Preocupación por las dietas mágicas y los pseudoprofesionales
“Obviamente que existe una lucha desigual con las redes sociales", señaló la doctora bahiense Analía Lofrano, especialista en nutrición y presidenta de la Sociedad Argentina de Nutrición Capítulo Atlántico.
Por Pablo Andrés Alvarez / [email protected]
El Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires advirtió días atrás sobre la práctica ilegal de la profesión y la oferta de dietas mágicas u otras supuestas soluciones alimentarias que pueden afectar gravemente a la salud de la población.
A su vez, alertó al Ministerio de Salud bonaerense para que intervenga en los casos más graves.
”Las cuestiones de nutrición y alimentación atendidas por personas no profesionales pueden poner en grave peligro la salud de la población”, afirmaron desde la entidad bonaerense, en tanto informaron que desde 2015, cuando se creó la Comisión de Ejercicio Profesional, fueron realizadas mas de 260 denuncias a personas que ejercen ilegalmente la profesión.
Gabriela Rimer, licenciada en Nutrición y miembro del Consejo Directivo del Colegio bonaerense de Nutricionistas, explicó que “la mayoría de las veces son engaños a pacientes a través de la oferta de dietas mágicas, novedosas o muy restrictivas, descensos de peso rápido u otras supuestas soluciones alimentarias a sus problemas de salud”.
”En muchos casos se amparan bajo pseudotítulos relacionados a la nutrición tales como ‘auxiliar’, ‘asesor’, ‘asistente’, o ‘coaching’ que no tienen validez alguna. Estas personas obviamente no cuentan con la formación ni los requisitos legales para poder ejercer”, advirtió la profesional.
Al respecto, la doctora bahiense Analía Lofrano, especialista en nutrición y actual presidenta de la Sociedad Argentina de Nutrición Capítulo Atlántico, señaló que las “dietas mágicas” se identifican fácilmente, pero así y todo mucha gente cree en ellas.
“Son las que garantizan resultados inmediatos en descenso de peso y cambio de composición corporal y están asociadas a muy bajo nivel calórico. Hay abundante evidencia científica que indican que las dietas de este tipo tienen muy baja adherencia a mediano y largo plazo”, señaló.
Y amplió: “Es posible que haya cambios rápidos, pero no serán duraderos y habrá un rebote posterior en el peso, además de producir otros problemas de salud asociados”.
La doctora bahiense Analía Lofrano.
La especialista bahiense reconoció que se presenta una competencia desleal, y peligrosa, a través de las redes sociales.
“Obviamente que existe una lucha desigual con las redes sociales. Los adolescentes viven copiando lo que hace o deja de hacer el influencer de moda. En ese sentido, los padres deben asegurarse que sus hijos se nutran como corresponde y que estén atentos a cambios de conducta o de estado físico extremos. En ese sentido, conviene hacer una consulta médica”.
“Nunca puede ser sano no comer. Comenzando desde esa lógica, nos damos cuenta que las dietas mágicas no sirven. Por eso, la primera recomendación es verificar que el tratamiento provenga de una persona competente, con título habilitante”, puntualizó Lofrano.
Lofrano añadió que la población que acude a este tipo de dietas se expone a riesgos relacionados con tratamientos mal formuladas, que no se ajustan a sus necesidades; al uso de suplementos nutricionales, que no cuentan con evidencia científica; y a la indicación de recomendaciones erróneas, que lejos de contribuir a resolver el problema de salud por el que consulta, puede incluso agravarlo.
“Hay tantas dietas como pacientes. No existen las dietas que sirvan para todo el mundo. No todo es tan lineal. Lo peor que se puede hacer es restringir el placer, el deseo de comer algo. Se debe comer, en forma moderada y controlada. Lo ideal es cumplir pasos simples: un ambiente sano, no comer más de un plato de comida y que siempre la mitad sea de vegetales y cumplir con las cuatro comidas del día (desayuno, almuerzo, merienda y cena)”.
“Hay muchas personas que se sienten cómodas siguiendo una estructura. Y allí es importante la intervención de un licenciado en nutrición, por ejemplo, para decirle qué y cómo comer”.
Lofrano ejemplificó que no es positivo prohibir comidas.
“No se puede prohibir lo dulce, como ser una golosina o una factura, o lo salado, como ser papas fritas o sandwiches de miga o hamburguesas. Pero eso no puede ser lo habitual. No es positivo bloquear el deseo de darse un gusto, pero ese gusto debe ser en forma controlada”.