El ámbito universitario está de pie y ya piensa en el futuro
Compromiso social, solidaridad, unidad, empatía, reconstrucción y resiliencia. Una forma de la educación para responder ante la adversidad.
“La Universidad Nacional del Sur, como la institución de educación superior más importante en toda la región, no sólo fue una víctima más de la catástrofe, sino también un faro de esperanza y acción. A pesar de los daños materiales que sufrimos en nuestra infraestructura y que enfrentaron muchos de nuestros estudiantes y el personal, la universidad se levantó como un ejemplo de resiliencia”, dijo Daniel Vega, rector de la UNS.
“Esta palabra, tan sencilla pero poderosa, define la capacidad que tuvimos para planificar, adaptarnos, reconstruir y seguir adelante, siempre con una mirada puesta en seguir brindando una educación de calidad al servicio de la sociedad”, agregó.
También dijo que nada hubiera sido posible sin el trabajo colaborativo de la comunidad universitaria, desde estudiantes, nodocentes, docentes, personal de limpieza y de seguridad que, junto a más de 2.000 voluntarios, se unieron con un objetivo común: apoyar a quienes más lo necesitaban.
Vega comentó que, en este aniversario de la ciudad, la tragedia de la inundación golpeó fuertemente a la comunidad y, una vez más, nos puso a prueba como ciudad, como ciudadanos y, por supuesto, como institución.
“¿Qué hicimos? Se establecieron centros de acopio y distribución, se organizaron actividades de limpieza de hogares y de contención emocional y se brindó asistencia técnica para las familias afectadas, entendiendo que, más allá de las aulas, las bibliotecas y los laboratorios, nuestra misión trasciende hacia un compromiso con el tejido social de nuestra comunidad”, explicó.
“Pero este trabajo tampoco hubiera sido posible sin el apoyo externo. Afortunadamente, la UNS cuenta con la solidaridad de nuestros graduados, tanto dentro del país como en el exterior, del sistema universitario y de personas de todo el país que se sumaron para contribuir a nuestra causa, demostrando que la educación trasciende fronteras y permite entrelazar valores de solidaridad y humanidad ante estas catástrofes”, añadió.
Vega también dijo que la universidad no es sólo un espacio de aprendizaje académico, sino también un motor de cambio y esperanza.
“El compromiso social ha sido y siempre será un pilar fundamental de nuestra identidad. Este aniversario de Bahía Blanca es una oportunidad para celebrar no sólo su rica historia, sino también su capacidad para superar desafíos, renovarse y florecer en medio de las adversidades”, contó.
“Desde esta perspectiva, quiero extender mi más profundo agradecimiento a todos aquellos que han formado parte de esta historia de resiliencia. Cada esfuerzo, cada idea y cada gesto solidario están contribuyendo a hacer de nuestra universidad y de la ciudad un lugar más fuerte, más solidario y más unido. Por eso, en este aniversario renovamos nuestro compromiso como universidad de seguir siendo un faro de conocimiento, acción y solidaridad para nuestra querida Bahía Blanca”, concluyó.
Desde la UTN
“Por segundo año consecutivo el aniversario de nuestra ciudad nos encuentra tratando de superar una tragedia climática. El temporal de viento que azotó en 2023 y la intensa caída de granizo en febrero pasado, fueron sólo el preludio de un fenómeno histórico aún más devastador”, recordó Alejandro Staffa, decano de la Facultad Regional Bahía Blanca de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).
“El cambio climático se hace sentir con fuerza sobre la ciudad y sus habitantes y, aunque el impacto nos ha dejado en shock, y lo que emerge, casi como un acto reflejo, es la acción de supervivencia individual y colectiva”, añadió.
“Los mecanismos de emergencia, tanto públicos como privados, se activaron rápidamente y la ayuda, sin esperar, se hizo presente. Claro está que la magnitud del evento no permite llegar a revertir toda la destrucción en un corto tiempo; sin embargo, la solidaridad mostrada ha sido ejemplar, digna de un pueblo que, en sus momentos más críticos, sabe cómo responder, brindando apoyo a aquellos que lo han perdido todo”, sostuvo.
Staffa recordó que, desde los ámbitos universitario y científico, se venía advirtiendo sobre la falta de protección de la ciudad ante la probabilidad de inundaciones, un fenómeno de ocurrencia casi centenaria, aunque era difícil imaginar un evento de tal magnitud tras haber atravesado sequías severas.
“Poco a poco, la comunidad bahiense avanza hacia la normalidad. Los hogares se convierten nuevamente en espacios de reparación y reconstrucción, y el esfuerzo por satisfacer las necesidades básicas y reiniciar la vida se hace presente, una vez más, tras el paso del temporal”, señaló.
“El regreso a las clases es un claro indicador de que estamos retomando el rumbo. Jardines de infantes, escuelas, institutos y universidades reabren sus aulas, nuevamente acogiendo a una parte fundamental de nuestra sociedad: nuestros hijos, nuestros nietos... aquellos que, con el tiempo, continuarán la labor de construir una ciudad, una provincia, un país, un mundo mejor”, dijo el decano.
“A un mes del evento, el pensamiento que debe prevalecer es el reflexivo y crítico. La región debe prepararse para convivir con fenómenos semejantes y buscar mecanismos eficaces para mitigar su impacto”, afirmó Staffa.
Asimismo, señaló que la reconstrucción de la ciudad es, sin duda, una tarea pública que debe ser abordada desde diversas perspectivas, promoviendo un consenso técnico, profesional y social. Y que, en este proceso, la democracia debe mostrar su mejor cara, favoreciendo el diálogo y la colaboración.
“La resiliencia de los ciudadanos, una vez más, se erige como una muestra de fortaleza. Al igual que cuando el tornado nos sorprendió, nos levantamos con una mirada positiva hacia el futuro con la certeza de que sólo unidos podremos salir adelante”, concluyó Staffa.
Desde la UPSO
“La ciudad camina hacia sus 200 años de vida mostrando que ha sabido desarrollar un conjunto de valores que le permitirán transformarse, sin ninguna duda, en la ciudad que imaginaron nuestros antepasados”, manifestó Andrea Savoretti, rectora de la Universidad Provincial del Sudoeste (UPSO).
“Las tormentas que atravesamos, literalmente y también en nuestras vidas, nos han exigido mostrar lo que tenemos adentro, lo que somos capaces de hacer cuando todos, todos, tenemos los mismos objetivos”, manifestó Andrea Savoretti, rectora de la Universidad Provincial del Sudoeste (UPSO)
“Mejorar la vida de la gente que nos rodea, de las personas que nos acompañan, de la vecina o el vecino, de nuestros familiares y amigos puede transformarse en ese objetivo común, y así trabajar juntos cada día en la construcción de una sociedad más equitativa, con un lugar para todos”, agregó.
“Las universidades estamos comprometidas con esta sociedad porque somos parte de ella y estamos dispuestas a devolver lo que se nos da día a día: la oportunidad de aprender, de construir conocimientos, de desarrollar criterios, de enseñar y formar los profesionales que la comunidad necesita. Y ese capital que tenemos es de todos, sólo debemos conducirlo para resolver los problemas, trabajar en los anhelos y necesidades de la gente, y alcanzar así nuestro verdadero objetivo que es aportar al bienestar de la comunidad”, sostuvo.
También comentó Savoretti que para esto se cuenta con la empatía y la solidaridad de la gente.
“A pesar del viento que ha derribado los árboles, del granizo que ha roto nuestras instalaciones y del agua que nos ha inundado las casas, seguiremos encontrando juntos las soluciones que necesitamos”, dijo Savoretti.
“Tenemos un comercio comprometido, una industria pujante, un sector empresario activo, organizaciones sociales, culturales y deportivas con enorme pertenencia en cada barrio y en cada sector, un puerto que mira a la ciudad y un sistema educativo que trabaja día a día para que nuestros niños y jóvenes encuentren la mejor versión de sí mismos. Y todo esto cobijado por gestiones municipal y provincial empáticas y activas que han mostrado su invalorable compromiso en todo momento”, sostuvo.
“Los cumpleaños son de balance, y este balance nos encuentra muy, pero muy bien, a pesar del viento que ha derribado los árboles, del granizo que ha roto nuestras instalaciones y del agua que nos ha inundado las casas. Seguiremos encontrando juntos las soluciones que necesitamos, y para eso se cuenta con el sistema universitario y científico local que, entre todos, fuimos capaces de construir”, concluyó.