ninguno de nosotros puede vivir de esto, todos tenemos alguna cosa extra en la vida. Y cada momento del día que tenés libre, estás obligado a sacrificarlo para ir a entrenar. Para mí es muy especial desde ese punto sobre todo.

   —¿Qué cosas se te vinieron a la cabeza cuando terminó el partido?

   —Y todavía me cuesta caer en la realidad, voy de a poco. Me acuerdo que en los mundiales anteriores, me quedaba a ver las finales en la tribuna, soñando con algún día estar ahí y ser campeón. Y hoy lo soy, es increíble. También me acordaba de los torneos infantiles, en cómo fui creciendo y en todo; principalmente todos esos momentos que viví de chico y, por supuesto, de mi mamá. Me hubiese encantado que me vea campeón. Creo que de alguna forma me acompañó.

   "Ojalá esto contagie y que los chicos puedan crecer mucho más. Hay que corregir mucho, desde las canchas, la forma de jugar y la calidad de competencias", argumentó.

   Seguramente habrá muchas personas a las que Zara deberá agradecer tras el logro obtenido.

   Un escalón por debajo de los afectos, la novia y los amigos íntimos, Juan deberá tener en la gloria a una persona en especial...

   "Casi que ni llego a Ezeiza. El día que tenía que viajar para allá, había paro de colectivos. Y si bien cuando fui a sacar pasaje de colectivo me dijeron que no correría problema, cuando llegué a la terminal me decían que no iba a salir y tampoco me daban una solución. Automáticamente le escribí a uno de los compañeros de Indios (NdR: Pablo Saenz), quien ni lo dudó y me llevó. No viajamos como locos, pero no se podía perder tiempo. Llegué dos horas antes de hacer el Check-In", recordó.

   Sin descanso, Zara ya emprendió viaje rumbo a Canadá. Allí lo esperan los Kitchener Cubs (Canadá), para disputar un torneo de dicha liga.

"Llegué a lo máximo"

   Si bien no fue uno de los jugadores con más minutos en campo, ¿quién le quita lo bailado?, al local Federico Olheiser (26).

   A pesar de ciertos altibajos en su relación con el deporte, el joven radicado en Paraná (Entre Ríos), surgido en Liniers y con paso por Indios y Universitario, también tiene muy merecido el catálogo de ¡campeón del mundo!

   "Estamos maravillados con lo que hicimos. No nos cabe otra cosa que no sea alegría. Tantos días de entrenamiento y sacrificio, no puede generarnos otra cosa. Todo dio sus frutos", expresó Fede.

   —¿Qué balance personal hacés de esta aventura?

   —En lo personal llegué a lo máximo, di todo de mí y hoy puedo decir que soy campeón. Logré un título con los juveniles (ver adelante) y ahora con los mayores. Estoy muy feliz. Ojalá el día de mañana pueda repetirlo con más participación.

   —¿Por qué hoy son los campeones?

   —Por la fortaleza mental. Teníamos un objetivo fijo, que era el podio. El campeonato en sí nunca lo pensábamos. Pero nos terminó de caer la ficha cuando remontamos el partido ante Nueva Zelanda, que era el último campeón. Creo que todo se da por una combinación de cosas. La preparación, tanto deportiva como mental, fue enorme. Tuvimos la suerte de tener un psicólogo que nos aconsejó y nos guió en el camino a la tranquilidad.

   "Ojalá que esto les dé a los chicos un golpe de autoestima, y que la actividad pueda seguir creciendo", cerró Fede, quien próximamente representará a Lumberjacks de San Antonio (Estados Unidos).

La frutilla del postre

   La aproximación a la obtención del máximo galardón de Zara y Olheiser en el Sóftbol, se produjo en Paraná 2012, tras la conquista del mundial juvenil.

   Dos años más tarde, Juan fue 2° en los Panamericanos de Paraná, experiencia que se repetió al año siguiente en Toronto (Canadá), aunque con otro desenlace.

   En 2017, luego del Panamericano de Santo Domingo (Dominicana), Juan fue artífice del 4° puesto en el Mundial de Whitehorse (Canadá).