Asociación Alborada: otro paso de gigante para renovar el compromiso inclusivo
En la flamante planta de producción ubicada en Juan Bautista Bigio 125 trabajan más 30 personas con discapacidad. Mientras tanto, se avanza en el proyecto del centro de día.
Periodista. Círculo de Periodistas Deportivos de Bahía Blanca. Fue redactor de la revista Encestando (1985-2000). Desde 1987 trabaja en el diario La Nueva Provincia (hoy La Nueva.). Pasó por las secciones Deportes, La Región y La Ciudad, donde se desempeña actualmente. Está especializado en periodismo agropecuario desde 2001. Miembro de la Asociación Bonaerense de Periodistas Agropecuarios. Responsable de las páginas webs de la Asociación de Ganaderos (AGA) y de Abopa.
“El taller protegido colma algo más que nuestras expectativas. Cumple con todas las normas y, especialmente, se trata de un espacio pensado para que todos los chicos puedan desarrollar su tarea de manera adecuada”.
Lo dijo Sergio G. Alcalá, presidente de Asociación Alborada, en referencia a la última obra habilitada por una de las instituciones —sin fines de lucro— más representativas de nuestra ciudad.
Se trata de la planta-taller ubicada entre las calles Presbítero Juan Bautista Bigio y Ricardo Güiraldes, entre Bolivia y Nicolás Avellaneda (casi al 3.000), en unos 650 metros cuadrados, que dejó atrás las (prietas) instalaciones de 9 de Julio 864.
“Alborada es una entidad que supo hacerse sustentable a partir del acompañamiento de su padrino, que es Dow y, del otro lado del mostrador, la Cooperativa Obrera”, añadió Luis E. Jouglard, coordinador general de la institución.
“Ellos nos acompañan en la generación de este capital de trabajo, en donde tenemos un excedente que, de alguna manera, nos permite reinvertir los fondos y afrontar nuevos proyectos”, añadió.
“Claramente, hay un aspecto que tiene que ver con acompañar a los chicos porque es un taller protegido y, por lo tanto, se les brinda un espacio para su crecimiento. Para eso hay un equipo que acompaña esas necesidades desde la salud, la socialización, el aprendizaje de nuevos hábitos, rutinas y, también, se les enseña un oficio y un trabajo para terminar el producto que llega a la góndola. Todo eso ocurre acá, en el día a día”, explicó Mariangel Freije, coordinadora del Taller Protegido Alborada.
El principal destinario de la producción es la Cooperativa Obrera, a través de sus 148 sucursales instaladas en 7 provincias.
“Está claro que debemos trabajar con estándares muy altos, porque representar una marca como la Cooperativa Obrera es un orgullo, pero también una enorme responsabilidad”, dijo Alcalá.
“Que las bolsas que la gente compra tengan la calidad adecuada es el compromiso de todo el equipo y del trabajo a conciencia de los chicos. Acá no podemos bajar la vara y debemos trabajar en función de eso”, insistió.
“También proveemos de bolsas para recolección de basura a Sapem Ambiental, solemos sumar el servicio para consorcios de edificios y trabajamos con otros talleres protegidos, ya que no todos poseen el proceso de extrusión que tenemos. Les proveemos las bobinas o los rollos para que hagan la etapa posterior del corte. Son los casos del Taller Protegido Santa Rita y de instituciones de Tandil y de Río Negro. Es decir, hay una zona de influencia a la que llegamos”, amplió Jouglard.
“Además contamos con una tienda virtual en redes sociales. Hemos desarrollado nuestro sitio en Facebook y en Instagram para que cualquier persona pueda adquirir allí los productos. Pueden ser bolsas de polietileno, de residuos, de consorcio, para freezer y para leña, así como precortadas. También la gente puede hacerlo de 8 a 13 en nuestro salón de ventas de 9 de Julio 866”, sostuvo.
La Asociación Alborada integra (como referente) la comisión de la Federación de Talleres Protegidos de la Provincia de Buenos Aires. En la Argentina existen alrededor de 300 talleres, de los cuales 180 están en el territorio bonaerense y, puntualmente, 5 en Bahía Blanca.
Para el equipo de trabajo, y para los propios empleados de Alborada y sus familiares, la mudanza del taller representó todo un desafío.
“Estamos en un lugar alejado del centro de la ciudad y desde el inicio nos planteamos que los chicos tendrían un problema con el transporte”, recordó Alcalá.
“Pero el equipo que trabaja todo el tiempo con ellos los empezó a acompañar en los colectivos, cuando muchos antes utilizaban combis o los llevaban sus padres. Y la sorpresa es que, ahora, tenemos buena parte, diría que la mayoría, que se mueve en colectivo. Incluso, muchos lo empezaron a tomar por primera vez. Esto es muy relevante por la independencia y para nosotros representa una satisfacción enorme”, comentó.
“El tema del transporte —añadió Freije— se charló con ellos. Fue un desafío. Había chicos de entre 30 y 40 años que nunca se habían subido a un colectivo y eso implicaba un miedo lógico en las familias, pero se fue construyendo, se vencieron esos temores y al final salió todo bien”.
Desde Alborada se está trabajando activamente con el área de discapacidad de la comuna de Bahía Blanca, cuya referente es Mara Recondo.
“Ahora estamos trabajando para mejorar la infraestructura de este lugar. Nos hemos encontrado con algunas barreras, si se quiere temporales, para tener mayor accesibilidad. En tal sentido gestionamos ante el municipio la instalación del asfalto en cuadras adyacentes para que el colectivo vuelva a ingresar por la calle Vigio, tal como sucedía con anterioridad”, contó Jouglard.
“El tema del asfalto es muy importante, porque si no los chicos deben cruzar Don Bosco y, más allá del límite de 40 kilómetros de velocidad máxima existente en ese tramo, resulta peligroso. La idea es que el colectivo (línea 519 A) vuelva a pasar por el taller como antes, ya que dejaron de hacerlo por el estado de las calles y, en especial, en los días de lluvia”, acotó Alcalá.
Lo que viene
“El taller protegido fue un paso natural tras concluirse el ciclo educativo de los chicos”, dijo Alcalá.
“Ahí nos preguntamos: ¿Y ahora qué hacemos? Bueno, pensamos en un taller protegido que los adapte a la vida laboral y que les dé una salida, pero advertimos que no todos los chicos que egresan del ciclo educativo están aptos para eso. Y ahí buscamos una alternativa distinta. Por eso creo que el centro de día puede contener también a quienes queden excluidos y, así, abarcaríamos la última franja etaria”, agregó.
También recordó el presidente que en Alborada aún hay dos chicos que están desde 1970, año en que se fundó la entidad.
“Siempre lo hacemos con la idea de que la institución también acompañe los distintos momentos de la vida de las personas que pasan por acá”, dijo Freije.
“Van apareciendo nuevas necesidades y cuando ya son mayores entran en un período donde el tema del trabajo empieza a cerrarse y se presentan nuevos desafíos. Y la idea es ofrecerles en ese instante un espacio que los acompañe”, amplió.
El proyecto para la construcción del centro de día, en las mismas instalaciones de Vigio 1250, ya fue elaborado y está aprobado.
“Ahora estamos en la etapa de aprobación de la parte constructiva. Tiene que darse a la brevedad, ya que estamos en la etapa de pedir presupuestos y analizando qué constructora lo va a realizar”, sostuvo Alcalá.
“¿Los fondos? Es un tema. Lo prevemos realizar en tres etapas, justamente pensando en los recursos y hasta qué etapa podemos avanzar. Queremos dar pasos firmes”, dijo.
“Ya está casi el 80 % de los materiales comprados, aún con el esfuerzo que eso conlleva en un país en estas condiciones. Es decir, aprobamos el proyecto, después compramos los materiales y ahora nos queda la etapa final constructiva. No nos ponemos plazos, pero sí tiempos reales para que no se nos extienda”, insistió.
El principal destinario de la producción es la Cooperativa Obrera, a través de sus 148 sucursales instaladas en 7 provincias.
Respecto del destino de las dos sedes de la institución de la calle 9 de Julio (924 para la Escuela Especial y 866 donde se desarrollaba el taller protegido), Alcalá aclaró: “Si algo caracteriza a Alborada es hacer todo a conciencia y paso a paso. Nada es de manera improvisada y fruto de la casualidad”.
A la escuela, que se encuentra en su capacidad máxima, acuden 51 alumnos, en tanto que son 16 quienes están preanotados y a la espera de poder ingresar.
“El espacio que ocupaba el taller lo tenemos pensado para una futura ampliación de la escuela, fundamentalmente para los espacios del SAFI (Sistema Agregado de Formación Integral). Los chicos del secundario irían a la parte donde estaba el taller y quedaría el primario donde se encuentra actualmente. Eso nos permitiría albergar mucho más en matrícula y dar mayor servicio que, hoy por hoy, es una de las principales demandas de los padres”, explicó.
“El SAFI sería la segunda parte de la secundaria, ya que los padres quieren saber qué van a hacer los chicos después de que terminen la escuela. En tal sentido, Alborada, en esto de formar un proyecto institucional único, empezó a dejar de considerar como estancos a la escuela y al taller y los integra a través de una práctica profesionalizante; es decir, desde los 17-18 hasta las 21 años que terminan la secundaria, ya que en la educación especial se extiende un poco más la edad, se los empieza a vincular con el taller protegido”, añadió Jouglard.
También aludió al relanzamiento de una propuesta. “Se trata de un consultorio externo de asistencia; incluso, para personas con discapacidad que no tienen por qué ser alumnos, operarios o integrantes del centro de día. Es una sala multisensorial, para lo cual ya tenemos todos los insumos para construirla. En Bahía Blanca no hay muchas de esas características”, comentó.
“Estamos en una etapa intermedia, porque es necesario contratar personal especializado para operarla y, también, está dentro de las posibilidades habilitar ese espacio en 9 de Julio, que sería un servicio terapéutico abierto para la comunidad y no sólo para gente de Alborada”, concluyó el coordinador general.
Un cambio de paradigma
“En esta cuestión del anunciado proyecto institucional a 5 años, Alborada hizo un cambio de paradigma; es decir, de ser un lugar de contención pasó a ser un sitio de desarrollo de las personas con discapacidad”, dijo Jouglard.
“Por ejemplo, el año pasado, con la Fundación Conciencia, hicimos una capacitación en participación democrática en oportunidad de las elecciones nacionales y tuvimos dos casos de personas que nunca habían votado. La ley los ampara y les permite hacerlo y así fue como el presidente de mesa los acompañó al cuarto oscuro. Así, a los 30 y 40 y pico años pudieron emitir el sufragio por primera vez”, recordó.
“Nuestro equipo técnico, que está integrado también por una psicopedagoga y una terapista ocupacional, contribuye en el desarrollo de esas habilidades. Y uno de los casos es la autonomía del uso del servicio público (de colectivos). Y por eso aspiramos a que puedan integrar las filas de alguna empresa cuando tengan sus capacidades más desarrolladas”, sostuvo.
El equipo de la escuela especial de Alborada está integrado, también, por Claudia Márquez y Vanina Mertian Amundarain.
“Ahí se tiene que dar un círculo virtuoso para que los chicos puedan pasar de la escuela al taller protegido, en algunos casos y otros, finalmente, interactuar en el medio laboral”, contó el directivo.
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