Bahía Blanca | Miércoles, 15 de mayo

Bahía Blanca | Miércoles, 15 de mayo

Bahía Blanca | Miércoles, 15 de mayo

Un "joven decano" de la televisión bahiense

-- ¿Cómo toma el hecho de haber quedado como uno de los "decanos" del periodismo televisivo de la ciudad? -- Tan sólo me parece un dato simpático. Apenas tengo 54 años. Digamos que llegar a ser uno de los más antiguos, me llegó por decantación. El destino quiso que algunas figuras históricas nos dejaran en los últimos tiempos. El caso más notorio fue el de José Román Cachero y más recientemente, el de Salvador Fernández, aunque en realidad él era un año más joven que yo.




 -- ¿Cómo toma el hecho de haber quedado como uno de los "decanos" del periodismo televisivo de la ciudad?


 -- Tan sólo me parece un dato simpático. Apenas tengo 54 años. Digamos que llegar a ser uno de los más antiguos, me llegó por decantación. El destino quiso que algunas figuras históricas nos dejaran en los últimos tiempos. El caso más notorio fue el de José Román Cachero y más recientemente, el de Salvador Fernández, aunque en realidad él era un año más joven que yo.


 -- Digamos que experiencia para ocupar ese sitial no le falta...


 -- Arranqué en 1970, en radio. Aunque soy de los que piensan que uno empieza con este tipo de cosas mucho antes de llegar a trabajar por primera vez.


 -- ¿Traía cosas desde la cuna?


 -- No sé si tanto, pero ya durante el secundario en Punta Alta, cuando se realizaban las estudiantinas que organizaba el recordado profesor Alcides Nanni, a mí me tocaba hacer de presentador.


 "Además de divertirnos bastante, todo era una buena excusa para salir de clase y demuestra que desde entonces siento afinidad con el hecho de estar ante un micrófono".


 -- Y su debut "oficial", ¿cuál fue?


 -- Aún sin haber terminado el secundario ya había comenzado un par de programas en Radio Nacional. Uno estaba dedicado a la música de películas y se llamaba Creativamente: banda sonora. A eso me dedicaba cuando Julio Raitzin y María Palma Nazzaro me comentaron que llamaban a un concurso en LU2 y me presenté.


 -- ¿Ganó?


 -- Quedamos junto con Alberto Comán. A mí me tiraba más lo periodístico y nunca me olvido que la última prueba la rendí el día que secuestraron a Aramburu: 29 de mayo de 1970. Mientras me tomaban a mí, "monstruos" como Néstor Barbieri, Adolfo Orden o Angel Cappa estaban alborotados con la noticia del día.


 -- ¿Se acuerda qué fue lo primero que dijo?


 -- Sí, claro. Fue un sábado. Adolfo Orden me pidió que leyera el boletín de lluvias que estaba muy vendido. Lo dije como si fuera la noticia más importante del mundo, aunque con el tiempo me dí cuenta que, realmente, para la gente de campo, esa información es fundamental. ¡Pareciera que lo estoy viendo a don Adolfo haciéndome una seña para indicarme que todo salió bien!


 "Además, me acuerdo de un programa que se llamaba Radiario, que hacíamos a la tarde con Ricardo Erbetta y Máximo Levi, dirigidos por Barbieri, a quien considero uno de mis maestros".


 -- Y a la televisión ¿cómo llegó?


 -- Poco más de un año después, desde la jefatura de programación del Canal 9, me llamaron y junto con Carlos Bodanza empezamos a hacer unos flashes en vivo, con la información del Prode, que en esa época era algo importantísimo.


 "Escuchábamos la información por radio y en los cortes decíamos: `gol de tal equipo, partido uno, local o lo que fuera'. Después, hice la carrera clásica, cubriendo suplencias de quienes se toman licencia y ese tipo de cosas".


 -- ¿Se siente más un periodista o un presentador de noticias?


 -- La carrera me fue llevando hacia el rol de presentador de noticias en cámara, dejando de lado estar en la calle, algo que añoro de mis tiempos en radio. Me gustaba, pero es un ejercicio que, si se deja de hacer, cuesta retomar.


 "Ahora sólo tengo chances de hacer preguntas cuando tengo un entrevistado en vivo o a través del teléfono".


 -- ¿Quiénes le enseñaron a estar frente a una cámara?


 -- ¿Quién podría dejar de reflejarse en un espejo como el de Horacio Percio? ¿O en los estilos de Norberto Martínez o Norman Fernández y la sobriedad de Angel Cappa ante una cámara? Hubo varios modelos a seguir. Hasta definir un estilo propio, fui semblanteando a los que tenían más carrera.


 -- Cuando se enseña periodismo se indica que lo mejor es decir las noticias de la forma más neutra posible. Esa manera tan sobria que tiene de decir las noticias, ¿es algo que trae consigo o lo buscó deliberadamente?


 -- No creo que nadie pueda ser totalmente objetivo. En todo caso, en periodismo, se puede intentar ser equilibrado. En la elección de una noticia antes que otra o en la forma de presentarla, uno está poniendo cosas de sí mismo. Por más estilo sobrio que se cultive, no creo que haya alguien que pueda ser prescindente del contenido de determinadas noticias.


 -- ¿Aún así, sabe que para los televidentes su fama es de "hombre serio"?


 -- Ante las cámaras, cuando se prende la luz, posiblemente ésa sea la imagen que transmito, cosa que no está mal. Ser creíble es un mérito que quizás provenga de que no existe una disociación entre lo que uno muestra en cámara y lo que uno es en verdad. Cuando la hay, enseguida se nota.


Sobre "famas" y prestigios







 -- ¿Siente que pertenece a una "vieja escuela"?


 -- No lo sé. Lo que tengo claro es que no se puede caer en la chabacanería, como está pasando en muchos casos. Hay veces que se exacerba cierto tono jocoso sin necesidad, aún en noticieros.


 "Veo conductores que meten bocadillos o frases que no tienen nada que ver y están de más, sólo por hacerse los graciosos.


 "Aún así, creo que sin caer en eso, en ocasiones, se puede tener un toque de humor sensato para desacartonar algunas situaciones. Para eso, ayuda mucho compartir la cámara con otra persona, en especial si es una mujer".


 -- Basta mirar cualquier noticiero para darse cuenta que, hoy en día, se tiene acceso a demasiada información en forma simultánea. ¿Cómo se lleva con esos adelantos?


 -- No queda otra que aceptarlos. Cuando comencé en esto, los informativos eran íntegramente leídos, con muy pocas imágenes, generalmente mudas y apoyadas por un relato en off.


  "Las primeras notas sonoras ya fueron un gran adelanto. Hoy, en cambio, se puede meter al aire lo que está sucediendo en la calle. Se compagina a gran velocidad y encima está el acceso permanente al satélite. Es fantástico, porque permite que la televisión cumpla con su premisa fundacional: mostrar imágenes".


 -- Muchos jóvenes relacionan la televisión con la fama y quieren llegar a trabajar en ella para ser reconocidos. Desde la experiencia de llevar tantos años apareciendo en cámara todos los días, ¿qué les sugeriría?


 -- Me parece que hay algunas confusiones. Pocos o ninguno sueña con ser periodista "de diario", que me parece es lo más exigente. La televisión deslumbra a partir del bombardeo de figuritas al que se nos somete desde algunos canales nacionales. ¿Eso significa fama? Para mí no. Prefiero el reconocimiento a la fama.


 "Es más importante ser eficaz en un trabajo, buena persona o creíble que hacer cualquier cosa con tal de aparecer un ratito en televisión.


 "Debo decir que aquí la nueva camada de periodistas jóvenes, además de muy buena calidad profesional, parece seguir el mismo camino en lo humano".


 -- ¿Le parece que se puede enseñar el oficio de presentar noticias frente a una cámara?


 -- No desdeño lo que se brinda en institutos y universidades donde se otorga a los alumnos un montón de herramientas de las que antes no disponíamos, pero soy de la idea que más allá de estos aportes, quienes se dedican a esto, nacen predispuestos para ello o lo traen de la cuna y aprenderán en base a aciertos y errores.


 -- ¿Siente que en nuestra ciudad todavía estamos a salvo de ciertas conductas perniciosas?


 -- En materia de periodismo, sí. Y eso es bueno. Quienes aquí trabajamos en periodismo respetamos ciertos códigos de convivencia. Nos conocemos e impera una gran camaradería, por encima de una competencia que es sana y no se parece en nada al ensañamiento que caracteriza a otras plazas.


 -- ¿Lo paran mucho por la calle?


 -- Sí, de tanto verme, terminan tomándome como uno más de la familia. Durante muchos años, en los hogares bahienses cenaron mirando el noticiero y hoy, almuerzan haciendo lo mismo.


 "Algunos se acercan con planteos desgarradores, creyendo que, porque uno está en televisión, podrá darle alguna respuesta o solución. En esos casos, me embarga cierto sentimiento de impotencia".


 -- ¿Analizó alguna vez la posibilidad de intentar suerte en Buenos Aires?


 -- No. Aquí tenía familia y trabajo y eso alcanzó para que ni siquiera me lo planteara. Siento que nunca tuve motivos.


 -- En esta ciudad todos lo han visto alguna vez por televisión, pero pocos saben cosas sobre su vida privada, ¿le molestaría contar algunas?


 -- No tengo problemas. Considero que vivo una vida bastante normal. Fuera del trabajo, en una época fui un buen arquero de fútbol y no es ningún secreto que lo único que me hace caer el monóculo es mi afición por Racing y Sporting.


 "Ahora, lo que más me atrae es la pesca. Cuando puedo, me voy a Monte Hermoso y salgo al mar en un semirrígido. Es algo que me gusta desde siempre y ahora que tengo lancha, mucho más. Hace unos años también me había acercado a los `fierros', porque mi hijo corría en categorías de karting y Citröen".


 -- ¿Mira televisión o prefiere no seguir conectado al trabajo cuando vuelve a su casa?


 -- Bastante poco. Generalmente algún programa periodístico. Uno no puede dejar de pasar por el filtro eso que ve. A esta altura del partido, ya no me creo todo lo que veo.


 -- ¿Espera algo más de su carrera?


 -- Soy de la idea que con el tiempo se dará un recambio natural y dejaré esta profesión. Cuando eso suceda, quizás podría dedicarme a hacer un programa semanal, aprovechando la gran identificación mutua que tenemos con el canal. Otra cosa que nunca descarto es volver a hacer radio.


 -- Sin embargo, su voz suele escucharse bastante seguido...


 -- Actualmente, lo único que me queda en ese medio son los flashes cooperativos que se emiten por LU2 después de cada informativo, pero no descarto volver a hacer algo más, alguna vez.


 "El otro día, justamente, leí uno que hablaba del 25º aniversario del coro de niños de la Cooperativa Obrera y me acordé de haber hecho otro diciendo que se llamaba a los interesados en formar el primer coro de la Cooperativa. ¡Cómo pasó el tiempo!





El bloque más breve de la historia










 Néstor de la Iglesia gusta definir a lo que sucede en televisión como el reflejo de un "equilibrio inestable".


 "El secreto está que quienes miran, no lo noten, aunque siempre se esté al borde", advierte.


 Al respecto, recuerda los tiempos en que las conexiones venían por coaxil y había que "guitarrear" bastante hasta reestablecer el vínculo con la transmisión central.


 Puesto a buscar en un enorme bagaje de anécdotas acumulado en décadas de actividad, elige una coprotagonizada junto con Norberto Martínez, otro de esos personajes que, quienes no lo conocen, prejuzgan como serio y ceremonioso, cuando en realidad es todo lo contrario.


 "El día en que se estrenó un nuevo formato para el noticiero, con una escenografía traída de Buenos Aires y una serie de ensayos para practicar nuestro ingreso y nuestra salida en penumbras, sucedió que a la hora señalada fuimos a sentarnos y faltaba una silla en la tarima.


 "Cuando entramos y vimos que uno de los dos no tenía donde sentarse, además de mascullar una serie de insultos, Norberto siguió de largo y se bajó, dejándome solo, sentado frente a la cámara, con todo el resto de los colaboradores, conteniendo la risa. Entonces me dieron cámara y no tuve otra que decir: `Buenas noches, hacemos una pausa', una frase que quedó para la historia.


 "Fue el bloque más corto de la historia, duró ocho segundos, aunque lamentablemente no quedó grabado en ningún lado", recuerda.



PERSONAL

* Hijo de padre carnicero y madre peluquera, Néstor nació en Punta Alta, el 5 de agosto de 1949.
* Tras egresar del Colegio Nacional de la vecina ciudad, comenzó a trabajar en LU2 para solventar sus estudios universitarios como ingeniero electricista.
* El primer año de universidad viajaba todos los días desde Punta Alta (a veces en colectivo y otras veces "a dedo") y luego se mudó a Bahía Blanca, donde vive desde entonces.
* En 1977 comenzó a trabajar en el control de la usina General San Martín de Ingeniero White. Luego, durante el período de construcción de la Termoeléctrica, pasó a la sección de relaciones públicas de la por entonces DEBA, luego ESEBA y actualmente EDES.
* Está casado con Mirta Rosselo (también puntaltense) y es padre de Nicolás (tiene 21 años y estudia Medicina en Buenos Aires) y Franco (20, años cursa educación física en Punta Alta).