Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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El misterioso y encantador mundo del enamoramiento

   El enamoramiento es un estado transitorio que esconde misteriosas razones, por las cuales, en ocasiones, creemos atravesar un contexto de locura momentánea. Pero enamoramiento no es lo mismo que estar enamorado.

   Durante la etapa de enamoramiento se conjugan sensaciones, sentimientos y proyecciones que producen una serie de cambios en nuestra conducta. Sentimos que todo es más bonito, que brilla más o que estamos en otro planeta. 

   Cuando conocemos a ese alguien “especial”, es el momento en que se produce el flash. En términos míticos podemos decir que es la energía de Eros, el dios del amor, la que se ha manifestado.

   Para la mitología griega, Eros es la razón por la cual todos existimos. Es el encargado de provocar ese estado de amor erótico y de atracción sexual. 

   Sin embargo, algunos investigadores del tema, sostienen que el amor erótico y la atracción sexual  son pura biología, y tienen más que ver con lo sensorial que con lo sentimental.  

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   En el momento que conocemos a alguien, el cerebro construye circuitos que dan lugar a un efecto dominó, en el cual el sistema endocrino tendrá gran participación. 

   Por lo tanto, los síntomas propios del enamoramiento son el resultado de reacciones químicas que se producen en el organismo ocasionando un aumento en la presión y la aceleración de los latidos cardíacos. A la vez, se producen cambios en la piel, ojos y el cabello, los que parecen tener más brillo, entre otras modificaciones. 

   Todo se inicia en la corteza cerebral, pasa por las neuronas y de ahí al sistema endocrino, donde una cantidad de sustancias químicas, llamadas hormonas endógenas dan lugar a que la persona se sienta más feliz, aumente su autoestima y logre una mayor armonía con el mundo. 

   Por eso, la persona en la etapa de enamoramiento siente que vive en otro planeta, flotando. Algunas veces, estos cambios pueden ser muy parecidos al trastorno obsesivo-compulsivo. Hacen que se viva muy pendiente del otro, esperando sus mensajes o enviándolos a toda hora. Además, sus pensamientos están dirigidos únicamente hacia la persona de la cual se está enamorada. 

   Algunas de las hormonas encargadas de intervenir en esta etapa son:

La feniletilamina (FEA). Se produce al principio del enamoramiento y es la responsable de las sensaciones y modificaciones fisiológicas que se experimenta.

La dopamina. Frecuentemente es mencionada como la causante de las sensaciones placenteras,  la euforia, la falta de sueño, la exaltación, y el buen humor de esta etapa. 

La noradrenalina. En niveles altos, mantiene el recuerdo constante de esa persona.

La serotonina. En esta etapa disminuye y provoca, en muchas ocasiones, un pensamiento obsesivo.

La oxitocina. Conocida como la droga del amor, se produce cuando existe un amor pasional y se relaciona con la vida sexual.

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   Otra hormona que se libera en esta etapa es la endorfina que equilibra las emociones, confiere la sensación de seguridad y produce la sensación de bienestar. Además de estimular la producción de dopamina.

   Pero cuando los niveles de estas sustancias empiezan a bajar, debido a que nuestro organismo se va haciendo más resistente, la pasión se va desvaneciendo y lentamente se va terminando esa etapa de aparente locura transitoria. 

   Puede suceder que al descender estos niveles hormonales, la persona se sienta menos enamorada y, poco a poco, se va distanciando.

   Cuando una relación finaliza, la persona sufre porque deja de recibir la dosis diaria de oxitocina y, posiblemente, experimente una especie de síndrome de abstinencia. Tiempo tremendo para quien sentía que esa relación sería para siempre. 

   En otros casos, a pesar de que los niveles de estas hormonas han bajado, la pareja siente que desea seguir unida. El enamoramiento entonces se convierte en un verdadero sentimiento de “estar enamorado”. Por eso no son lo mismo.