Bahía Blanca | Sabado, 18 de mayo

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La experiencia de dar a luz en tiempo de cuarentena

Lorena Rodríguez, Fiorella Hermosilla y Sabrina Ocampo contaron sus vivencias en los hospitales locales.

Fotos: Pablo Presti-La Nueva.
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Por Pablo Andrés Alvarez / palvarez@lanueva.com
Audionota: Malena Ruppel (LU2)

   Los partos no saben de emergencia sanitaria ni de postergaciones. Cuando llega el momento de dar a luz, no hay aislamiento social y preventivo que lo pueda detener.

   Es la experiencia que vivieron Lorena Rodríguez, Fiorella Hermosilla y Sabrina Ocampo, quienes tuvieron en tiempos de cuarentena a Milena, Noha y Ambar en nosocomios de nuestra ciudad, donde vivieron historias similares y que seguramente nunca olvidarán.

   Una de las medidas que tomaron los hospitales bahienses fue el acompañamiento restringido durante el parto, por lo que debieron afrontar a solas el momento crucial.

   Lorena tiene 41 años y es directora de la escuelas primarias 29 y 15. El 13 de abril dio a luz a Milena, quien tiene dos hermanos: Julieta (15) y Javier (21).

   “Pasamos mucha angustia e incertidumbre por el coronavirus, porque no sabíamos con qué nos íbamos a encontrar. Pero en el Privado nos atendieron muy bien, con todas las precauciones del caso, cumpliendo todos los protocolos”, señaló Lorena, quien acudió al hospital junto a su pareja Roberto.

   Fiorella es docente. Con Braian Ruiz concibieron a Noha, quien nació el 22 de febrero también en la maternidad del Privado del Sur, para acompañar en la familia a Ian, de 7 años.

   “Aunque nació unos días antes del aislamiento social preventivo y obligatorio vivimos muy de cerca las vicisitudes de la pandemia, ya que los hospitales comenzaban a prepararse para lo que vendría”, dijo Fiorella.

   Sabrina tiene 20 años y es mamá soltera de Ambar Pía, quien nació el 17 de marzo en el Penna.

   “Tenía fecha para el 20, pero el 17 iba a ir al hospital para hacerme la última ecografía. Ese día me levanté temprano para estar preparada. Y en ese momento me llamó una tía de mi bebé diciendo que vaya urgente al hospital, que mi obstetra me estaba esperando para hacerme una cesárea. Llena de nervios, y sin entender nada, fui. Luego de intentar un parto convencional, me llevaron a quirófano y nació Ambar”, contó Sabrina.

   Cuentan que sus días internadas fueron con un solo acompañante y con visitas prohibidas.

   “Con mi marido nos acostumbramos a ver médicos y enfermeras con máscaras y barbijos y eso también nos tranquilizó, porque nos hizo ver que estábamos cuidados. A las 48 horas nos dieron el alta. Para hacerle los análisis y los controles no la movieron de la habitación”, puntualizó Lorena.

   Y amplió: “Habíamos hecho el cartelito para la puerta de la habitación en el hospital y no tenía sentido ponerlo porque estaba prohibido recibir visitas. Pero lo pusimos igual. Tampoco pude recibir el característico ramo de flores, porque las florerías estaban cerradas y tampoco se podían ingresar”.

   "El parto de Noha fue muy rápido, porque nos habían sugerido acudir recién cuando comenzaran los síntomas. Y a los dos días ya nos habían dado el alta, así que no hubo tiempo para nada. Ni siquiera de retirar la documentación”, dijo Fiorella.

   “Mi bebé tampoco pudo recibir visitas. Sólo podía estar con nosotras mi mamá, quien era la que se quedaba a cuidarnos. En el hospital solamente me llenaron el certificado de nacimiento antes de darme el alta, que fue muy rápido”, señaló Sabrina.

   Las tres destacaron que se extremaron las medidas de higiene y seguridad mientras estuvieron ingresadas, las cuales mantienen en sus respectivos hogares.

   “Tras el alta, los pediatras del hospital nos dieron muchísimos consejos y evacuaron todas las dudas que teníamos para el manejo de la cuarentena en nuestro hogar. Nos  higienizamos constantemente y no nos acercamos a la bebé con la ropa que venimos de la calle. De todos modos, intentamos no salir mucho”, manifestó Lorena.

   “Tratamos como familia de tomar todos los recaudos necesarios con el bebé. Por ejemplo, nos bañamos cada vez que volvemos de la calle, usamos barbijos todo el tiempo y nos ponemos alcohol en gel cada vez que tomamos a Noha en brazos. El papá sale a trabajar todos los días, por lo que los cuidados de higiene son muy profundos”, contó Fiorella.

   “En casa tomamos todas las precauciones que nos dijeron los médicos. Usamos el alcohol en gel permanentemente”, agregó Sabrina.

   Obviamente que para las tres es difícil manejar la ansiedad de la familia, que quieren conocer a los nuevos integrantes.

   “A Milena la presentamos por videollamadas, porque están prohibidas las visitas a nuestra casa. Incluso, sus hermanos la conocieron cuando volvimos del hospital”, dijo Lorena.

   “Nosotros estamos mandando fotos y videos constantemente”, acotaron Fiorella y Sabrina.

   La pandemia también afectó la anotación en los registros civiles y los controles de los primeros días de vida.

   “Ni siquiera la pudimos inscribir en el Registro Civil. Tenemos todos los papeles, pero nos dijeron que esperemos a que nos llamen para iniciar los trámites. Otro inconveniente que tuvimos es que los controles post nacimiento no se hicieron en el hospital, como sucedía habitualmente y sacamos turno con una pediatra en su consultorio”, explicó Lorena.

   “El primer control, a los 15 días de nacido, lo hicimos en forma particular, con un turno preestablecido para que no haya gente en el consultorio”, amplió Fiorella.

   “La tuvimos que pelar y ponerle los aritos nosotros mismos, porque a la señora que lo hace en el hospital, no la dejaron ingresar por precaución”, contó Lorena.