El canal Maldonado, una idea consensuada pero sin proyecto definido
“Se cumple una vieja aspiración de la gran ciudad del sur de la provincia, tras haber sufrido por 50 años la inquietud por el desbordamiento de nuestro manso y a veces artero Napostá”. (La Nueva Provincia, marzo de 1951).
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Considerada una obra a resolver en el mediano plazo, de acuerdo a lo que se indica en el plan del sistema hidráulico bajo la designación “alternativa propuesta S5T-R”, la ampliación de la capacidad del canal Maldonado fue confirmada desde la provincia de Buenos Aires como una de las intervenciones clave para mejorar la capacidad de respuesta de la ciudad ante una crecida del arroyo Napostá –por precipitaciones ocurridas en su cuenca-- o por lluvias registradas en la ciudad.
El anuncio de la modificación en el canal construido entre 1948 y 1951 fue acompañado de un único gráfico, el cual si bien da una idea del tipo de tarea a realizar, lejos está de permitir una interpretación detallada de un proyecto de suma complejidad, no sólo desde el punto de vista hidráulico, sino también por su incidencia e impacto en gran parte de la ciudad.
En la ilustración mencionada, una perspectiva semiaérea de la obra, induce incluso a cierta confusión ya que pareciera que a los costados del canal se trazará un muro que, en la escala que establece un automóvil dibujado, alcanzaría los cinco metros de altura.
No fueron pocos los vecinos de las calles perimetrales que manifestaron su preocupación por semejante obra, que pondría delante de sus viviendas tamaño cerramiento.
La realidad es que ese muro representa la parte edificada existente, es decir las viviendas dibujadas en un único plano y altura, sobre la línea municipal.
En este sentido, vale aclarar que no habrá ningún muro que se levante sobre el nivel del terreno en los bordes del canal.
Sí se considera la posible colocación de una baranda de seguridad, la cual posiblemente admita un diseño que sea poco agresivo, incluso pensada con un material transparente que no interrumpa las visuales.
Tampoco se trata ésta de una terminación ya definida, ya que hay una sugerencia de algunos integrantes del Consejo Asesor --formado en la municipalidad por representantes de distintas instituciones y especialistas en la materia--, que plantean la posibilidad de realizar un murete de unos 40 centímetros de alto, de hormigón armado, que permitiría transportar metros cúbicos adicionales, que en los 6 mil metros de recorrido del canal equivaldrían a la capacidad que hoy tiene el entubado del arroyo Napostá.
La idea
Desde la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la provincia, a cargo de Néstor Álvarez, confirmaron a este diario que el proyecto “está en elaboración”, con lo cual no hay detalle alguno preciso del diseño ni planos complementarios para explicar los alcances de la intervención.
El ingeniero Juan Carlos Scheffer, que integra el grupo asesor y que elevó en su momento una propuesta de ampliación, señaló que la idea es que el canal pase a tener capacidad para transportar 900 m3/seg de agua, es decir el triple de la actual.
Para lograr eso se ensancharía el fondo 4,50 metros a cada lado, pasando de los 12 metros actuales a 21 metros de ancho. Desde allí se materializan los nuevos taludes, que tendrían una pronunciada pendiente, mayor que la actual, de modo que la parte superior del canal alcance los 26 metros de ancho, 5 metros más que el actual.
Si bien en su momento se consideró que las paredes laterales sean verticales, esa idea fue en principio descartada por una cuestión técnica-funcional, y sólo el último tramo antes de llegar a la parte superar tendrá esa posición.
El nuevo canal tendrá veredas perimetrales, algo que hoy no existe, y su ampliación obligará al retiro de todos los árboles existentes, sin posibilidad en principio de poder realizar una replantación.
En este sentido, desde la subsecretaría de Espacios Públicos del municipio, se mencionó a este medio que al no contarse con detalles del proyecto no se puede todavía elaborar plan alguno relacionado con una posible forestación.
“Hasta no conocerse cómo es la obra no podemos avanzar en un estudio serio sobre la materia”, se manifestó.
A la espera
En definitiva, si bien es importante haber consensuado un proyecto de semejante magnitud, su elaboración está ahora en manos de los profesionales de la provincia, tanto su diseño y cálculo como la preparación del pliego que permita su licitación.
El fondo y las paredes nuevas serán revestidas de hormigón, aunque no se mencionó si se volverá a utilizar hormigón simple, como el preexistente, o si se optará por utilizar hormigón armado para que pueda responder de mejor manera a cierto tipo de exigencias estructurales.
La comisión asesora, por su parte, ha dejado en claro que “no tiene injerencia directa” en la definición del proyecto, siendo parte únicamente de la posterior supervisión de los trabajos, en cuanto a su ejecución y a los plazos de ejecución.
En este punto, el propio Scheffer remarca la necesidad de una resolución rápida del proyecto y su puesta en marcha.
“Es una necesidad que exige trabajar día y noche. No podemos estar con el canal en las condiciones en que quedó después de la inundación. Si vuelve a registrarse una crecida importante estaremos en serios problemas”, señaló.
Si bien no es simple aventurar un plazo de obra, por su envergadura y magnitud, se estima que la misma exigirá al menos tres años de trabajo.
Esos proyectos
Hace 15 años, en septiembre de 2010, Néstor Álvarez era jefe de Gabinete del ministerio de Infraestructura bonaerense y visitó nuestra ciudad con un discreto plano que mostraba como sería el acueducto que traería agua desde el río Colorado hasta nuestra ciudad.
“Un trazado de 120 kilómetros para transportar 1.200 m3/hora de agua con cinco estaciones de bombeo”, explicó entonces, a partir de un “anteproyecto técnico elaborado por la provincia de Buenos Aires”.
La obra sería licitada ese de año, con un plazo de ejecución de tres años, destinada a brindar agua a Bahía Blanca y otras diez localidades del sur bonaerense, entre ellas Médanos, Teniente Origone, Mayor Buratovich, Hilario Ascasubi, Pedro Luro, Juan Cousté y Argerich.
La inversión se estimó en 150 millones de dólares con recursos aportados por Nación y por la empresa que se hiciera cargo de la obra.
Que semejante emprendimiento se explicara a través de un dibujo que constaba de una línea roja que partía desde el Colorado, tocaba las distintas localidades hasta llegar a nuestra ciudad, dejaba en claro lo lejos que se estaba de contar realmente con una propuesta resuelta, que permitiera pensar en su posible licitación y valorar de manera seria.
El centenario proyecto de traer agua del río Colorado fue anunciado al menos una decena de veces a lo largo del siglo XX y XXI, sin que jamás estuviese cerca siquiera de su construcción.
La expectativa es que la ampliación del canal Maldonado, presentado a partir de tan modesto render, tome realmente forma, avance en los plazos lógicos de concreción y sea una realidad.