Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Cómo es vivir con celiaquía para dos jóvenes de 28 años

Enzo y Emiliano cuentan qué extrañan y cuáles son las mayores dificultades.
Foto: doctologia.es

Por Belén Uriarte / buriarte@lanueva.com

   Emiliano Ripani y Enzo Alvaretto tienen 28 años, viven en Bahía y son celíacos. Sin embargo, sus historias son muy distintas.

   A Emiliano le diagnosticaron celiaquía al año de haber nacido por el constante malestar intestinal que se traducía en inflamación, diarrea y un cuadro muy importante de desnutrición.

   En cambio Enzo lo descubrió hace poco más de un año. Sentía mucho cansancio y falta de energía y lo asociaba con el estrés. Pero uno de sus hermanos, que tenía síntomas parecidos, se hizo los análisis y confirmó que era celíaco. Enzo lo siguió y tuvo el mismo resultado.

   Emiliano no extraña nada, porque siempre comió sin gluten. En cambio para Enzo, que siempre le gustó la cerveza, acostumbrarse no fue fácil. Solo puede tomar Corona, de industria mexicana [aunque muchos celíacos la consumen, en otros países no garantizan que sea libre de gluten].

   Otra de las cosas que extraña "es la comodidad de decir 'tengo hambre y me compro algo en cualquier lugar'".

   ¿Algo en común? Sí, los dos tienen familiares celíacos: en el caso de Emiliano, la mamá y la hermana; y en el de Enzo, dos de sus hermanos.

   —Mi madre se ocupó de nunca hacerme sentir diferente y me cocinó siempre lo mismo que le hacían a los demás chicos en todos los cumpleaños —destaca Emiliano.

   —¿Qué es lo más complicado?

   —Lo más complicado son las reuniones sociales o cuando no estás en tu casa. Yo salgo a la mañana a trabajar y no vuelvo hasta la nochecita, y al mediodía tengo que pasar por lo de mi vieja que me cocina, no tengo muchas opciones. A la noche me cocino yo —cuenta Enzo.

   —¿Es cara la comida para celíacos?

   —Se nota mucho, el gasto se triplica, fácil. En algunos productos se nota menos y en otros más. Por ejemplo, en un puré de tomate, vas y comprás el que es primera marca. Pero en los productos que originalmente están hechos con harina de trigo y que para que los pueda comer un celíaco se tienen que hacer con materia prima apta, es muy caro —asegura Enzo.

  —¿Qué creen que falta en Bahía para los celíacos?

   Emiliano: Falta una buena concientización sobre lo delicada que es la elaboración de nuestras comidas y un buen apoyo económico para las personas carenciadas a las que les cuesta mucho comprar comida apta.

   Enzo: Hace falta un lugar para ir a comprar comida hecha sin gluten, hay poca oferta. En Buenos Aires hay una panadería dedicada exclusivamente a fabricar panificados libres de gluten. Acá no tenemos, eso vendría bien.

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