"Entre el mar infinito y los cuentos”: llega el 4to. Encuentro de Narradores Orales
La palabra como refugio, como puente, como semilla. En tiempos de pantallas y velocidad, el arte de contar historias se vuelve más necesario que nunca. Tres días para escuchar, aprender, emocionarse y volver a la raíz de lo humano: el relato compartido.
En un mundo saturado de imágenes fugaces y mensajes instantáneos, hay quienes siguen apostando por la pausa, por la escucha, por el poder transformador de la palabra dicha. Así nace —y se renueva— el Encuentro de Narradores Orales en Bahía Blanca, que este año celebra su cuarta edición bajo el nombre: “Entre el mar infinito y los cuentos”.
La cita será los días 2, 3 y 4 de octubre en la Biblioteca Rivadavia, ubicada en Avenida Colón 31. Este espacio, que desde hace años alberga libros, lectores y memorias, se transforma durante tres jornadas en un escenario de voces, gestos, silencios y miradas. El encuentro se realiza a total beneficio de la Biblioteca, reafirmando el compromiso con la cultura local y el acceso comunitario al conocimiento.
Este evento nace con la intención de dar continuidad a aquellas inolvidables Citas de Narradores Orales que organizó Maryta Berenguer, referente indiscutida en el mundo de la narración. Hoy, bajo la coordinación de Julieta Fanelli, Laura Faineraij (actual directora de la Biblioteca Rivadavia) y Teresa Prost, el encuentro se consolida como un espacio de formación y disfrute para la comunidad.
Los invitados de esta edición son cuatro profesionales de lujo: Marta Negrín, Paola Giménez, Haydeé Roldán y Gazel Zayad. Cada uno con su estilo, su trayectoria y su sensibilidad, ofrecerá talleres y actividades pensadas para quienes deseen perfeccionar el arte de narrar, descubrir nuevas herramientas o simplemente dejarse llevar por la magia del cuento bien contado. Las propuestas de cada taller, junto con información sobre los invitados, pueden consultarse en la página oficial del evento: https://narraencuentro.webnode.page
"Los cupos son limitados y los costos súper accesibles. Podés inscribirte en la página que mencionamos antes, o ingresás a las redes y allí también encontrarás cómo proceder. O te comunicás con cualquiera de nosotras que con gusto te informaremos. En La Biblioteca Rivadavia también te podés inscribir. El costo para participar de todo el encuentro, es $ 22.000 y si sos estudiante, $ 12.000", contó Tere Prost.
Este año, el lema elegido —“Entre el mar infinito y los cuentos”— no es casual. Evoca la inmensidad de las historias, la profundidad de la palabra, la posibilidad de navegar entre relatos que nos conectan con otros y con nosotros mismos. Porque contar no es solo decir: es crear mundos, abrir sentidos, sembrar preguntas, despertar memorias.
—¿En tiempos de exceso de pantalla, qué valor tiene la palabra?
—Entre imágenes que pasan rápido y mensajes que se consumen sin pausa, la palabra conserva su peso, su pausa y su huella. No solo nombra: crea mundos, abre sentidos, invita a detenerse. Mientras la pantalla acelera y fragmenta, la palabra bien dicha, escrita o escuchada nos recuerda que hay otra manera de habitar el tiempo: la de la escucha atenta, el relato compartido, la conversación profunda. En ese mar de estímulos, la palabra es ancla y semilla: sostiene, transmite memoria, despierta imaginación y nos conecta de verdad con otros y con nosotros mismos.
—¿Cómo estimulamos a la lectura a los chicos de esta generación?
—Muy buena pregunta porque los estímulos son indispensables. Ya sabemos que lector no se nace, se hace. Y se contagia.
Hay más de un camino posible, pero voy a centrarme en la narración oral como puente hacia la lectura. En tiempos donde la pantalla domina la atención, la narración oral se convierte en una estrategia poderosa para 'atrapar lectores'. Escuchar una historia contada con la voz, con gestos, silencios y miradas, despierta la curiosidad y la imaginación. El relato oral activa las ganas de leer: quien se emociona al oír un cuento, suele querer ir a buscarlo al libro.
La voz genera cercanía: a diferencia de lo digital, la narración oral transmite calidez y vínculo humano. Acerca, convoca, abraza.
Además, la experiencia compartida, reír o emocionarse en comunidad, implica una gratificación especial.
La narración oral es un recurso extraordinario a la hora de atrapar lectores: un cuentacuentos apasionado contagia el placer por las palabras. Es semilla: de la escucha nace la curiosidad lectora. No reemplaza al libro: lo señala, lo ilumina, lo vuelve deseado.
En síntesis: cuando un chico se enamora de una historia contada, el libro se transforma en un tesoro por descubrir.
También por eso es importante que docentes y bibliotecarios se acerquen a compartir estas experiencias que, sin lugar a dudas enriquecen, perfeccionan, optimizan la manera de contar. Obviamente, se entregarán certificados de asistencia y participación".
—¿Qué historias son las que prefieren los chicos?
—Si bien es cierto que hay temáticas que atrapan más que otras, no es menos cierto que sobre gustos no hay nada escrito. Además, depende de la edad: hay niños que piden historias de miedo, otros que las evitan. En general, los más peques prefieren relatos de aventuras, humor y animales. Textos con rimas y acumulativos o repetitivos; esos que habilitan al juego, les encantan. En síntesis, los gustos varían según la edad, pero temas como la exploración, la fantasía y los escenarios cercanos a su propia experiencia suelen ser muy bien recibidos.
"También los adultos disfrutamos la escucha de historias; activamos la memoria de nuestras raíces, a través de la narración oral. Descubrimos autores y lecturas nuevas. Y nos reímos a carcajadas y nos emocionamos. A veces, escuchar un cuento, tal como la puerta del ropero de Narnia, abre puertas maravillosas. Y aprender a contarlos, lo decimos todos los narradores orales, es un camino de ida", cerró Tere Prost con una invitación "a no perderse el encuentro".