Un bahiense campeón en Paraguay: “Voy detrás de la oportunidad”, dijo Augusto Meneses
El entrenador está como asistente en Olimpia Kings y, al mismo tiempo, dirige en el American School of Asunción. Para él, una combinación perfecta.
Ingresó en La Nueva Provincia en 1995. Trabaja en la sección Deportes y fue colaborador en Regionales y Locales de este mismo medio. Se especializa en básquetbol. Formó parte del staff de la revista Encestando y Zona de Básquet durante 10 años. Tuvo experiencia en el programa Radial Contrabásquet, en Radio La Red.
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Un bahiense detrás de la línea dirigiendo a Olimpia Kings y otro, delante, como protagonista, defendiendo a San José. La final de la Liga de Paraguay quedó para el equipo donde estuvo como asistente Augusto Meneses, superando en una serie a cinco juegos al que integró el base Nicolás Paletta.
“Nico es bastante amigo de Pablo Espinoza (otro argentino que juega en Olimpia). Hemos compartido bastante. Esta vez me tocó festejar a mí, el año pasado le había tocado ganar a él, je”, recordó Augusto.
Este novato entrenador va descubriendo de qué se trata tener el bolso armado y salir en busca de oportunidades. Y la primera que le surgió, por intermedio de Martín Luis, no dudó en aceptarla.
“Estoy acá desde 2023, cuando vine a trabajar en lo que sería la parte de metodología de las formativas y estar con el resto de las categorías, de U13 a U19 de Olimpia”, recordó Meneses.
Una vez instalado, recibió la invitación de Juan Pablo Feliú, entrenador argentino, para sumarse al cuerpo técnico del plantel superior.
“Me sumé sin dudar, porque el profesionalismo siempre fue lo que me gustó”, señaló.
Y desde ahí permaneció en el cargo, a pesar de los cambios.
“Cuando salió Feliú, tras perder la final contra San José en quinto partido, asumió Javier Martínez junto con Christian Viveros, un entrenador de mucho recorrido acá, y me invitó a ser parte del staff. Ahí, de nuevo perdimos en quinto partido. Después quedé solo con Javier y ahora comparto con él y Lucho Ljubetic”, repasó.
El camino, según admite Augusto, fue largo, pero valió la pena.
-¿En Olimpia miden todo por el resultado inmediato?
-Olimpia está en ese plano competitivo del fútbol, donde el discurso es “si no ganás hay que cambiar”, por eso estoy tan contento, por cómo se le dio valor al proceso y cómo pude sostenerme en el mismo y lo que sucedió ahora. Perder y que confíen en el equipo de trabajo fue realmente satisfactorio. Y por suerte pudimos cumplir. Es lo que me hacía falta complementar, porque venía con otra realidad, más de proceso, de poner en valor el día a día, y no tanto en el resultado, y acá fue como “bueno, las dos cosas funcionan y sirven”, después uno ve cómo hace para desarrollarlo.
Olimpia es el club más grande, tanto en básquetbol, que suma 35 títulos, como en fútbol, que llegó a ganar el Mundial de Clubes en 1980 y tres Copa Libertadores: 1979, 1990 y 2002.
“Desde antes que yo llegara no se ganaba un título, y ya estaba pesando –admite Augusto-. Realmente por eso también fue que tuvo mucha trascendencia y la gente acompañó tanto. Fue una alegría y un desahogo”.
-¿Qué les espera con el equipo?
-Ahora ya apuntamos al torneo Clausura y la Liga Sudamericana. Son dos semanas de descanso y se reinicia. El parate largo es sobre fines de año. Para el club las dos competencias son muy importantes. Olimpia siempre aspira a ser campeón.
-¿Con qué nivel argentino compararías la competencia?
-Hay dos o tres equipos que por una cuestión presupuestaria apuntan a otra Liga, son equipos de tope, y otros que hacen lo que pueden pero que después terminan compitiendo. Hay tres equipos que podrían jugar entre los top de Liga Argentina o mismo competir en la Liga Nacional. Hay una buena inversión, hay talento y buenos jugadores entre los tres o cuatro de arriba.
-Los extranjeros marcan la mayor diferencia, ¿no?
-Los jugadores paraguayos de selección se reparten entre los mejores equipos y a partir de ahí si elegiste bien los extranjeros y conseguiste algunos que se amolde al torneo, el nivel y los arbitrajes, hacés la diferencia.
El otro lado
Si bien Augusto se mantuvo en el equipo profesional de Olimpia, a principios de año comenzó a trabajar en el American School of Asunción (ASA), una institución de renombre.
“Desarrollo lo mismo de formativas con el club Yacaré, que funciona en paralelo con el colegio, como interno. El colegio empezó a funcionar como club, dentro del torneo de la confederación paraguaya”, explicó.
“En este momento –agregó- el desafío es intentar insertar a los chicos en la competencia”.
Lo que rodea a la competencia respecto del básquetbol bahiense es absolutamente diferente.
“Acá intento comentar cómo se vive el básquet en Bahía, le mostré imágenes como estos partidos de Pacífico-Napostá, con la gente que había, y no lo podían creer”, señaló.
La competencia intercolegial en Paraguay es un nicho complementario a los torneos formativos.
“Regularmente hay partidos y, al mismo tiempo, casi todos los fines de semana juegan intercolegiales. Hay un nivel alto de competencia. Inclusive, chicos que juegan en las selecciones, van ahí y dejan la vida. Mueve mucha gente”, contó.
Sus inicios
Meneses, más identificado como jugador que entrenador de Napostá, estudió profesorado de educación física –no lo completó-, y se insertó en el mundo Bahía Basket.
“No tengo dudas de que fue el paso inicial --resalta-. Todo lo que aprendí y me formé ahí hasta el día de hoy es mi herramienta, y la que noto que en el resto de los lugares se le da mucho valor; la mirada y el enfoque que le dábamos ahí, acá se respeta mucho, la gente escucha, lo toma y está bueno que sirva de retroalimentación. También, fue muy importante mi formación en Napostá, como el estudio de profesorado”.
-¿Te gusta más la formación o la competencia pura?
-Es más que nada cómo se plantea el desafío. Por ejemplo, lo que hacíamos en Bahía Basket, más allá que estaba ligado a una cuestión competitiva, la parte de la formación me gustaba, porque me gusta poner el cuerpo, estar en cancha y demás. Y en la competencia, está el detalle, los planteos, la estrategia, lo tomo como algo complementario uno de lo otro, y si pueden ir de la mano, el formar y desarrollar para después competir, la verdad que lo disfruto mucho. Y en Olimpia se dio, como fue en Bahía Basket, estar con los chicos, ver su desarrollo y cómo se insertan después en la alta competencia. Me parece muy gratificante.
-¿Cómo es vivir en Asunción?
-Lo que encuentro es estabilidad y eso, acompañado del aspecto social, hacen que vivir acá sea algo muy lindo, se disfrute y uno pueda ocuparse del aspecto laboral a pleno, sin más preocupaciones.
-¿A qué tuviste que amoldarte desde lo sociocultural y deportivo?
-Desde lo cultural, poco y nada, porque el paraguayo es muy amistoso, entonces, desde que llegué hubo juntadas para comer asados, reuniones y lo que puedas imaginarte. Y en lo deportivo, lo que noto es que hay mucho para crecer y desarrollarse. Es un lugar que está buscando crecer y está abierto a eso.
-¿Cómo están en cuanto a infraestructura?
-Cuando conocí el lugar del School no podía creerlo. Tienen un polideportivo con aire acondicionado. Hay siete canchas de básquet y el gimnasio principal. Hay materiales, techaron dos canchas exteriores, cambiaron el parquet flotante. Es un colegio de buen poder económico y de crecimiento, a partir de la estructura.
-¿Y Olimpia?
-En Olimpia se está en una transición. El lugar es muy lindo, pero ahora no contamos con cancha propia del club, ya que se demolió y van a modificar el estadio de fútbol. Las finales las jugamos en el Polideportivo de Capiatá, una ciudad cercana a Asunción.
-¿Qué expectativas tenés a mediano plazo?
-Voy con el día a día. No me puse mucho a proyectar, sí sé bien lo que me gusta: la competencia, el desafío, tanto en lo profesional, como en desarrollar una estructura dentro de un club. En ese sentido no estoy cerrado a nada. Acá estoy asentado, cómodo y tuve una muy buena adaptación. Por el momento disfruto y voy viendo cómo se va desarrollando todo. Ojalá se pueda dar de participar en una competencia internacional representando a este club, y a partir de ahí se verá. Siempre voy detrás de la oportunidad.