Bahía Blanca | Miércoles, 02 de julio

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La historia viva... construida por los vecinos

"Un museo tiene que ser útil". Sergio Raimondi expresa terminante. Coordinador del Museo del Puerto de Ingeniero White desde mayo de 2003 hasta abril de 2007, y desde mayo de ese año, a cargo de la dirección, el Licenciado en Letras aseguró que , en principio, un museo que trabaja con la historia, debe resultar útil para entender, comprender y para posicionarse más críticamente con respecto al presente.




 "Un museo tiene que ser útil". Sergio Raimondi expresa terminante.


 Coordinador del Museo del Puerto de Ingeniero White desde mayo de 2003 hasta abril de 2007, y desde mayo de ese año, a cargo de la dirección, el Licenciado en Letras aseguró que , en principio, un museo que trabaja con la historia, debe resultar útil para entender, comprender y para posicionarse más críticamente con respecto al presente.


 El Museo del Puerto fue creado en 1987 a instancia de un grupo de vecinos de la localidad portuaria.


 Ocupa desde entonces un edificio de típica arquitectura ferro-portuaria (de chapa y madera, sobre pilotes) en el que funcionara a partir de 1907 el Resguardo de la Aduana de la empresa inglesa Ferrocarril del Sud.


 "Debemos ser cuidadosos de no hacer del pasado (justamente porque ya lo es) un tiempo siempre mejor. De ninguna manera es así. Todas las épocas tienen sus conflictos y sus complejidades".


 "Decididamente denso", definió Raimondi al presente de la localidad portuaria.


 "En estas últimas décadas el puerto y el pueblo se modificaron con una velocidad asombrosa. No hay que olvidar que Ingeniero White fue tal vez la zona del país que más inversiones recibió durante la década del '90.


 "El Museo del Puerto es hoy una institución atenta al alcance de esas modificaciones. Decimos que hay que venir al Museo del Puerto a conocer las últimas noticias".



La congregación de la comunidad








 Los soportes que ofrece el Museo del Puerto para cumplir con su misión no se acota a la exposición de piezas que aluden a la historia de un pueblo.


 Talleres, recorridos, charlas y otras propuestas están dispuestas desde el patio a la cocina del edificio.


 El Museo del Puerto afirma y confirma una concepción de cultura que no se limita a la noción selectiva de lo estrictamente vinculado con el arte o el espectáculo.


 El acento que el museo pone en su Cocina va en ese sentido.


 "Cualquier cocina es un espacio privilegiado de trabajo y de historia. La convocatoria de cada fin de semana a distintas cocineras de White, pero también de Villa Rosas, de Cerri o de Villa Mitre, señala una voluntad de atención a ciertas prácticas aparentemente menores", apunta Raimondi.


 "Pero en una torta hay tanta o más historia que en cualquier otro objeto y, sobre todo, un carácter concreto, tangible, que con frecuencia se pierde en los relatos históricos. Como se desvanecen las articulaciones, también. ¿O acaso no hay articulación posible entre el modo de hornear un bizcochuelo en el Saladero y la crisis energética?"


Talleres de "reconstrucción"







 Desde 2007, en el espacio de Guillermo Torres y Cárrega, inició una serie de talleres sobre la historia y el presente del trabajo portuario.


 En 2007, ese ciclo se tituló "Puerto: trabajo y privatización" y contó con las narraciones de prácticos, personal de dragas y remolcadores, amarradores y estibadores que dialogaron con estudiantes y docentes de escuelas de White y Bahía Blanca.


 Se habló acerca de la labor que hacen día a día y de los cambios que esas tareas experimentaron en las últimas décadas.


 "Ha sido y es una experiencia fundamental, y en varios sentidos inédita, la de articular ese encuentro entre dos espacios usualmente desvinculados como pueden ser el puerto y una escuela".


 Este año, el tema será "El craqueo del craqueo".


Detrás de las figuritas.







 "A las escuelas no se les proponen visitas, sino recorridos y talleres --distinguió el director del museo--. Uno de los talleres con los que más se ha trabajado en los últimos años es el denominado `El puerto no es postal'".


 ¿En qué consiste? Se invita a los chicos a mirar atentamente las postales del puerto que se ofrecen en cualquier quiosco de Bahía Blanca. Son dos o tres imágenes, que se repiten: la dársena de pescadores con las lanchas amarillas atracadas; una toma aérea y panorámica del muelle nacional con sus silos y elevadores y una visión nocturna del Polo Petroquímico.


 "Curiosamente, en esas imágenes no hay personas. Pero ¿cómo se producen los millones y millones de ganancias en el puerto? ¿Sin trabajadores? A partir de allí surgen interrogantes como por qué el color de la ría aparece tan azul como el del mismísimo mar Mediterráneo o si será pintoresco pasar una jornada de trabajo en esas lanchas tan fotogénicas. Es una experiencia muy divertida".



De paseo por el patio.








 El Paseo de los Bidones es el nuevo patio del museo.


 "Solemos decir que los museos poseen parques y jardines. El nuestro tiene patio".


 "Se armó en los meses finales de 2007, con plantas y macetas caseras realizadas con cubiertas de autos, bidones cortados, cajones de pescado y otros elementos de uso cotidiano, todo traído por más de setenta vecinos del Bulevar, del Saladero, de Villa Rosas y de White.


 "También el mundo de las plantas está atravesado por la historia. En estos días hay muchas zonas cubiertas con nylon para cuidarlas de las heladas, pero aún así significa toda una experiencia visitarlo".




El archivo,
la zona oculta y fundamental










 Hay toda una zona de trabajo dentro del museo que se sospecha fundamental, pero se encuentra oculta a los ojos del visitante. Es el trabajo cotidiano con los distintos archivos que conforman el museo y que, en definitiva, aportan la información básica que luego se elabora en cada actividad.


 "El Museo del Puerto tiene uno de los archivos orales más importantes del país. Casi 900 cintas con entrevistas a estibadores, cocineras, amarradores, ferroviarios, maestros, conforman una suerte de caja de resonancia de la historia misma del pueblo, en sus contradicciones, deseos y disputas.


 "También están los archivos fotográfico, de documentos y de objetos. El cuidado y la elaboración de toda esa información exige horas y más horas de trabajo, sobre todo porque esos archivos son dinámicos porque, cada semana, algún vecino se acerca con su caja de fotos, los cuadernos de cuando cursaba en la escuela Sarmiento o su carnet de estibador. La selección y registro de todo ese material es una tarea clave y compleja".


 Por estos días, los responsables de realizar las tareas de archivo están trabajando en una investigación sobre el pintor Ernesto Paro.


 "Paro trabajó como estibador, a bordo de dragas, en la Junta Nacional de Granos, y además se dedicó a pintar cientos de escenas de trabajo portuario en bares, cantinas, sindicatos e inclusive en paredes varias de White.


 "Su modo de pensar en el arte no tiene nada que ver con lo que se entiende, por ejemplo, como arte contemporáneo. Y sin embargo funciona perfectamente en la comunidad. En septiembre haremos una muestra en la Cocina, y un gran encuentro con sus familiares y amigos".


"Discotecas vecinales".







 Es un ciclo iniciado este año, dedicado a indagar la posibilidad de contar la historia de una vida a partir de una selección de canciones.


 Distintos vecinos han ido armando la lista de temas que los han marcado, canciones que se relacionan con sus trabajos, amores, infancias...


 El primer volumen lo preparó el pescador Cacho Marzocca y es una combinación curiosa de canzonettas y tangos de Hugo del Carril, que da cuenta tanto de la historia inmigratoria de su familia, como de su infancia durante los gobiernos de Perón.


 "En muchos ámbitos laborales la música es un elemento indispensable, capaz de facilitar una tarea de otro modo demasiado dura. Hoy en día, muchas peladoras, por ejemplo, escuchan a Leo Mattioli mientras descabezan kilos y kilos de camarones".


La celebración de una filosofía







 El Museo del Puerto ha sido reconocido nacional e internacionalmente en los últimos años con importantes apoyos y distinciones.


 Recibió en 1997 el subsidio YPF por su carácter de innovación museográfica, en 2002 un reconocimiento de la Fundación Antorchas y en 2003 fue el único museo latinoamericano invitado a participar de una gran muestra sobre la crisis argentina que tuvo lugar en Colonia, Alemania.


 En 2007 fue seleccionado por un grupo de especialistas a nivel mundial, agrupados en la American Center Foundation, junto a otras doce instituciones del mundo. En el dictámen de dicha fundación se lee que las razones de la distinción radican "en la notable calidad de sus proyectos y actividades", así como al hecho de que "se llevan a cabo al margen de las tendencias culturales más aceptadas".


 El equipo del Museo del Puerto está conformado por Sergio Raimondi, director; Aldo Montecinos, área Cocina; Milagros Bilbao, Educativa; Matías Gil Robert, Montaje y Archivo Documental; Luciano Campetella, Archivo Oral; Leandro Beier, área Editorial; Germán Jorge, Archivo Fotográfico; y Daniela Ricke, área Objetos.



La propuesta de hoy. Abierto de 16 a 20. En la Cocina del Puerto, a partir de las 15, Cocina Televisada, en el marco del ciclo "Hornos barriales".






 Graciela Arcuri, desde Villa Rosas, presentará su mejor repostería, como un homenaje a la cocina de la TV.


 En la música estará el whitense Antonio "Pochy" Genovalli.