Bahía Blanca | Jueves, 09 de octubre

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Thriller de extrema densidad dramática

Es un thriller de extrema densidad dramática, que en algunos aspectos remite a Disturbia (2007), de D.J. Caruso, que en la Argentina se estrenó con el título de Paranoia y era, a su vez, una copia descarada de La ventana indiscreta de Hitchcock, pero en versión para adolescentes. El protagonista de aquel filme era un jovencito huraño que, obligado a cumplir arresto domiciliario, se dedicaba a espiar las casas aledañas y sospechar que el vecino era el asesino de Texas aludido en las noticias de la televisión.

 Es un thriller de extrema densidad dramática, que en algunos aspectos remite a Disturbia (2007), de D.J. Caruso, que en la Argentina se estrenó con el título de Paranoia y era, a su vez, una copia descarada de La ventana indiscreta de Hitchcock, pero en versión para adolescentes.


 El protagonista de aquel filme era un jovencito huraño que, obligado a cumplir arresto domiciliario, se dedicaba a espiar las casas aledañas y sospechar que el vecino era el asesino de Texas aludido en las noticias de la televisión.


 En Un paraíso para los malditos el protagonista se llama Marcial, ronda los treinta años y consigue un trabajo de sereno en un depósito semi abandonado de varios pisos. La historia se desarrolla entre Navidad y Año Nuevo.


 Marcial es un hombre solitario y lacónico, que ejercita su voyeurismo observando lo que ocurre en la calle, invadida por precoces delincuentes, y en la casa vecina, habitada por un sujeto que parece ser muy violento.


 El protagonista mantiene periódicas comunicaciones con alguien apodado "el turco", que nunca aparece, pero le imparte órdenes.


 Marcial toma contacto con Miriam, la mujer encargada de la limpieza del depósito y madre de una niña de corta edad llamada Malena.


 También conoce a un anciano que padece locura senil, que vive en la casa contigua al depósito.


 En el cine policial negro, el dinero dicta la moral de los personajes y el crimen es un espejo de la sociedad.


 La presencia del crimen es lo que confiere al filme negro su impronta más constante y la muerte aflora siempre como final de un camino tortuoso.


 Pues bien, estas "reglas" se cumplen al pie de la letra en Un paraíso para los malditos, que también presume de policial negro.


 Descubrir el cómo, cuándo y por qué de los acontecimientos claves de esta historia, es tarea que le corresponde al espectador que se atreva a introducirse en ese mundo miserable y deprimente que nos propone el director. Un mundo surcado por la violencia física y psicológica, las mentiras, las sospechas, el fatalismo y la ambivalencia moral, y donde hay un escaso margen para la esperanza, a pesar del "paraíso terrenal" que le prometen a Marcial dos representantes de una secta religiosa.


 Ese clima de "negrura", el director también lo consolida mediante la escenografía y una persistente iluminación expresionista a cargo de Sol Lopotin.


 En su primer protagónico, Joaquín Furriel concreta una muy buena labor, lo mismo que Maricel Alvarez (Miriam) y Alejandro Urdapilleta (el anciano) en su última actuación para el cine, pues falleció el 1° de este mes.






 UN PARAISO PARA LOS MALDITOS


 Guión y dirección: Alejandro Montiel. Elenco: Joaquín Furriel, Maricel Alvarez, Alejandro Urdapilleta. Origen: Argentina. 2013. Duración: 83'. Para mayores de 16 años.


 Calificación: 7