Una estación que es patrimonio de todos

Redacción de La Nueva.

contenidos@lanueva.com

   Alguna vez desde esta sección comentamos el mal estado DE la estación Spurr, ubicada en Villa Rosas, un verdadero tesoro dentro de la arquitectura ferroviaria que día a día avanza hacia su proceso de ruina.

   Lo mismo ocurre con otras estaciones ubicadas en cercanías de nuestra ciudad, la mayoría de ellas abandonadas y vandalizadas, como consecuencia de la suerte que corrió el ferrocarril a lo largo de su historia en nuestro país y que hizo que esas construcciones quedaran en manos de nadie.

   Idéntica suerte está corriendo una estación que pese a su modestia constructiva forma parte del patrimonio más valioso que tiene la ciudad, desde el punto de vista paisajístico, cultural, histórico y artístico.

   La referencia es la estación construida por el ferrocarril Bahía Blanca al Noroeste, habilitada en 1891, empresa luego absorbida por el Buenos Aires al Pacífico (BAP) y finalmente, en 1926, por el Ferrocarril del Sud.

   La estación es del tipo de paso, ubicada al costado de la vía, ya que no era punto terminal del recorrido de una línea que se internaba en territorio pampeano para llegar hasta la zona cuyana.

   Es un edificio modesto, de los más simples que construía el ferrocarril de su carpeta importada de Gran Bretaña, con estructura de madera y revestimiento con chapa.

   Poco dice el edificio de lo poderoso que la empresa BAP, que más de una vez anunció que la reemplazaría por una de mayor importancia, obra que por diversas razones nunca se cumplió.

   En algún momento se puso en valor el edificio y la plaza de acceso y hasta se le dio algún uso comunitario. Hoy está semiabandonada, con vagones ocupados y en serio riesgo de sufrir un incendio o alguna consecuencia peor. 

   Sería importante definir jurisdicciones y responsabilidades y comenzar a trabajar en una obra que sin dudas merece el mejor de los destinos.