El país sin obras
Es muy difícil pensar a un país sin obras de infraestructura que anticipen hechos dañinos y de riesgo.
No es fácil señalar culpables por la cantidad de obras de infraestructura que el país necesita y que no sólo no se han ejecutado ni ejecutan sino que muchas ni siquiera están en carpeta.
No lo es porque se trata de una inacción de décadas y décadas, de gobiernos y gobiernos, de todos los colores, tonos y formas que además han hecho de la obra pública un camino de corrupción.
De hecho la ex presidente Cristina Fernández está siendo investigada por realizar maniobras fraudulentas que perjudicaron “de manera trascendente” a las cuentas del Estado nacional, al desviar dinero público en favor de un empresario a partir de la asignación de obra pública vial.
Es claro que la decisión del presidente Javier Milei de paralizar las obras en marcha y no considerar la ejecución de nuevas, agrava la situación en muchos casos careciendo de toda lógica y razonabilidad.
En la provincia de Buenos Aires se conocen al menos 100 proyectos pendientes de ejecución, que en particular servirían para mitigar las inundaciones que hoy afectan a varios municipios.
Un ejemplo es la obra proyectada en 2022 en Villa Nueva, de Zárate, uno de los municipios afectados en las últimas horas, un desagüe pluvial de “defensa hídrica”, con un costo estimado hace tres años de $ 526 millones.
Recién en marzo último, luego de la devastadora inundación que sufrió Bahía Blanca, el ministerio de obras públicas bonaerense actualizó su plan de “Obras para prevenir las inundaciones y los efectos del cambio climático en la Provincia” que incluye 130 obras.
Las 116 pendientes se concentran en La Plata, Luján, La Matanza, Quilmes, Merlo, Lomas de Zamora, Florencio Varela y Pilar, entre otros municipios.
Según el documento del plan bonaerense, de las 116 obras, 49 están en ejecución, 46 en proyecto, 10 a licitar y nueve neutralizadas. Pese a eso, no se tiene precisión alguna sobre este plan.
No se trata sólo de “no hay plata”, sino de una total falta de planificación, de establecer prioridades, de contratar obras que no se paralicen, de actuar con responsabilidad al momento de proyectar. Se trata, en definitiva, de estar, por una vez en la historia, a la altura de las circunstancias.