Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Mauricio Vago: el mensaje de Pepe Sánchez, el pacto con Gastón Diomedi y el valor de los mayores

El técnico de Liniers contó la diferencia entre este título y el anterior. Valoró el esfuerzo de sus jugadores y habló del vínculo que tiene con ellos. Contó la sensación que le produce esta exitosa etapa y lo que se propuso para el próximo torneo.

El grito sagrado. Fotos: Tomás Bernabé-La Nueva

 

Por Fernando Rodríguez

Twitter: @rodriguezefe

Instagram: ferodriguez_

(Nota publicada en la edición impresa)

 

   Se consumían los segundos finales en el Dow Center y Liniers festejaba por anticipado el bicampeonato de Primera del básquetbol local.

   Diomedi, figura del Chivo, se acercó al banco y abrazó al técnico Mauricio Vago. En ese momento cargado de emoción ambos pactaron algo: “Sigo un año más con vos”, le dijo Gastón, dándolo por hecho. Y recibió la rápida respuesta del técnico: “Bueno, vamos por el tricampeonato entonces”.

   Contabilizando los torneos de 2019 y 2022 Liniers ganó 55 partidos y perdió 12 (82,08%).

   —Mauri, ¿cuánto influye hoy en vos esa frase que publicaste en redes: “Que tu deseo de triunfar sea más grande que tu miedo a perder”?

   —La verdad que ganar te da mucha confianza. Ahora cuando voy a jugar tengo una confianza ciega. También creo que es producto de lo que generan los jugadores en mí y, probablemente, yo en ellos.

   —Al día siguiente del partido recibí un mensaje: “¡Qué bien juega Liniers!”. El que lo enviaba era nada menos que Pepe Sánchez. ¿Qué significa?

   —Mirá, casualmente, por intermedio de Julián Marinsalta también nos hizo llegar las felicitaciones por el logro y porque habíamos sido justos ganadores. Y ahora que me contás esto, la verdad me llena de orgullo que hablen así de un equipo mío y, máxime, viniendo de alguien como Pepe Sánchez. Quiere decir que algo bien hicimos durante el año.

   —¿Qué hicieron bien?

   —Siempre dije que si queríamos ser campeones jugando mal era muy difícil. Por eso, intentamos jugar bien, siendo muy fuertes defensivamente, con las cosas claras y en ataque con un nivel de solidaridad difícil de encontrar.

   —¿En eso te favoreció tener un equipo corto?

   —Creo que sí. Cada uno sabía que si salía, al poco tiempo lo llamaba otra vez. Y, también, sabían entre ellos que en algún momento iban a responder. Pasó todo el año. Además, los dos chicos (Gattari y Fuentes) que más jugaron, cuando los necesitamos, en su medida nos dieron respuestas.

   —¿Qué diferencias notás con el torneo anterior?

   —Este campeonato lo disfruté un poco más cuando terminó. No sé si en 2019, al haber más mayores, ya formar un equipo y ordenarlo me daba la seguridad que en algún momento me iba a responder. Y este, por ahí siendo más corto y con la participación de más pibes, y formándolos, me deja la sensación que tuve mayor injerencia.

   —A veces, los mayores en el trabajo diario tienden a ponerle el freno de mano y condicionar a los más chicos. ¿Sucedió con este equipo?

   —La verdad que con los seis mayores me saco el sombrero desde el compromiso; a la hora de ir a trabajar no le pusieron el freno, aún viniendo cansados del laburo y demás. Eran los primeros al momento de entrenar. Estuvieron a la par de los menores, y los incluyeron.

   —¿Los benefició definir contra un equipo joven y, acaso, más débil mentalmente?

   —Sí. Nosotros nos complicó más Estudiantes, jugando más friccionado, duro y cortando nuestros circuitos, que Bahía Basket. Sabíamos de su juventud y que no cambian su forma de jugar. Tienen un estilo, lo respetan y mueren con eso. En defensa nos iban a correr, pero sin ensuciar nuestro juego, y eso nos benefició. Al no cortar nuestro circuito, podíamos mover la pelota con mucha facilidad, encontrar los lugares y poner la pelota al poste bajo. Se nos hizo todo más fácil.

   —¿Desde lo táctico se te hizo más fácil la planificación?

   —Sí, porque jugaron de una manera contra Napostá y sería lo mismo contra nosotros. Podían corregir detalles, pero la idea y el patrón era el mismo.

   —¿Usaste como motivación aquella declaración de Ezequiel Paz a La Nueva: “Sabemos que nadie nos aguanta el ritmo”?

   —Sí. Nosotros sabíamos que eran dinámicos, jóvenes, atléticos, que entrenan más tiempo que nosotros, pero entendíamos que si le limitábamos el circuito y jugábamos más a nuestro ritmo, teníamos la chance de ganarle. Creo que toda la serie se jugó al ritmo y la propuesta de Liniers, sin olvidarnos de nuestros principios, siendo un equipo dinámico, que le gusta correr, jugar de transición y, a diferencia de ellos, cuando no podía hacerlo, era muy criterioso e inteligente en el cinco contra cinco estacionado. Ahí los lastimamos muchísimo.

   —¿Ustedes frenaron el ritmo de ellos o lograron igualarlos y, en definitiva, en ese aspecto no era tanta la diferencia?

   —Creo que las dos. Nosotros estábamos al ritmo de ellos, porque aun siendo mayores nos encontrábamos muy bien físicamente. Al principio del que más dudas tenía era del Flaco (Banegas) para seguirle el ritmo a Novaes y, sinceramente, fue monumental, salvo el tercer partido.

   —¿Cuál fue el rival más difícil?

   —Estudiantes después de ganarle a Pueyrredón creció, y si bien la serie terminó 3-1 a nuestro favor, fue quien más incomodó.

   —¿En qué momento dijiste: “No se nos puede escapar el campeonato”?

   —No sé si fue “no se nos puede escapar”, porque en las finales podía tocarnos Bahía Basket completo o Napostá que tenía muchos nombres. Queríamos estar en la final. A medida que avanzaron los playoffs el equipo fue jugando mejor y el máximo rendimiento se vio en la final. Son jugadores mayores, a los que les gustan estas instancias.

   —¿Tenés algún referente en el básquetbol local?

   —Trato de aprender un poquito de todos. He sacado muchas cosas de (Alejandro) Navallo, me gusta mucho y lo tuve en menores a (Ariel) Ugolini, quien mientras estuvo en Villa Mitre fue amplio dominador del torneo, pero trato de mirar un poquito de todos. Siempre se aprende, inclusive lo que no te gusta.

   —¿Hoy volcás más de lo que aprendiste durante tu etapa de jugador o lo que ya te dio tu carrera de entrenador?

   —Haber sido jugador me da cierta cintura para, a veces, no cometer errores que vi de entrenadores que me dirigieron.

Navallo en el banco y Vago en cancha.


   —¿Cuánto de ese jugador hay en este entrenador?

   —Me parece que la parte de liderazgo y el tratar de ser competitivo todo el tiempo, eso lo mantengo. Estoy desde los 5 años metido en una cancha, es mi cable a tierra.

   —¿De qué manera le llegás al jugador?

   —En general tuve muy buena relación con la mayoría de los jugadores que dirigí. Tengo cercanía con ellos, lo cual no significa que sea amigo, pero me gusta saber cómo están. Igual saben dónde está el límite. La decisión final la toma el cuerpo técnico, en este caso yo.

   —Repetiste a cinco de los seis mayores de 2019. ¿Te gustaría darles continuidad?

   —Sin dudas. Quiero que se queden los seis y sumarle uno.

   —¿La posibilidad de jugar el Federal no cuadra dentro de la realidad de Liniers?

   —El club está en condiciones y preparado para jugar, lo mismo que el equipo, pero las responsabilidades de los jugadores hacen que hoy se complique afrontarlo. De todos modos, la decisión final será del club.

   —¿Lo hablan puertas adentro?

   —Todavía no.

 Ya tendrán tiempo en la Avenida Alem para pensar en algo más que el bicampeonato recién obtenido.

   Por lo pronto, priorizan rearmarse para ir en busca del tri, como se prometieron Diomedi y Vago, dos que le encontraron el gustito al festejo.

Mauricio junto con Emilio, su hijo, festejando el bi.

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