Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Emprendedores y depredadores

“Los no saqueadores son los intelectuales y emprendedores. Yo los identifico con los inversores de riesgo, los que moldean un futuro.” Escribe Ernesto Tolcachier.

   Reflexionando sobre nuestra crisis actual y las cíclicas con sus graves consecuencias, sin duda la causa es la hipertrofia de un Estado omnipresente manejado por autoritarios incompetentes y en muchos casos corruptos que nos arrastraron a la decadencia sin solución de continuidad. Su influencia en la sociedad está excelentemente retratada por un artículo de Juan Bautista Alberdi, donde expresa : “A  los argentinos se nos alentó a consumir sin producir (...) Quieren pan sin trabajo, viven del maná del Estado y por eso los mantiene desnudos, ignorantes y esclavos de su propia condición.  Además, afirmas que nuestro pueblo no carece de alimentos, sino de educación y por eso tenemos pauperismo mental”.

   Las evidencias son los de una realidad  banal y aburrida, con un discurso mentiroso que les confiere poder e impunidad a quienes celebran la mentira o la compran.
Teme “un poquito” a quien ostenta el bastón y la capacidad del daño, y  es capaz de una represalia caprichosa y despiadada. Los dueños exclusivos de la verdad nos llevan a creer en una sola voz y que toda opinión en contrario es una molestia que deba acallarse.

   ¿El sustraernos lo que por derecho es nuestro tiene alguna justificación? ¿O la simulación y el relato  no  permite ver que  lo  engañaron con la justificación ideológica del uso?
Ayn Rand nos ilustra con un monólogo de condena a quienes no trabajan de verdad y se aprovechan  de quienes sí lo hacen. Identifica a políticos y dirigentes sindicales. Los eternos “falsarios” están representados por quienes piensan que toda actividad económica debe ser regulada y sometida a una fuerte  dirección gubernamental. El siguiente párrafo es de una gran riqueza  argumental:  “Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada, cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias mas que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare en que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá, afirmar sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada”.

   Los “no saqueadores” son en cambio los intelectuales y emprendedores que se inclinan por la contraria. Yo los identifico con los inversores de riesgo, los que moldean un futuro, siempre dan un paso adelante y  confían en sus instintos y conocimientos. 

   Y los sueños, sueños son: un país distinto y serio, con un gobierno democrático respetuoso de las minorías y celoso en la defensa de las instituciones, de la Justicia independiente y la división de poderes. Y el despertar nos sumerge en la anomia  diaria, un Estado incompetente, en una crisis sanitaria, social y económica sin precedentes. Privaciones por doquier e incertidumbre sin salida del laberinto gubernamental y sin planes consistentes.            

   Interrogantes: ¿y el futuro? ¿Nuestros hijos y nuestros nietos? ¿Búsqueda de la felicidad? ¿Objetivos morales? Parecen ser asignaturas pendientes en un país sin brújula. Quizás una nueva generación de dirigentes honrados y competentes nos depositen esperanzas de renacimiento.