Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Promos, comida para llevar y la vuelta de las monedas

 Según los gastronómicos, hay una caída en el número de comensales y en la calidad del cubierto. Volvió la tendencia de los turistas gasoleros.

Este verano, la gente busca promociones y descuentos. "Hace mucho que no veíamos un turista tan gasolero", reconocen en Monte Hermoso. Fotos: Emmanuel Briane -  La Nueva.

 

Hernán Guercio / hguercio@lanueva.com

   Comidas para compartir, promociones o platos del día, pedidos y sobras para llevar, y el regreso de las monedas para dejar propina, son los ejes que rigen el comportamiento del turista en este verano 2019 en Monte Hermoso.

   Que la crisis golpea a todos es una verdad ineludible, y uno de los primeros sectores turísticos en los que se ve reflejada es el gastronómico.

   Esta temporada, la acostumbrada salida a cenar o la picada con cerveza después de la playa se transformaron en una suerte de situación especial y/o extraordinaria. El nivel de ventas cayó respecto del año pasado y ya no hay una rotación constante de comensales.

   En Monte, ninguno de los empresarios gastronómicos habla de desastre o bancarrota, pero son conscientes que los números van a caer respecto del año pasado. Cuanto mucho, coinciden, se podrá hablar de una temporada regular.

 

   Opciones hay: en algunos comercios se ofrece una carta económica con cuatro o cinco posibilidades a elección; en otros, siempre hay algún plato del día o una promo por cantidad de comensales. Sin embargo, la caída se nota a simple vista. En lugares donde otrora era toda una aventura conseguir un lugar para sentarse a comer, hoy siempre se encuentra sitio y a cualquier hora. Sobre la 1 de la mañana ya no hay gente para hacer rotación de clientes.

   Salvo contadas excepciones, la cuestión es similar en todos lados: la gente busca platos del día o comidas en promoción, y no sale de ahí. Si antes estos menús se utilizaban para atraer a la gente y que revisara la carta buscando otras opciones, esto ya no ocurre.

   “La pizza con huevo frito y panceta ya no se la vendés a nadie. La gente busca promos y no sale de ahí”, lamentan en un restó muy bien ubicado en el centro montehermoseño.

   Las elecciones se repiten: platos económicos; las comidas se comparten; la bebida se raciona, y si comen entrada no piden postre. A esto se suma que muchos restós ofrecen descuentos en comidas para llevar.

 

   “Antes, el heladito de postre lo pedía todo el mundo –cuenta Octavio Ragusin, de Revoque-. Ahora no lo pide nadie. Tenemos un turista mucho más gasolero que otros años”.

   Otra de las costumbres que han regresado esta temporadas es qué hacer con lo que sobra de las comidas. En otras ocasiones, si quedaba media pizza por comer, se dejaba en la mesa; ahora, se pide para llevar.

   ¿Y las propinas? Poco y nada. Según los mozos, en mesas de mucha gente donde antes se podían juntar entre 400 y 600 pesos, este año apenas se llega a los 100. A diferencia de otros años, volvieron los billetes de 5 pesos y las monedas de 1 o 2 pesos.

   “La caída en el nivel de propinas se nota mucho. Otros años, son los mozos los que me dan el cambio para devolver a la gente y esta vez está muy complicado”, reconoce Miguel Vila, desde Dufaur Open.

 

Pizza, pollo y milanesa

 

   Desde El Viejo Rodeo, David Quintana reconoce que desde Navidad en adelante mantiene un buen número de clientes, aunque en muchos casos el menú dejó de ser carne asada.

   “En otras ocasiones, para 200 cubiertos poníamos seis costillares al asador, junto con vacío, chorizos y demás; este año ponemos solo dos. La gente sigue viniendo, pero ahora también vendemos mucha pasta, pollo o milanesas, por ejemplo”, señala.

 

Los valores al público subieron un 30%, aproximadamente

 

Precios. Todos los prestadores consultados por La Nueva. reconocieron que el aumento de precios desde la temporada pasada a esta no superó el 30%, bastante por debajo del nivel de inflación anunciado por el gobierno, de casi el 48%.

Imposible. “No pudimos trasladar el aumento de los costos al precio final, porque no vendría nadie”, reconocieron los empresarios gastronómicos.

Caída. Las ventas, en promedio, sufrieron una caída del orden del 20% respecto del verano pasado, que había sido considerada una temporada muy buena.

Los beneficiados. El consumo que se pierde en los restaurantes y confiterías se traslada a los almacenes y supermercados. "La gente compra y cocina en el departamento o cabaña, y toma la salida a comer o tomar algo como una ocasión especial", resumen.