Nuevas obras para el parque Noroeste: Sin misterio y con mucho amor
Son obras de un vecino del lugar, motivado por su amor al parque y generar nuevas sensaciones en el paseo.
Mario Minervino / [email protected]
Dos nuevas obras fueron colocadas en el parque Noroeste, realizadas por un vecino del lugar y con el apoyo de otros muchos que han convertido esos terrenos abandonados, que fueran propiedad el ferrocarril Bahía Blanca al Noroeste, en un paseo que cada día luce de mejor manera.
Semanas atrás dimos cuenta de la “aparición” de la figura de un perro hecho con alambre, colocado junto a un árbol y mirando hacia los restos de uno de los maravillosos galpones ladrilleros que formaron parte de los talleres ferroviarios. El hecho alcanzó cierta trascendencia porque coincidió con la aparición, también de manera anónima y misteriosa, de la figura de una mujer en Mar del Plata, en la zona de playa chica, sobre las rocas y mirando al mar. Lo cierto es que el perro, negro, que algunos relacionaban más con una oveja, duró pocos días en la paseo: manos anónimas, como suele decirse, se encargaron de robarlo.
El perro, ya desaparecido del paseo
Cuestión de amor
En las últimas horas dos nuevas obras “aparecieron” en el parque, aunque ya sin la carga de misterio de la primera. Se trata de un nido y de un ave --¿cisne, garza o flamenco?-- realizado con alambre y ramas de sauce. Su autor es Juan Pablo Stalldecker, un vecino del lugar, que se define como “Un enamorado del parque” y que de ese sentimiento surge la motivación a realizar estos trabajos que luego ubica en el paseo buscando generar un valor adicional.
Juan Pablo montando su nido
“Es es la realidad: me motiva mi amor por el lugar y la idea de que quien vaya al lugar se encuentre con algo nuevo que genere un comentario, sea porque le gusta o porque no, que motive un movimiento, que la gente se pare, lo mire. Me anima ver que generan estos trabajos”, señala el autor.
Juan Pablo es empleado administrativo y hace estos trabajos como un hobby, en sus ratos libres. Consultado sobre su reacción ante la posibilidad de que una vez más esos trabajos puedan ser robados o dañados, mantiene un pensamiento muy particular.
Alambre y ramas de sauce para un ave
“Si lo rompen o no me parece que es parte de una etapa que va cumpliendo la obra. Ahora hice unos nidos y un animal y si quedan será porque gustan. En el caso del perro, si se lo llevaron es porque el curso del perro o del arte era irse”, explica.
En ese sentido el trabajo de Juan pablo es en parte un arte efímero. Hay que apurarse a mirarlo, a disfrutarlo, a criticarlo, a curiosiarlo. Hacerlo hoy porque mañana puee ya no estar.
“Yo las dejo rn el parque y a partir de ahí tomarán vida propia, adquieren un valor. Si se van se van o se quedan es parte de esta propuesta”, finaliza.
Juan Pablo Stalldecker: arte por amor al paseo