Bahía Blanca | Domingo, 06 de julio

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La historia del legado de tres siglos que sigue más firme que nunca

“En un mundo donde la información y la comunicación son pilares del desarrollo, el papel de La Nueva. resulta vital”, dijo el historiador Luis Gotte.

El edificio original de La Nueva Provincia, en Sarmiento 54. / Fotos: Archivo La Nueva.

“A 126 años de su fundación, La Nueva Provincia aún tiene mucho que aportar en una Buenos Aires que sigue buscando respuestas ante un escenario cada vez más complejo. La esencia revolucionaria de su creación permanece viva entre las paredes de su edificio”, dijo el articulista Luis Gotte, autor autor de varias publicaciones sobre las fortalezas y las debilidades de la provincia de Buenos Aires.

“Es fundamental seguir impulsando ideas innovadoras, como la de constituir una nueva provincia, destacando la importancia y el fundamento de la autonomía municipal, la necesidad de una reforma tributaria y la implementación de cartas orgánicas municipales que permitan al pueblo hacer oír su voz”, añadió.

“Además, es crucial tomar la iniciativa para fomentar el desarrollo de un regionalismo productivo, potenciando las áreas de producción y permitiendo el incremento del producto geográfico de la provincia de Buenos Aires”, sostuvo.

“Iniciar el debate sobre la regionalización de la provincia es fundamental, ya que transformaría cada una de sus regiones en áreas económicas muy activas. Hay un largo camino por recorrer, y Bahía Blanca, junto con La Nueva Provincia, serán actores necesarios e importantes en este proceso”, aseguró.

Gotte —de raíces justicialistas— ya ha presentado su libro Buenos Ayres Humana II, la hora de tus intendentes (Ed. Fabro); que nació luego de Buenos Ayres Humana I, la hora de tu comunidad (diciembre de 2022) y en vísperas de Buenos Ayres Humana III, la hora del regionalismo, a publicarse a fin del corriente año.

“Por lo cual se destaca la responsabilidad, el deber y el compromiso de informar que el diario La Nueva Provincia tiene desde sus orígenes, siendo indiscutible el valioso aporte brindado a la cultura regional a lo largo de sus 126 años”, afirmó.

“La libertad de prensa fue, es y será uno de los grandes baluartes de toda sociedad. La Constitución Nacional en su Art. 14, Art. 32 y la Constitución Provincial en su Art. 13 receptan este derecho, que permite que todos los habitantes del país puedan libremente expresar sus ideas, opiniones y anhelos, acompañando la historia de los pueblos”, amplió.

“En este sentido, el legado de La Nueva Provincia es más que la historia de un diario: es la crónica de una visión persistente por un federalismo más equilibrado y justo. Desde su fundación por Enrique Julio, el periódico no sólo se ha dedicado a informar, sino a desafiar las estructuras de poder establecidas, promoviendo un sueño de autonomía y desarrollo regional”, señaló.

También comentó Gotte que hoy, más de un siglo después, esa misión sigue siendo relevante.

“En un contexto de crecientes desigualdades y centralismo, el papel de medios como La Nueva. es crucial para mantener viva la conversación sobre la descentralización y el progreso regional. Con su firme compromiso con la libertad de prensa y la educación cívica, continúa siendo un faro de información y cambio para Bahía Blanca, la región y toda la provincia de Buenos Aires”, indicó.

Gotte indicó que la visión de Enrique Julio, y el compromiso de sus sucesores, aseguran que este medio continúe siendo una fuerza motriz para el cambio positivo en Bahía Blanca y de la provincia de Buenos Aires.

“Dios también está en Bahía Blanca”

(Por Luis Gotte)

Eurípides, poeta de la antigua Grecia, decía que “el primer requisito de la felicidad es que un hombre nazca en una ciudad famosa”. También los bonaerenses, sin ser griegos, y aunque no hayan nacido en ciudades famosas, buscan en ellas su felicidad. Se dice que “Dios está en todos lados, pero atiende en Buenos Aires…”. Ya es hora de que nuestros pueblos dejen de levantar sus miradas hacia la Metrópolis y digan: “Dios también está en Bahía Blanca”. Así lo entendió un joven catamarqueño que comenzó a trabajar incansablemente para que ese sueño federal, que llevaba desde su provincia natal, fuese una realidad.

El 1 de agosto de 1898, con una máquina de segunda mano y cuatro páginas impresas, L a Nueva Provincia hizo su debut en las calles bahienses. Ese lunes se distribuyeron 1.360 ejemplares, marcando el primer paso en un camino iniciado por el educador, político y periodista Enrique Julio. A partir del siglo XIX, Bahía Blanca vio surgir diversos órganos de prensa, aunque ninguno logró perdurar. Sin embargo, esta nueva iniciativa estaba destinada a convertirse en un éxito que ya ha atravesado tres siglos.

Enrique Julio nació en Tinogasta, Catamarca, y cursó sus estudios de maestro en Mendoza. A los 15 años fundó la revista “Primeras Hojas”, seguida por la “Alborada” en aquella provincia cuyana. Luego se radicó en la pujante ciudad del sudoeste bonaerense, donde ejerció la docencia, dictando clases de historia, geografía, castellano e instrucción cívica. Posteriormente, abandonó la enseñanza para dedicarse al periodismo y la política.

En aquellos tiempos, la pequeña ciudad de Bahía Blanca triplicará su población al comenzar el nuevo siglo XX. Surgirán también los primeros muelles del puerto de Ingeniero White, y estos y otros cambios permitían vislumbrar la importancia de aquel centro urbano.

Enrique Julio llegó a dirigir en 1896 uno de los periódicos más destacados, “El Deber”, hasta que, antes de fin de siglo, inauguró su propio diario, “La Nueva Provincia”, ubicado en la esquina de Alsina y Soler.

Otro periódico de la provincia que nació con un mismo objetivo de transformación es “La Capital”, de la ciudad de Mar del Plata. Fundado el 25 de mayo de 1905 y dirigido por Victorio Tetamanti, administrador general de la estancia de Martínez de Hoz en Chapadmalal, “La Capital” surgió con una visión clara de cambio. Se dice que Ricardo Davel fue quien propuso el nombre del diario.

Según cuenta la leyenda, si Bahía Blanca promovía la creación de una nueva provincia, Mar del Plata tendría la capital. Así, se generó un vínculo significativo entre Bahía Blanca y Mar del Plata; desde sus inicios, ambos centros urbanos compartieron una visión común, desde la prensa y la libertad de expresión e imaginaron una provincia de Buenos Aires configurada desde el sur bonaerense en lugar de centrarse en La Plata o en la Capital Federal. En este siglo XXI, ambas ciudades deberían retomar y trabajar en aquel proyecto para darle una nueva organización a la provincia de los bonaerenses.

El diario La Nueva Provincia, desde su primer momento, comenzó a agitar el proyecto de su creador: constituir un nuevo Estado federal, una nueva provincia, que auspiciaría los intereses regionales. Para ello se crearon dos comisiones: una en Bahía Blanca, que tenía como secretario a Enrique Julio, y otra en Buenos Aires. Este proyecto tenía por capital a Bahía Blanca y extendía sus límites hasta La Pampa y Río Negro, por entonces territorios nacionales.

En sus primeros números su fundador dejó en claro que ese proyecto era la principal justificación del nuevo periódico.

Hizo de esta propuesta el corazón del medio y una de las revistas de alcance nacional más prestigiosas del país, “Caras y Caretas”, reflejó en varias de sus ediciones ese pensamiento, definiendo a Julio como “un heraldo de la provincialización”, la persona que lleva el mensaje.

Este proyecto fue bien recibido por los expresidentes Carlos Pellegrini y Roque Sáenz Peña, quienes lo apoyaron con la convicción de extender los límites geográficos de la Capital Federal hasta la ciudad de La Plata, que sería federalizada. Incluso los gobernadores Arias, de la Serna y Ortiz de Rosas simpatizaban con esta propuesta.

Aunque el propósito mencionado no llegó a concretarse, el diario “La Nueva Provincia” continuó pregonando estas ideas con el tiempo, influyendo en familias, trabajadores, jóvenes, estudiantes y niños de la región, convirtiéndose en el fiel portavoz de valores, intereses e inquietudes de un gran sector de la provincia de Buenos Aires.

Uno de sus vecinos de trayectoria reconocida, el ingeniero agrónomo Tomás Loewy, dijo que “el proyecto de provincialización del sudoeste bonaerense más importante, en esa coyuntura, fue en 1880. Cuando se trabajó en la ley de capitalización de Buenos Aires, se buscó una capital para la provincia, y Bahía Blanca, por la forma en que había crecido y cómo se iba conformando en torno a un centro económico fuerte y con una población pujante, era la candidata. Sin embargo, en esos años el centralismo porteño logró vencer la tensión, logrando que, por impulso de Dardo Rocha, la capital fuera La Plata”.

Otro de los impulsores de estas ideas, el abogado Víctor San Román, señaló: “La necesidad de instalar esta cuestión no pasa por darle una provincia a Bahía Blanca, sino que nos preocupan en este momento los problemas estructurales de la Argentina. Hemos encontrado que esta distorsión poblacional y territorial que existe en la provincia, con una capital al lado de Buenos Aires, hace compleja la vida, las condiciones económicas y el progreso y el desarrollo no sólo del territorio bonaerense, sino que, además, es una de las causas que postergan al país”.