Las lluvias de hace un siglo
Lluvia, inundación, calles desbordadas por el agua, alcantarillas tapadas. La ciudad vulnerable (sin el canal Maldonado).
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Hace 100 años, en julio de 1925, se registró en la ciudad uno de los temporales más fuertes de su historia, con una lluvia que inundó calles y afectó el normal desarrollo de actividades.
Bahía Blanca venía sufriendo una cruda sequía cuando de pronto, “como si los términos medios no fueran compatibles con las modalidades regionales”, se desató uno de las lluvias más intensas del siglo.
Cayeron 143 milímetros de agua, desde la madrugada al anochecer, lo que generó la inundación de calles, la interrupción del tránsito, la suspensión del servicio de tranvías y de las clases.
Los bomberos se convirtieron en protagonistas de la jornada. “Hemos tenido un día de verdadera fajina”, señaló el capitán Angulo. En particular se verificó un caos en el centro, al quedar inundadas las zanjas para el tendido de las cloacas, las cuales se convirtieron en trampas mortales.
Los más castigados fueron los barrios ubicados en las orillas del Napostá. “Las calles se convirtieron en charcales enormes y algunas de ellas, como Garibaldi, se volvió un arroyo torrentoso, mientras que el agua socavó la tierra y dejó en el aire los rieles del tranvía”.
También Villa Obrera quedó bajo las aguas y sus habitantes volvieron a reclamar obras de defensa en los bordes del arroyo, al menos desde Darwin hasta la estación Rosario.
Pero sin dudas la población más desamparada fue Ingeniero White que, por su geografía, un día de temporal se convertía en “un verdadero suplicio”. La municipalidad mandó montar “pasos de piedras” en las bocacalles mientras los vecinos señalaban que lo ocurrido se hubiese evitado si se limpiaran las alcantarillas de desagüe.
Pocos días después de las lluvias, el senador Alberto Medús presentó un proyecto para construir un embalse del Napostá como una alternativa para un mejor control de las crecidas del arroyo.