Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

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Barrera sanitaria y vacunación antiaftosa: dos caras de una misma moneda

El Gobierno nacional decidió flexibilizar el paso de carne desde el norte hacia el sur del río Colorado, y reavivó una vieja polémica en la que se encuentran intereses comerciales, políticos, productivos y sanitarios de uno y otro lado.

Fotos: Archivo La Nueva.

A casi cinco meses del levantamiento de la barrera sanitaria patagónica y su casi inmediata prórroga, y a pocos días de la decisión de flexibilizar el paso de carne con hueso desde el norte al sur del país, todavía continúan sin llegar a un acuerdo las voces y argumentos cruzados desde uno y otro lado del río Colorado.

La primera medida, que había emanado del Senasa y confirmada por el Boletín Oficial, tuvo un sinfín de críticas de parte de entidades vinculadas al campo en las provincias patagónicas: en forma inconsulta, se denunciaba, el Gobierno nacional ponía en riesgo el estatus sanitario de libre de aftosa sin vacunación que tiene toda esa zona. Además, lo hacía sin preguntarse ni preguntar qué repercusión podía tener en los importadores de carne argentina libre de aftosa sin vacunación, como Chile o la Unión Europea.

Desde la Capital Federal, en tanto, se argumentaba la decisión en cuestiones vinculadas al precio de la carne que paga el consumidor patagónico y la vacunación contra la aftosa; también se decía que los productores del sur no querían perder el casi exclusivo acceso a determinados mercados internacionales más exigentes.

La función de la barrera sanitaria es clara: desde hace años, al sur del río Colorado, el ganado es libre de aftosa sin necesidad de vacunación, mientras que al norte de nuestro país todavía se debe inocular contra la enfermedad. El último brote se dio en Corrientes sobre el año 2006, y se espera que en los dos próximos años todos los países limítrofes, salvo Uruguay, se declaren como libres de aftosa sin vacunación.

Entre razones de más, argumentos de menos y verdades que nadie quería escuchar de la boca de otros y menos de la propia, el Ejecutivo dio marcha atrás con la famosa Resolución 180/25 a los pocos días, se pospuso la medida por tres meses y se crearon mesas de discusión con la participación de distintos actores de la cadena. Pero la semilla de la duda y de lo que vendría no mucho tiempo después estaba ya plantada.

Los productores y funcionarios políticos del sur de la barrera no se quedaron quietos. Además de repetir hasta el cansancio que la decisión gubernamental no tenía justificación alguna, comenzaron a llover recursos ante la Justicia para intentar frenar de otro modo una determinación que, decían, tenía como real objetivo una política comercial y no una sanitaria.

Incluso, llegaron a argumentar que los ganaderos ubicados al norte del río Colorado no querían dejar de vacunar contra la aftosa, para no arriesgarse y eliminar el peligro de cualquier tipo de brote de la enfermedad. “Si pasa algo, nos van a contagiar a todos”, temen desde el sur.

Así, cuando todavía se estaba en plena discusión por la Resolución 180, sobre fin de junio -tres meses después de la primera- apareció una nueva: la 460, que dejaba sin efecto a la anterior y que establecía el ingreso de “material reproductivo, carnes y productos cárnicos de animales susceptibles a la fiebre aftosa” desde el norte de la barrera, bajo determinadas reglas de sanidad y con algunas excepciones.

En la práctica, se terminó habilitando el paso de cortes con hueso plano, que permite -se explicó- mantener estándares sanitarios y no genera impactos negativos en la producción ni en los mercados internacionales. Más allá de las protestas generalizadas, esta vez no hubo prórrogas ni vuelta atrás.

Amén de lo estrictamente productivo y comercial, la cuestión sanitaria es la que hoy se encuentra en el ojo de la tormenta y, dentro de ella, la necesidad -o no- de continuar vacunando en el resto del país o bien avanzar en un proyecto sanitario a mediano plazo que permita elevar a Argentina al estatus de libre de aftosa sin vacunación, como están haciendo otros territorios de América del Sur.

La cuestión fue planteada desde el Colegio de Veterinarios de la provincia de Buenos Aires, desde donde se consideró que “es necesario comenzar a transitar el camino hacia una Argentina libre de fiebre aftosa sin vacunación”, decisión que -se explicó- “no debe tomarse a la ligera, sino con compromiso técnico y político”.

Al respecto, Rodolfo Piedrabuena, consejero de la entidad y coordinador de la comisión de Grandes Animales, consideró que el Gobierno nacional se apresuró a aprobar el levantamiento de la barrera sin realizar las consultas pertinentes, como con aquellos países que compran carne argentina.

Además, señaló que desde el sur de la barrera se está dando un mal mensaje a los importadores cuando no quieren que ingrese carne desde el norte hacia su región.

“Argentina quiere colocar y vender más carne, mostrando que no tiene aftosa ni circulación viral hace años, con vacunación. Entonces, queremos salir a comercializar y, cuando aparece esta normativa, los productores del sur no quieren que entre carne del norte. Es una contradicción; están perjudicando al país diciendo eso”, señaló a La Nueva.

Al respecto, recordó que el estatus sanitario depende de la Organización Mundial de la Sanidad Animal (OMSA, o WOAH, por sus siglas en inglés) y que, bajo sus normativas, “es lo mismo un país libre de la fibra aftosa con vacunación que sin vacunación”.

“El estatus sanitario es el mismo. Algunos países no lo tienen en cuenta, normalmente por una cuestión comercial, pero eso es un problema de ellos. Entonces, la Argentina y la Patagonia no van a cambiar ninguno de sus dos estatus porque entre carne con hueso plano desde el norte al sur del país; eso se va a mantener mientras la OMSA lo siga controlando”, aseguró.

Piedrabuena consideró que “tarde o temprano, Argentina va a dejar de vacunar contra la aftosa porque si no vamos a quedar solos en el mundo”.

“Lo lograron otros países. Pero si los que están al sur de la barrera no quieren recibir carne de los del norte, ¿cómo les vamos a comprar? Después, sabemos que hay decisiones en las que no importa la producción: son políticas”, explicó.


¿Cuándo y bajo qué condiciones?

A través de un comunicado, el Colegio de Veterinarios de la Provincia de Buenos Aires consideró “fundamental” reflexionar sobre las condiciones necesarias para, eventualmente, dejar atrás el esquema de vacunación.

“Entendemos que es necesario comenzar a transitar el camino hacia una Argentina libre de fiebre aftosa sin vacunación. Esta decisión no debe tomarse a la ligera ni con apuro, sino con compromiso técnico y político. Sabemos que hacerlo correctamente sería un mensaje contundente de confianza en nuestro Sistema Sanitario Nacional”, se indicó.

En ese sentido, se recordó que tanto Brasil como Bolivia ya fueron declarados libres de fiebre aftosa sin vacunación y que es válido repensar el modelo vigente.

“¿Hasta cuándo vamos a vacunar? Entendemos que la pregunta no es ‘si’ dejar de vacunar, sino ‘cuándo y bajo qué condiciones’, ya que suspender la vacunación de manera inmediata sería un error”, se aclaró.

Para ello, se recomendó “observar y aprender de los países que ya lograron el estatus sanitario libre sin vacunación, y entender que el proceso requiere planificación, evaluación de riesgos y construcción de capacidades”.

“Aunque no se detecta circulación viral activa, el riesgo de reintroducción del virus —especialmente de cepas no cubiertas por la vacuna actual— sigue presente. Existen cuatro cepas que circulan globalmente y que no están contempladas en las vacunas que usamos hoy en Argentina. Su ingreso sería una amenaza real”, se explicó.