Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Shanghái, la fuerza avasallante de lo nuevo

Esta ciudad china es el gran exponente de la modernidad hacia la que va el país, en su evolución del comunismo al capitalismo. Plena de contrastes y de un pasado que ilumina el futuro.

   Corina Canale

   corinacanale@yahoo.com.ar

   El hombre de los ojos rasgados prende una pequeña fogata debajo de la Exquisita Piedra de Jade, y de sus 72 agujeros fluye un humo blanco, una neblina tenue que se eleva y se dispersa en el aire tibio de la media mañana.

   Estamos en el Jardín Yuyuan de Shanghái, uno de los más exquisitos de la República Popular de China. El hombre se aparta de las llamas, retrocede con pasos cortos, cruza las manos sobre el pecho y cuenta que esa es La Joya del Jardín y una de las tres famosas piedras de jade que se encuentran al sur del río Yangtze.

   Desde allí se ve la muralla que la Dinastía Ming construyó entre 1559 y 1577, dos veces restaurada: luego de la Guerra del Opio, en 1842, y tras la Guerra con Japón un siglo después.

   Con un gesto de su mano, el hombre de los ojos rasgados nos pide que caminemos. Atravesamos zonas rocosas, pabellones antiguos, bosques de bambú, esculturas y campos de crisantemos amarillos.

   Por momentos vamos por senderos cubiertos por un dosel vegetal. El sol no lo penetra. Salimos a un parque donde hay quemadores de incienso, el aroma que la milenaria cultura china usaba cuando rendía culto a sus deidades.

   Así llegamos al gran estanque del jardín, en cuyo centro está la Casa de Té Huxinting, que antes fue el Pabellón Fuyi, donde se reunían los poderosos comerciantes.

   El Muro de los Cinco Dragones carga con una historia que dice que los primeros dragones tenían cinco garras, privilegio sólo de los emperadores, por lo que la Dinastía Qing ordenó cercenarles una. Los actuales tienen sólo cuatro.

   Pero Shanghái no es el Jardín de la Piedra de Jade; ese sitio es sólo un remanso de la ciudad superpoblada que tiene 20 millones de habitantes, enormes rascacielos y el imponente edificio del Shanghai World Financial Center de 101 pisos.

   Shanghái es la ciudad que el río Huangpu divide en dos distritos: Pudong, “al este del río”, y Puxi ,“bahía del oeste”, donde está el centro histórico. Ambos conectados por el subterráneo y 4 túneles.

   En Pudong está la calle Nanjing, la más comercial de toda China, peatonal y bulliciosa, que comienza en la Plaza del Pueblo Renmin y llega hasta la orilla del río y a la zona portuaria que en la época de la colonia era simplemente el Bund.

   Cientos de carteles de neón la iluminan de día y de noche, entre ellos lo que siguen en tiempo real la dinámica bursátil de Nueva York, Londres y Tokio.

   Solo los textos en chino de los carteles, esos trazos que para los occidentales son un misterio, les recuerdan a los turistas dónde están. Nanjing nada tiene que envidiarles a las grandes avenidas y los grandes centros urbanos del otro lado del mundo.

   Su auge surgió luego de la Guerra del Opio que China mantuvo con el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, de 1839 a 1842, por el contrabando británico de opio desde la India Británica a China, que el gobierno imperial quería prohibir.    Finalmente, China se rindió a través del Tratado de Nankin, por el que cedió al Reino Unido la isla de Hong Kong, que en 1997 volvió a China.

   En ese auge del siglo XIX tuvo que ver su estratégica ubicación y su condición de gran puerto fluvial, cerca del que se afincaron ingleses, franceses y estadounidenses. Su condición de puerto franco, bajo dominio británico, hizo que se radicaran allí más de 600 establecimientos comerciales, restaurantes tradicionales y de comidas rápidas y locales de las grandes marcas.

   Por eso, la ciudad tiene lugares donde es evidente la larga tradición de china, otros que reflejan la historia de la colonia y los que muestran la modernidad. Su puerto sobre el Huangpu es el más importante del mundo por la mercadería que pasa por él.

   Shanghái, ciudad ecléctica, dinámica, única. 

TIPS

-Cenar en la Torre Oriental Pearl TV, de 468 metros de altura, que tiene un restaurante giratorio y ofrece una vista panorámica de la ciudad.

-Pasear a la noche en un barco tradicional por el río Huangpu.

-Viajar en el Tren de Levitación Maglev, que en 7 minutos recorre 30 kilómetros entre la ciudad y el Aeropuerto. La primera línea comercial de Alta Velocidad del Mundo inaugurada en 2004. Velocidad máxima 431 km\hora.