San Martín, un barrio que crece y quiere más
"La falta de participación de la gente es el primer punto a combatir; con el apoyo de la población se podrían hacer más cosas", deslizó Juan Carlos Conti, a cargo de la Sociedad de Fomento del Barrio San Martín, una de los cuatro más antiguas de la ciudad, junto con las de Villa Mitre, Bella Vista y Noroeste.
Geográficamente, el barrio se encuentra ubicado al sur del ejido urbano y está delimitado por las calles Donado, Fitz Roy, Pedro Pico, vías del ferrocarril y General Arias.
Entre sus límites, alberga a tres clubes que son orgullo del lugar: Estrella, San Martín y Dublin.
Fundada en los albores del 39, la entidad que hoy reúne a más de mil socios, entre jubilados y activos, fue testigo del crecimiento del sector, cuya urbanización efectiva comenzó a tomar forma hacia fines de la década del 30.
Hoy, con muchos de sus sueños cumplidos, la sede de Paunero 550 sigue creciendo en prestaciones y socios, ya que a los clásicos vecinos del lugar se han sumado los habitantes de los barrios Jubivi, Cáritas y del Plan Federal.
Estos últimos, de pocos años de vida, todavía no poseen cordón cuneta ni asfalto y, si bien tienen cloacas, el sistema es tan deficiente que no alcanza a cubrir las necesidades.
Conti conoce el terreno. Hace años que vive y camina el sector, la gente se acerca a saludarlo y a hacerle comentarios y las inquietudes rondan siempre por los mismos temas: la falta de pavimento, de espacios verdes, los pocos semáforos que existen en un amplio sector del barrio y los colectivos, el bendito sistema de transporte urbano que sigue dando tanto que hablar.
"Faltan plazas para los chicos --dice--. Tenemos un espacio verde asignado en la intersección de Cuba y Tierra del Fuego que nunca se concretó. La placita España --Teniente Farías y España-- es un lugar improvisado que el ferrocarril dejó de usar y los juegos apenas se divisan por la altura de los yuyos".
Agregó que el camino que tenían destinado para el "Paseo de los Jubilados" (ubicado en un desvío entre las calles Teniente Farías y Paunero que da origen a la plaza España) fue ocupado, ahora, por una empresa de transportes.
"Pese a que ya lo habíamos limpiado e instalado una luz antivandálica (que todavía seguimos pagando) no pasó nada, nos quedamos sin el lugar".
Fieles testigos del olvido, dos bancos de madera corroídos por el tiempo yacen en un predio que perteneció al ferrocarril, entre las calles España, Fitz Roy, Paunero y Teniente Farías, y que tiempo atrás solía ser mantenido por la Oleaginosa Moreno.
Pocos semáforos.
Otro problema que preocupa y "ocupa" al barrio es la escasa semaforización del lugar, que ya en 2003 los fomentistas describían "como una necesidad básica".
"Nos cansamos de pedir un semáforo para la escuela Nº 65 --Tierra del Fuego 621--, que ahora cumple 100 años. También propusimos la idea de cambiar la mano y que la gente que viene de White entre por Pueyrredón, pero, para hacerlo, tendrían que asfaltar una calle del barrio Jubivi, algo utópico".
Los reclamos por más "iluminación" alcanzan a las esquinas de Paunero y Pedro Pico, Paunero y Cuba (donde ya hubo dos muertos) y Paunero y Luiggi.
El barrio cuenta con otras instituciones educativas cercanas: el colegio Nuestra Señora de Pompeya (T. Farías al 700), el jardín de infantes Nº 912 (Undiano y Teniente Farías) y la escuela Nº 47 (Paunero 1.059).
"¿Será que cuesta tanto un semáforo como para que se ponga en juego la vida?", se preguntó Conti.
Actualmente, sólo los controladores de semáforos cuestan entre 3.500 y 4.000 pesos y, junto con el resto de los equipos necesarios, totalizarían un valor mínimo de 50 mil pesos, según modelo y calle (los de las avenidas son más costosos).
Por el sector, circulan las líneas 518 y 503 (Plaza) y 500 (Fournier) y esta última lo hace gracias a los reclamos de los vecinos, ya que en la reconversión de recorridos "había desaparecido".
Según Conti, el tema de los colectivos resulta vergonzoso, ya que, sintetizó, "todas las líneas incumplen de manera grave su horario, llevan el doble de gente de lo permitido, pasan cada media hora y pretenden aumentar el boleto".
"Sólo --agregó-- se debería autorizar el incremento si el servicio se normaliza, aunque, a mi entender, deberíamos pensar en volver a llamar a las empresas locales y, si vamos a hacer un ajuste, que el dinero quede en la ciudad. ¿Por qué se lo va a llevar una empresa de afuera que no cumple lo que prometió?".
Si bien destaca que la recolección de residuos se cumple de manera eficiente y responsable, Conti cuenta que el estado de las calles es deplorable, pero que eso excede al barrio San Martín y se multiplica por toda la ciudad de Bahía Blanca.
"Sin dudas, la premisa es ponerse los pantalones largos y empezar a hacer y a escuchar a la gente y los verdaderos problemas que tiene", concluyó.
Servicios completos.
En la sede de Paunero 550, se brinda un sinnúmero de servicios a los casi mil socios, incluyendo un centro de jubilados que funciona de manera casi independiente. Entre ellas, se destacan enfermería (desde las 7.30 y hasta las 14), ginecólogos, médicos clínicos, pediatras, fonoaudiólogas, vacunación, odontopediatría, odontología (creció el servicio con la compra de un aparato de rayos X), psicología (muy demandado), masoterapia, yoga, gimnasia, danzas árabes y sipalki, entre otras. Sólo estarían necesitando gente para apoyo escolar.
Barrio "Mondongo".
En sus orígenes, el barrio San Martín fue conocido como el "Barrio Mondongo", nombre que recibió a principios del siglo último, cuando el lugar era habitado por vecinos que se ganaban la vida trabajando en la vieja barraca Peyón, en el Mercado Victoria, en Puerto Galván o en la mina de arena de Villa Rosas.