Bahía Blanca | Lunes, 05 de junio

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Ansiedad, olvido de palabras, pérdida de memoria: ¿es la neblina después del Covid?

Los resultados —compilados por especialistas— indican sintomatología ansiosa y depresiva en personas que se han contagiado de coronavirus y cambios negativos en la atención. Las alteraciones son cada vez más comunes.

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Audionota: Florencia Albanesi 
Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   El Covid sigue siendo en gran medida un enigma. Si bien el curso de la enfermedad, a más de un año de declarada la pandemia, ha permitido ir encontrando algunas respuestas al comportamiento del virus (la fabricación de una vacuna es una muestra contundente de ese trabajo), hay consecuencias derivadas de la enfermedad que siguen siendo materia de estudio y cuyas conclusiones finales están lejos de ser unánimes.

   Una de las situaciones que atraviesan quienes han padecido la enfermedad es que perciben problemas con la memoria y la atención, tanto en cuestiones cotidianas como en otras básicas como es, por ejemplo, no acordarse de determinadas palabras o tener que verificar acciones que no recuerdan haber realizado.

   Es una situación a la que se ha bautizado como de neblina mental.

   Varias entidades sanitarias en el mundo están realizando estudios, seguimientos y encuestas entre quienes han sufrido la enfermedad y, en una primera lectura, han encontrado que quienes la cursaron de manera más grave —con internación en terapia intensiva, asistencia respiratoria— tienen mayores problemas posteriores en la memoria y la atención.

   Hay que considerar, sin embargo, que ese tipo de secuela no es propiedad exclusiva del Covid. Los médicos señalan que las consecuencias funcionales u orgánicas son alteraciones propias de quienes atraviesan una enfermedad, un traumatismo o una intervención quirúrgica. De igual modo, hay afectaciones psicológicas o emocionales luego de un evento traumático.

   En los EE.UU. se han reportado elevados niveles de ansiedad y depresión en infectados. Sobre 62 mil personas relevadas, la probabilidad de recibir un diagnóstico psiquiátrico resultó ser un 18 % mayor en pacientes pos-Covid.

   En Francia estudiaron a 120 pacientes que estuvieron hospitalizados y que, luego de tres meses de internación, continuaron presentando alteraciones en su calidad de vida.

   La sintomatología ansiosa consiste en un estado de alerta, preocupación y excitación con pensamientos disfuncionales y exagerados. Los síntomas típicos son hormigueo, calor intenso, incapacidad para relajarse, miedo, mareos, palpitaciones, sensación de ahogo y sudoración.

   La depresiva se manifiesta en tristeza, pensamientos negativos, disminución de la energía, retraimiento, alteraciones en la atención, la memoria, el apetito y el sueño.

   Lo que advierten los profesionales de la salud es que, en general, cualquier pandemia funciona como generadora de estrés, afectando diversas áreas de la vida de las personas.

   Contar con menores recursos incrementa la sensación de vulnerabilidad y dependencia, al punto que la sintomatología depresiva duplica los hallados en la población argentina previamente a la pandemia.

   Un estudio del Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) estableció que hay además factores relacionados con las clases sociales y la educación que tienen incidencia en esas patologías.

   Los participantes evaluados de clase social baja, media baja y media tuvieron mayor nivel de sintomatología depresiva que aquellos de clase media alta y alta, de la misma manera que reportaron puntajes bajos quienes tienen estudios universitarios frente a aquellos con estudios secundarios o terciarios, sean completos o no.

   Pero, sin dudas, la afectación más severa se relaciona con las manifestaciones de la enfermedad. Quienes tuvieron fiebre, sintieron falta de aire o necesitaron asistencia respiratoria manifestaron mayor nivel de depresión que los que no la tuvieron.

   Los internados en terapia intensiva reportaron más fallas neurocognitivas que los internados en sala común sin asistencia respiratoria. Dicho de otro modo, las personas que cursaron la enfermedad de manera más leve reportan mejor habilidad cognitiva.

   Hay que considerar que el uso de asistencia respiratoria genera cambios ambientales importantes durante la internación: aislamiento, falta de contacto y apoyo de seres queridos, grupo de contención básico.

   En definitiva, quienes cursan la enfermedad de manera grave tienen mayores problemas en el área de la memoria y la atención, situación que se ha difundido con el nombre de neblina mental. Por eso recomiendan realizar un seguimiento psicológico de quienes sufrieron Covid-19.

   Una de cada tres personas infectadas realizan tratamiento psicológico y el resto no lo hace aunque consideran necesitarlo.

   Entre las conclusiones elaboradas desde el Observatorio se destacan:

   —Los resultados indican sintomatología ansiosa y depresiva en personas que han sufrido Covid-19 y cambios negativos en la memoria y la atención.

   —El 24 % de los participantes reportó sintomatología ansiosa severa y el 56,74 % presentó un Trastorno Depresivo Mayor. El 64,4 % reportó fallas cognitivas: leve, moderada o severa.

   —El 50,94 % de los participantes informó que realiza actividad física, conducta que se asocia a menores niveles de sintomatología ansiosa, depresiva y riesgo suicida. 

   —A la pregunta sobre qué conducta tienen ante un malestar psicológico o emocional, el 53,36 % de los encuestados mencionó que habla con amigos; el 34,09 % recurre a un profesional; el 29,24 % practica deportes; el 24,79 % realiza actividades artísticas; el 19,94 % toma medicación; el 18,59 % reza y el 9,16 % consume alcohol.

   Un estudio con 48.440 pacientes concluye que hacer actividad física se asocia fuertemente con menos riesgo de una mala evolución de la enfermedad. Por eso recomiendan promover la actividad física como una prioridad de la salud pública.

“Haber estado internado por Covid genera un estrés postraumático”

   El Dr. Hugo Kern es jefe de la Unidad de Salud Mental y Adicciones del municipio. Desde el inicio de la pandemia, ese área comunal se encarga de brindar atención y contención, tanto a los contagiados por el Covid como a sus familiares. Lo hacen a partir de un dispositivo de telemedicina, no presencial, durante y luego de la internación de personas que han estado en grave estado por el coronavirus.

   “Hay una cantidad de síntomas que tienen que ver con la patología, sobre las cuales hay investigaciones desde el punto de vista neurobiológico por los efectos secundarios y su persistencia”, explica.

Dr. Hugo Kern, jefe de la Unidad de Salud Mental y Adicciones de Bahía Blanca.

   Para el Dr. Kern no hay dudas que, durante la  internación, la enfermedad genera “un alto impacto traumático estresante” con síntomas psicológicos propios de las patologías graves.

   “En el caso del Covid hay, además, un entorno familiar que se pierde, que se vuelve más vulnerable y que se complejiza con los temores respecto al desenlace”, dijo Kern.

   “Cada persona que recibe el diagnóstico tiene una fuerte incertidumbre y escucha de manera permanente la variabilidad de los mismos. Eso genera temor y una situación de esfuerzo psíquico que afecta la vida”, agregó.

Trabajo de asistencia en la Unidad de Salud Mental y Adicciones local.

   “Si bien se emparenta con un síndrome de estrés postraumático, no hay que descartar que, además, haya alguna otra patología.  Eso se está estudiando; se encuentra en investigación”, señaló el Dr. Kern.