Cómo ayudar a las bibliotecas: venían golpeadas y buscan estar de pie
No solo la inundación las afectó sino que vienen sufriendo las consecuencias de los últimos desastres naturales en techos, vidrios y paredes. En algunos casos sufrieron robos. Las bibliotecas Roberto J. Payró, del barrio Napostá y José Hernández, de General Cerri, aún no pudieron reabrir.
Licenciada en Comunicación Social egresada de la Universidad de La Plata. Docente en nivel superior. Redactora de La Nueva desde 2010. En LU2 Radio Bahía Blanca tiene la columna "Buenas buenas" y se desempeña como redactora creativa. Es especialista en cubrir historias humanas de superación. Además, es profesora de yoga.
Las 20 bibliotecas populares que hay en nuestra ciudad sufrieron daños en mayor o menor medida en alguno de los tres últimos temporales que padeció la ciudad desde el fatídico 16 de diciembre de 2023, pasando por la caída del granizo hasta los episodios del 7 de marzo.
La inundación llegó como la “estocada final” para algunas, que ya venían dando batalla con arreglos de techos, vidrios y paredes que una y otra vez volvían a romperse.
En la inundación las que se llevaron la peor parte y permanecen cerradas son la Biblioteca Payró, del barrio Napostá (19 de mayo 769) y la biblioteca José Hernández, de General Cerri. A las dos se le estallaron los vidrios.
En el caso de la biblioteca Payró el agua entraba por las bañeras y por el inodoro con residuos cloacales. Entró entre 1,20 metros y 1,60 de agua. El edificio quedó muy golpeado.
En la de Cerri entraron unos 60 centímetros, pero con tanta fuerza que movió las estanterías provocando la caída de los libros que estaban más altos. Las computadoras quedaron sumergidas y los ejemplares contaminados por agua contaminada. Hasta hubo que rescatar a la bibliotecaria de su casa.
Hasta hoy ninguna pudo reabrir: no se puede pintar hasta que no se vaya la humedad de las paredes.
En la biblioteca de White la planta baja se inundó, pero los libros se salvaron, en parte, porque estaban en un segundo piso. Entró agua por el techo y las paredes, pero no con barro.
La Universidad del Sur metió libros en freezer para que no se creen hongos y de a poco los van sacando y en la medida que pueden los van secando de forma artesanal, hija por hoja. Un trabajo tremendo para un bibliotecario que está atendiendo y además tiene que modificar el inventario para eliminar de él todo lo perdido.
La biblioteca Daniel Aguirre, del barrio Universitario, perdió cinco escritorios con sillas que tuvo que tirar.
La bibliotecaria Ale Continanzia, docente y asesora en Bibliotecas populares del Instituto Cultural del Municipio de Bahía Blanca, contó a La Nueva que la misma suerte corrieron muchas bibliotecas escolares y también la del Conservatorio de Música de Bahía Blanca, que es única en toda la Patagonia y perdió material muy difícil de reponer.
“Si bien hoy dicen ‘está todo en internet’, no es cierto. Había obras donadas por profesores y por quienes han pasado por la orquesta y donado bibliotecas enteras, que son irrecuperables”, mencionó.
“En mayor o menor medida, con los tres temporales todas las bibliotecas sufrieron inconvenientes en sus edificios, muebles, vidrios y libros. Y cuando un libro se contamina no lo puedo meter en el lavarropas, ni pasarle alcohol, a lo sumo puedo desinfectar uno, pero no cientos de libros.”, dijo.
Otra de las afectadas, fue la Braille, que ya había sido resentida con el temporal del 16 de diciembre y con la caída de piedra granizo posterior y es una de las pocas del país con material en sistema Braille.
La biblioteca hoy está utilizable en el salón principal, con mucha humedad porque se filtró gran cantidad de agua. En la zona del comedor, que se usa para talleres, el lugar quedó inhabilitado hasta poder repararlo.
“La mejor ayuda que puede recibir una biblioteca es el dinero, porque a veces la gente les dona libros que a esa biblioteca en particular no le sirven o ya los tiene”, dijo la asesora.
“Qué mejor que tener dinero para comprar la computadora, la mesa de trabajo y los libros que a esa biblioteca le demanda su comunidad de lectores”, agregó.
Además, cada año las bibliotecas viajan a la Feria del Libro para tener su stock actualizado y dar respuesta a los gustos y lecturas de su comunidad, por edades, géneros y autores.
Continanzia señaló que Bahía Blanca es la segunda ciudad de la provincia en Bibliotecas Populares, que son aquellas que tiene material de todo tipo y se adaptan al barrio en el que están.
La biblioteca Martín Allica (Humboldt 3758) por ejemplo, estaba a punto de inaugurar cuando ocurrió el primer temporal que le voló el techo y parte de la mampostería. Y luego de eso, le entraron a robar. Ahora, con ayuda del Municipio, el 24 de mayo, a las 15, estrenará nuevo edificio en Baigorria 3764.
Como ella, varias más sufrieron pérdidas en su infraestructura y mobiliario y tuvieron que arreglar una y otra vez sus instalaciones.
“Algunas arreglaron los techos rotos con el primer temporal y las piedras destrozaron la membrana líquida, como pasó con el techo de la biblioteca de Bella Vista”, comentó la asesora.
“Para cuando llegó la inundación el agua no solo entraba por abajo sino también por arriba”, señaló.
Y también fueron afectadas por problemas posteriores: tuvieron cortocircuitos o perdieron ejemplares que sus usuarios no pudieron devolver o devolvieron contaminados y es imposible ponerlos otra vez en circulación para préstamo.
“El Municipio colaboró desde el principio y ahora está brindando talleres que cada biblioteca pidió para sus comunidades, para que tengan apoyo escolar, ajedrez y disciplinas artísticas”, dijo.
“Algunos chicos van a jugar al ajedrez o hacer algunas de estas actividades y terminan llevándose un libro. Se reúnen a hacer deberes, son lugares cómodos, cálidos y seguros con lectura para todas las edades y en distintos idiomas”, comentó.
La Biblioteca Rivadavia en la inundación estuvo unos días sin energía eléctrica pero en los anteriores temporales se rompieron vitrales aunque los libros quedaron a resguardo.
Biblioteca Popular Roberto Payró, del barrio Napostá, con pérdidas casi totales
La Biblioteca Popular Roberto Payró perdió más del 90 % del patrimonio cultural incluyendo que el edificio, que quedó muy golpeado porque entró entre 1,20 y 1.60 metros de agua.
Su bibliotecaria Natalia Vergara comentó que se trata de un edificio de 65 años, aproximadamente. La obra de reparación se está comenzando porque recibieron ayuda del Municipio y hay compromiso de salir adelante, pero llevará mucho tiempo.
“El edificio se tiene que secar para poder arreglar las paredes y pintar, pero es un trabajo que va a llevar mucho tiempo. Hay que ser pacientes”, dijo.
El Instagram es @bibliorjpayro y allí hay un alias (pico.cuarto.polo) para donaciones en efectivo, porque no se aceptan libros, por la situación. Editoriales de todo el país hicieron donaciones pero el edificio no está en condiciones de recibirlos.
“Perdimos más de 12 mil libros, por ende, la biblioteca se va a achicar”, dijo.
En lo personal fue muy doloroso por presenciar la destrucción del barrio.
“No vivo en el barrio y fue muy doloroso presenciar su destrucción y la del barrio, ver así a tus compañeros, la gente que querés y ves todos los días. Tanto la Sociedad de Fomento como la Biblioteca Popular se hacen por su comunidad”, dijo.
“Mis compañeros perdieron absolutamente todo, fue bastante difícil el tener que hacer el trabajo de limpieza, abrir la biblioteca para limpiar. A la vez fue emocionante tener la ayuda de gente de los clubes de barrio y de partidos políticos”, comentó.
Natalia era la única que estaba allí ese martes y la ayudaron hasta que se limpió por completo.
“La biblioteca es el punto de encuentro de las personas, hay muchas personas mayores para quienes los libros son su compañía”, añadió.
La biblioteca de Cerri: ”Se perdieron muebles y muchos libros nuevos”
En esta biblioteca entraron 60 cm de agua y se afectaron dos filas de estanterías con mucha cantidad de libros.
Valeria Junco, de su anterior Comisión Directiva, y a quien le tocó pasar por esta situación (estuvo 12 años como presidente) comentó que fue una locura, porque personalmente los integrantes de la biblioteca también estaban afectados, con sus casas inundadas.
“Para cuando pudimos ir los libros mojados ya estaban pegados. Se dieron de baja muchos libros, el peor sector fue el infantil porque todo estaba dispuesto en cajas en un sector bajo pero también se perdieron novelas”, comentó.
Perdieron seis muebles de melanina que hay que rehacer, la heladera y las CPU de uso administrativo. Se perdió mucha información de listado de socios.
El Alias para colaborar con la biblioteca popular José Hernández es: BIBLIO.CERRI.
“Se perdieron libros muy nuevos porque los obsoletos se habían dado de baja. No recibimos subsidios de la Municipalidad ni de Provincia, pero desde la comuna están en tema”, dijo.
El hecho de no haber podido estar al día con la Personería Jurídica, por tiempos y burocracia, complicó también las donaciones.
“Solucionamos temporalmente la parte eléctrica pero las paredes quedaron muy estropeadas. El temporal nos había aflojado las chapas del techo y los presupuestos son muy elevados para arreglarlos”, añadió.
La Comisión Directiva se renovó días atrás y su actual presidenta es Laura Carbó.
Qué son las bibliotecas populares
No son especializadas como las bibliotecas de las universidades, escuelas, cárceles u hospitales. Son Asociaciones Civiles sin fines de lucro como puede ser un club, una peña folklórica, una murga, o un comedor. Están organizadas, y cuentan con una comisión directiva, estatuto y socios.
Tenemos 20 bibliotecas populares en la ciudad, la más grande y antigua es la Biblioteca Rivadavia.
“Es un orgullo porque es una de las mejores, más viejas y más completas no solo de Argentina sino de América. Su edificio fue construido específicamente para bibliotecas. Generalmente la gente encuentra una parte del club o sociedad de fomento y aprovecha el sitio para tener su material. No fue el caso de nuestra querida Biblioteca Rivadavia”, dijo la asesora Ale Continanzia.
Plan de fortalecimiento de bibliotecas. Todas las bibliotecas reciben un subsidio anual del Municipio, más subsidios de Nación y Provincia, si están inscriptas y con todos los papeles en regla.
"Desde que ocurrió el primer temporal se dio a algunas bibliotecas un subsidio de de 71 millones y este año se dio a otras bibliotecas. La idea es ir ayudando a las 20 bibliotecas populares de nuestra ciudad y a las que van naciendo", destacó.
No todas las bibliotecas forman parte del Consejo de Bibliotecas Populares porque la participación es voluntaria.
Continanzia mencionó que con el subsidio de 71 millones se terminó la biblioteca Rosario Sur que estaba alquilando un espacio, cerca de la terminal. Este año se terminaría la biblioteca Allica y parte de la biblioteca Simón Rodríguez, y se darán nuevos subsidios.
"No todos los municipios lo hacen, no todos tienen una ordenanza de ayuda de las bibliotecas o un Consejo de Bibliotecas Populares, donde se reúnen periódicamente y van tratando problemas. Las bibliotecas están organizadas desde hace años en Bahía Blanca", dijo.