Little Kitty, Big City: la aventura relajada que necesitábamos
Little Kitty, Big City: ser un gato en una ciudad abierta, llena de detalles, secretos y posibilidades.
Por Gisela "GG" Gonnet para El Cubil del Mal / [email protected]
El punto de partida es simple: sos un gato negro que se cae accidentalmente de un edificio y aterriza en una ciudad desconocida. Deberías volver a casa, pero... ¿por qué apurarse? Hay mariposas que perseguir, cajas en las que meterse, humanos a los que molestar y sombreros ridículos que probarte. La historia puede esperar.
Little Kitty, Big City no es el primer título que nos invita a ver el mundo desde una perspectiva felina. En 2022, Stray nos ofrecía una ciudad futurista habitada por robots, con una estética cyberpunk melancólica y mecánicas más cercanas a una aventura narrativa. En cambio, Little Kitty... baja el ritmo y pone el foco en el juego libre: sin combates, sin urgencias, sin más presión que la que vos quieras ponerte.
En tiempos donde todo corre —juegos incluidos—, esta clase de propuestas funcionan como una pausa lúdica. Algo similar a lo que propone Flow, la película japonesa animada que también explora qué pasa cuando el mundo se detiene y los animales toman el control. En ambos casos, lo cotidiano se vuelve extraordinario al ser visto con otros ojos.
La ciudad que presenta Little Kitty, Big City no es enorme, pero sí está repleta de recovecos, personajes y eventos que se activan si los buscás. Podés ayudar a una rana a cruzar la calle, coleccionar pescados escondidos, hablar con otros animales (cada uno con su estilo), o simplemente acostarte al sol y maullar. No hay un mapa que te marque todo, ni un narrador que te diga qué hacer: se trata de jugar porque sí.
Visualmente, el juego apuesta por la simpatía más que por el realismo. El diseño del gato es encantador, con animaciones que logran capturar esa torpeza elegante tan felina. Y los gestos —lamerse, estirarse, empujar cosas— no suman puntos ni desbloquean logros. Están ahí porque son lindos. Porque hacen bien.
Disponible en Nintendo Switch (y también en otras plataformas), Little Kitty, Big City brilla especialmente en modo portátil. Es ideal para sesiones cortas, para relajarte después del trabajo o para jugar sin pensar demasiado. La edición física incluye además un póster, un manual ilustrado y la banda sonora digital: un combo que muchos fans del formato físico sabrán valorar.
Y aunque no es un juego que busque puntajes, los tiene: en Metacritic alcanzó un sólido 79. Un número que quizás no diga tanto como la sensación que deja: la de haber jugado algo amable, liviano, pero no superficial.
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