Bahía Blanca | Domingo, 07 de septiembre

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Por una mejor calidad de vida en hipoacúsicos

Dos implantes cocleares a pacientes con hipoacusia se desarrollaron la semana última en el Hospital Privado del Sur, en una práctica que suele ser poco frecuente en nuestra ciudad. Las intervenciones estuvieron a cargo de un equipo interdisciplinario integrado por los doctores Luis Annunziata --jefe del servicio de Otorrinolaringología del Hospital Municipal-- y Gastón Vinent, junto a las fonaudiólogas Belén Rodríguez y Diana Laurnagaray.

 Dos implantes cocleares a pacientes con hipoacusia se desarrollaron la semana última en el Hospital Privado del Sur, en una práctica que suele ser poco frecuente en nuestra ciudad.


 Las intervenciones estuvieron a cargo de un equipo interdisciplinario integrado por los doctores Luis Annunziata --jefe del servicio de Otorrinolaringología del Hospital Municipal-- y Gastón Vinent, junto a las fonaudiólogas Belén Rodríguez y Diana Laurnagaray.


 Esta intervención consiste en la inserción de los terminales de un dispositivo electrónico (procesador interno) en la cóclea (conducto en forma de espiral que se encuentra en la zona del oído interno en que se halla el nervio auditivo).


 Dicho dispositivo contiene un procesador externo de la palabra, que convierte los sonidos registrados en señales eléctricas, y un procesador interno que decodifica las señales eléctricas recibidas.


 El aparato termina en micro-cable que posee un promedio de 22 electrodos, que al ser insertados en la cóclea entrarán en contacto con el nervio auditivo, a través del cual llegarán al cerebro donde se traducirán en sonidos reconocibles.


 "Pese a que los pacientes sufren de hipoacusia y deben ser tratados por médicos especialistas, la intervención de las fonaudiólogas en el equipo es fundamental, teniendo en cuenta que la cirugía es apenas un factor más dentro del proceso de rehabilitación", consideró el especialista en Otorrinolaringología, Gastón Vinent.


 Agregó que se trató de cirugías de bajo riesgo y complejidad intermedia, aunque en general requieren de un entrenamiento por parte de quienes realizan la operación.


 "La cóclea, que tiene forma de caracol y está situada en el oído interno, puede presentar problemas a partir del nacimiento del paciente o bien sufrir desgaste con el tiempo, lastimarse tras una meningitis o debido a la utilización de antibióticos. En realidad, existen numerosas causas que pueden ocasionar sordera en un paciente", explicó Vinent.


 Para realizar este tipo de implantes, añadió, es indispensable que el nervio --que enviará la información al cerebro-- se encuentre sano.


 Tras señalar que el aparato es importado, costoso y delicado, el facultativo indicó que esta práctica es fundamental para los niños que nacen sordos.


 "Al escuchar, los niños pueden aprender a hablar, a desarrollar el lenguaje; en definitiva, no será sordomudo", explicó.


 En cuanto a las cirugías recientemente realizadas, destacó que si bien no presentaron inconvenientes, su éxito podrá confirmarse 45 días después de realizada la intervención, es decir, cuando se cierre la herida y se encienda el implante, tarea que realizan las fonaudiólogas.


 "Se trata de un sistema específico que necesita de un programa; primero se deben sacar los puntos y dar el alta al paciente", indicó Diana Laurnagaray.


 Belén Rodríguez sostuvo que la estimulación es paulatina.


 "Hay que pensar que en muchos casos, la persona, si es adulta, permaneció años sin escuchar, de modo que su registro auditivo quedó en stand by", fundamentó.


 "Y si es un niño --diferenció-- recién se iniciará con la audición a partir del encendido del implante. Por eso decimos que es paulatino. Para llegar al máximo rendimiento del implante se necesita tiempo y muchos pasos previos".


 El post operatorio del implante en general es muy bueno, con una herida considerable, aunque sin dolor y, en algunos casos, el paciente puede presentar mareos o vértigo.


 Sobre si este tipo de intervención se le suele practicar a personas totalmente hipoacúsicas, Rodríguez recordó que, efectivamente, años atrás se le realizaba a pacientes que no tenían rendimiento con audífonos, es decir, completamente sordos.


 "A partir del año 2000 se empieza a considerar que el beneficio que les otorga el audífono a los pacientes con hipoacusia severa es limitado y que, por ende, son candidatos a implantes cocleares", justificó.

Caso por caso.
Las intervenciones realizadas en el Hospital Privado del Sur involucró a un hombre y una mujer de clase media que sufrían hipoacusia por diferentes causas.





 En ambos casos, los implantes se efectuaron en el oído derecho.


 El paciente, de 47 años, había sufrido un traumatismo durante un accidente en moto, hecho que le provocó la pérdida progresiva de la audición.


 "Quedó sordo de un oído, mientras que del otro escuchaba muy poco", dijo Vinent.


 El implante se realizó en el oído más afectado, que no siempre, aclaró el especialista, es el que presenta mejor cóclea para intervenir.


 El otro caso, relató el doctor Annunziata, afectó a una mujer de 49 años que sufría un tipo de hipoacusia degenerativa, denominada neurosensorial progresiva, y que estaba equipada con audífono.


 "De este modo, quedó implantada en un oído y con audífono en el otro", agregó.


 En ambas intervenciones, las obras sociales (IOMA y Medifem) se hicieron cargo en forma total de las intervenciones, teniendo en cuenta que se trata de una patología reconocida, cuya cobertura la establece una ley.


 "El aparato --insistió Vinent-- es costoso: de alrededor de 30 mil dólares, y las obras sociales están obligadas a costearlo".


 En el caso de pacientes de bajos recursos, este equipo interdisciplinario presentó un programa de detección de implantes cocleares dentro de Región Sanitaria V, es decir, a nivel público.


 "Prácticamente este proyecto está en funcionamiento. Hasta ahora los pacientes de bajos recursos con esta necesidad eran derivados a Buenos Aires, pero queremos dejar aclarado que se puede realizar en Bahía Blanca", advirtió Annunziata.


RECUADRO

¿En qué se diferencian?









 El doctor Luis Annunziata sostuvo que el implante coclear es un procesador de palabras que difiere bastante de un audífono por su forma, en cuanto a que se adapta al organismo y se coloca mediante cirugía.


 El audífono convencional amplifica el sonido en forma directa y se coloca en forma externa.


 Vinent agregó que el implante decodifica el sonido y lo vuelve a codificar en señales eléctricas para estimular el nervio.


 "Por eso --aclaró-- existe tanta diferencia en sus valores económicos. Son muy distintos, por más que ambos pacientes tengan un dispositivo detrás de la oreja".


RECUADRO

En niños de un año de vida









 La detección temprana de la hipoacusia --antes de los tres meses de vida-- es muy importante, apuntó la fonaudióloga Diana Laurnagaray.


 "Cuanto antes se pueda hacer el tratamiento, mejor. El chico que está implantado tempranamente rendirá mucho mejor que otro que fue implantado tardíamente", argumentó.


 Cuanto más tarde pueda escuchar, más tarde aprenderá a desarrollar el lenguaje.


 En ese sentido, Belén Rodríguez consideró que se pueden lograr implantes en niños de 12 meses.


 "Lo bueno de esto es que el lapso de tiempo entre hablar y oír es cada vez más corto. No es lo mismo que esté habilitado para oír a los cinco años que al año de vida", diferenció.








  CECILIA CORRADETTI