Bahía Blanca | Viernes, 18 de julio

Bahía Blanca | Viernes, 18 de julio

Bahía Blanca | Viernes, 18 de julio

Talleres, el club que se levantó de los escombros y se apresta a celebrar 100 años

Carla Mariani, presidenta de la institución, contó cómo se llevó a cabo la reconstrucción. Y, además, la historia del milagro que ocurrió aquel 16 de diciembre. “Dios nos protegió”, dijo Ricardo Masser.

Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.


De aquella montaña de escombros que hace dos años marcó para siempre la historia del club Talleres, a este presente auspicioso de personas comprometidas haciendo posible el resurgir de una institución muy querida en Villa Serra.

La tarde noche del 16 de diciembre de 2023 quedó marcada a fuego para muchos clubes de Bahía Blanca. Una sucesión de ráfagas de viento –de más de 140 kilómetros por hora- dejó en ruinas las instalaciones del club ubicado en Tierra del Fuego 3064.

Techos arrancados de cuajo, paredes que en minutos se convirtieron en escombros y un enorme gimnasio destruido, opacando sitios que funcionaban motorizados por el esfuerzo de socios y vecinos.

El duelo duró poco tiempo. A contrarreloj las manos se multiplicaron para volver a ponerse de pie.

“La solidaridad de los vecinos y los socios fue increíble, como también el aporte solidario de trabajadores, empresas y clubes vecinos. Siento un enorme orgullo, porque ese mismo día, entre lágrimas, le dije a mis padres que Talleres se iba a levantar”, dijo Carla Mariani, su presidenta, quien asumió el cargo en 2019 y finaliza su mandato en breve.

-Primero la pandemia y luego el derrumbe total, ¿cómo hizo para afrontar la situación?

-No podía dejar todo a la deriva. Me entregaron un club hermoso, luego lo perdí y me tocó levantarlo de cero. Vivimos la pandemia y el temporal, pero también una reinauguración, obras concretadas y proyectos. Fueron años intensos, de altos y bajos en un mandato donde superé pruebas día tras día.

-¿Qué valora y qué perdió en estos años?

-Valoro todo el apoyo incondicional de gente que ni siquiera conocía. Fueron millones de pesos invertidos en esta primera etapa donde se logró darle nuevamente una identidad al club. Está el piso, las paredes, el techo y las aberturas. Nos falta un 30 por ciento de obra para dejarlo habilitado, pero ya podemos entrar, reunirnos y observar cómo la gente del barrio se enorgullece.

“De lo que perdimos estamos recuperando los robos y saqueos sufridos por estar el club desguarnecido. Nos traían materiales y desaparecían porque no podíamos mantenerlos seguros. También nos causaron daños robando elementos de la estructura caída: cables, elementos de electricidad, aberturas, hierros…”, contó Carla.

 

-Cuál fue el replanteo que hizo el día después del temporal.

-Todos los replanteos fueron positivos; los vecinos se cercaron y fuimos a la municipalidad e ingresamos en el proyecto de reconstrucción de los clubes. Nos apadrinó la empresa Oldelval SA y nos cobijó el club Villa Mitre. Su presidente (Juan La Rocca) se puso la camiseta de Talleres, nos acompañó y nos brindó su experiencia.

“Y quiero rescatar e Mariela Calacho, una amiga de Villa Mitre que hizo de intermediaria con Juan y nos pudieran asesorar. También agradecer al Colegio de Ingenieros, a cargo de los planos, el área de Deportes del Municipio, en ese entonces con Gustavo Lari, de Horacio Varela (Asociación Civil) y del mismo intendente Federico Susbielles, que cada tanto se da una vueltita por el club para ver cómo estamos”, sostuvo. 

“Y no podría nombrar a todas las empresas que donaron material, pusieron sus herramientas y nos aportaron gente para realizar el trabajo. Somos una institución muy humilde, nos llenaron de fuerza y cariño”, apuntó.

 

-¿En algún momento pensó que no se iba a poder salir adelante?

-Sí. Fue muy difícil pensar que se iba a poder. Estaba el proyecto, se hizo un trabajo descomunal de limpieza, pero todo se veía muy lejano. A nuestros antecesores les costó años ver concretados sus sueños. El 20 de enero de este año se empezaron a levantar las paredes y el 20 de mayo se hizo realidad.

“En marzo de 2024 una cooperativa levantó los escombros; en el medio los percances por robos que también afectaron a la cantina y la cancha de bochas. Los baños, que eran nuevos, los perdimos en su totalidad. Hasta las teclas de luz se llevaron. Y una cocina industrial de fundición que pesaba una tonelada también desapareció”, subrayó.

“Lo triste, más allá de los robos, fue el daño causado rompiendo paredes de durlock que dividían. Por suerte pudimos rescatar los sanitarios antes de todos estos hechos. Hubo vecinos que prestaron sus garajes para resguardar el poco mobiliario que quedó en pie”, remarcó.

-¿Cómo piensan afrontar ese 30 por ciento que todavía falta para dejarlo en óptimas condiciones?

-Nos faltan los servicios, algunas aberturas y la iluminación. Ya con la estructura armada y la seguridad como resguardo, el resto se irá completando. Contamos con un proyecto de iluminación, donde nos da una mano el municipio, para poder habilitar el salón.

“El 28 de junio vamos a cumplir 100 años, queremos celebrar un acto de reconocimiento, porque estamos y estaremos eternamente agradecidos. Luego se apuntará a los demás servicios, aunque ya instalados y trabajando desde adentro”.

 

-¿Qué significado tiene para usted lo vivido durante su mandato?

-(Se emociona). Lloro y voy a llorar siempre. Tenemos gente muy valiosa en la comisión directiva, como el caso de Ricardo Masser, un trabajador incansable, y la banca de mis seres queridos. A mi familia le quité horas estando en el club, lo hice fuera de mi trabajo personal y hasta llegué a quebrarme porque no daba más; la promesa a mi papá y a mi abuela se cumplió.

“También una mención para los socios del club que siguieron aportando su cuota social; hoy la ansiedad nos puede, queremos ver nuevamente a los chicos patinar en nuestro salón y también las clases de gimnasia”

-¿Se viene la placa de los 100 años?

-Sí. Habrá una placa para resaltar el valor de quienes fundaron el club y de los que siguieron aportando con trabajo y dedicación. También tenemos algo proyectado para distinguir el frente en el corto plazo. Ya no estará el viejo escudo, pero algo ingenioso se nos va a ocurrir.

Quedó atrapado


Ricardo Masser lleva más de 50 años ligado a Talleres. Fue presidente, secretario, vocal y, actualmente, tesorero. Aquella tarde noche de diciembre salvó su vida de milagro, algo que todavía permanece fresco en su memoria.

“Ese día el club celebraba una fiesta de fin de año. Estaba con mi hija (Paola) acomodando las mesas; y también con Sergio y Yamila, integrantes de la comisión. Carla salió a hacer unos mandados y cuando empezó a soplar el viento nos acercamos a la ventana a mirar, el techo crujía y empecé a ver chapas volando por la calle”, contó.
“Salimos corriendo, atravesamos el salón de punta a punta y quedamos agazapados debajo de la losa que linda con la cocina y los baños. En un momento escuchamos un ruido insoportable, explosiones y polvareda. Nos tapamos los ojos porque no se veía nada. Las chapas se volaban y no podíamos reaccionar. En un momento nos metimos al baño, lo único que quedaba en pie”, aseguró.

-Rodrigo Barros, quien estaba en la cantina. Sabía que estábamos adentro, se volvió loco y gritaba, pensaba que habíamos quedado abajo de los escombros. El viento aflojó, el agua nos llegaba a las rodillas, pero pudimos responder a los gritos y buscamos la manera de escapar entre los escombros, como pudimos.

 

-¿Qué reflexión hace hoy de ese momento? 

-Como paso muchas horas en el club, es evidente que me puedo morir acá, como le ocurre a mucha gente. Creo que Dios nos protegió, porque si se caía el paredón trasero la losa no hubiera resistido. Alguien puso la mano y lo contuvo.

-De hecho, todavía forma parte de la nueva estructura.

-No sufrió consecuencias, es una pared de 45 centímetros o más. Será parte de nuestro tesoro más preciado para contarles a nuestros nietos. Para los cuatro sobrevivientes un simple gracias cada vez que nos acerquemos al club.

-Sin dudas paso por el club dejó huellas.

-Este club se hizo con mucho sacrificio, con gente desinteresada aportando conocimientos y trabajo. La imagen del club derrumbado me paralizó; tengo grabado a los vecinos preparando los pastones a mano, alcanzado ladrillos filas hasta el encadenado.

"Era chico por entonces, pero podía observar la felicidad de esos vecinos cuando se terminaba una etapa", resaltó.