Bahía Blanca | Domingo, 06 de julio

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“Recuerdo muchas cosas de mi infancia en Dominicana, pero me considero argentino”

Carlos Balmaceda es uno de los refuerzos de Pueyrredón para el torneo de Primera. Hijo de padre paraguayo y madre haitiana. Se inició como futbolista en Puerto Madryn y cambió de deporte a los 14 años. Estudia Analista de Sistemas.

Carlos Balmaceda entrenando en el Vicente Palermo. Fotos: Andrea Castaño-La Nueva.

 

Twitter: @rodriguezefe

Instagram: ferodriguez_

 

Juan Carlos Balmaceda, hijo de un paraguayo y una argentina, nació en el vecino país, aunque a los dos años se radicó con su familia en Berazategui.

Su historia la cuenta Carlos, el hijo y flamante refuerzo de Pueyrredón.

“Mi papá se fue de Argentina por algunos problemas con su padre, y arrancó a viajar. En Haití la conoció a mi madre (Lamarthe Lafontant). Él tenía deseos de ir a Dominicana, donde se radicaron, y ahí nacimos los tres hijos (él, Evan y Carly), uno atrás del otro. Construimos nuestra casa en Punta Cana.

-Feo lugar, je.

-Sí, je. Estoy con ganas de ir a visitar a mi padre, que actualmente está allá.

-¿Y tu mamá?

-Ellos se separaron y ella vive en Barcelona.

-¿Y tus hermanos?

-En Berazategui, estudiando. Y tengo otro hermano mayor (Sandy Jean Pierre), por parte de mi madre, que quedó en Madryn.

Este dominicano de nacimiento y argentino por adopción (24 años y 1m97), llegó a la ciudad para jugar el torneo de Primera del básquetbol local.

Detrás del jugador aparece la historia del nene que a los 9 años dejó su país para venir a la Argentina, más precisamente, en principio, a Coronel Brandsen. Fue solo una parada.

“La intención de mi papá era radicarse en Caleta Olivia por motivos laborales, aunque terminamos en Madryn”, cuenta Carlos.

Aquel chico que en Dominicana practicaba béisbol en la escuela solo por cumplir, en Argentina se apasionó con el fútbol.

“Estuve dos años en Guillermo Brown y mi papá me sacó porque no le gustaba el ambiente. A mí me encanta el fútbol, puedo pasar horas mirando”, asegura.

Buscando alternativas para que el inquieto Carlitos quemara energías y ocupara el tiempo, sus padres le insistieron para que probara con el básquet. Y se acercó, casi por cumplir, a Ferro de Madryn.

“Siempre fui alto. Algo que no me favorecía en el fútbol, donde jugaba de seis. Cuando llegué al club estaba trabajando Tati Del Sol y empezó a exigirme. Me fui entusiasmando y él vio potencial en mí. Terminaba la escuela y me iba al club a tirar en los aros auxiliares. Tenía que nivelarme para poder competir con los chicos de mi edad”, recuerda.

Su protagonismo fue aumentando, llegaron las convocatorias a las selecciones, con las que participó en diferentes torneos Argentinos y Juegos de la Araucanía.

“Si bien mi deseo era jugar al fútbol, ahora estoy feliz por todo lo que me dio el básquet y con ganas de seguir creciendo”, aseguró.

Definitivamente, el básquet pasó a ser parte de su vida.

Tras completar los estudios secundarios estuvo a prueba en Boca, Lanús y Petrolero de Plaza Huincul.

“Gracias a Dios no me decidí por ninguno, porque me hubiera agarrado la pandemia”, recordó.

Su primera salida tuvo como destino Ferro de General Pico, pasando después por Racing de Gualeguaychú, en medio estuvo en Deportivo Madryn y más tarde recaló en Bancario de Gualeguay.

“Al principio mis padres no querían soltarme, me veían un poco verde en el aspecto social”, contó Carlos, quien actualmente estudia, a distancia, Analista de Sistemas.

Hoy, instalado en la ciudad, de a poco se va adaptando: “Es más grande de las que venía acostumbrado”.

-Ahora, por categoría bajaste, más allá que no existe demasiada diferencia entre el Prefederal y el local de Bahía. ¿Por qué aceptaste esta posibilidad? ¿La tomás como un trampolín?

-Sé que es un torneo con jugadores de mucha calidad, hay técnicos muy capacitados y claramente Bahía es la Capital del Básquet. Considero que es un lugar con mucha vidriera.

-¿Qué significa hoy el básquet para vos?

-Hoy es todo. Me abrió puertas. Desde que me dediqué al básquet fue como un camino de ida, me enfoqué y soy el único de la familia que me comprometí en ese sentido. Y actualmente lo veo como un trabajo, lo tomo muy profesional, con idea de seguir creciendo y poder dar un salto. Trato de estar en buenos lugares, que me permitan crecer y desarrollarme.

-¿Cuándo empezaste a ver al básquet como una salida laboral?

-Yo no lo veía así. Mi entorno me inculcaba que podía jugar en otro nivel, aunque me costó aprender, porque no pasé por el minibásquet, por eso los fundamentos y conceptos era todo nuevo para mí. Me llevó horas y horas de entrenamiento poder progresar. Y sigo aprendiendo.

-¿Empezaste como pivote y la idea con el paso del tiempo era abrirte un poco más?

-Era la idea correrme a la posición de tres (alero), pero ahora ya soy un cuatro o cinco.

-¿Considerás que el título de “dominicano” puede generar demasiadas expectativas? ¿Cómo asumís el rol de refuerzo?

-No sé si demasiadas expectativas, lo que nunca digo es que soy dominicano, salvo si me preguntan por mis rasgos, pero no me considero netamente dominicano; más allá que tengo cultura, hasta el acento perdí. Recuerdo muchas cosas de mi infancia en Dominicana, pero me considero argentino, por eso no asumo el título de “extranjero”. Igual trato de aportar lo que se necesite y me pidan.

-En este corto tiempo que llevás en Pueyrredón, ¿qué viste como para poder aportar?

-Por lo que veo, creo que será un equipo muy dinámico; somos todos bastantes parejos en altura y a medida que transcurra el tiempo iré descubriendo lo que quiere Andrés (Iannamico). Sé que el equipo viene de ser campeón y tendré que adaptarme a ellos.

-¿Hasta ahora y por cómo se va potenciando el torneo, podés asegurar que acertaste con la elección de venir a Bahía?

-Estoy muy contento. El club me recibió de muy buena forma. Antes de elegir un lugar averiguo y acá estoy feliz. Sé que hay equipos con mayores presupuestos, pero voy a dar el máximo para tratar de dejar lo más alto al club.

-¿Qué pudiste ver del básquet local?

-Ví que Bahiense y Olimpo trajeron dos extranjeros, creo que será un torneo muy competitivo. También sé que Villa Mitre baja a jugadores de Liga Argentina al torneo local y eso enriquece al torneo. Me genera mucha incertidumbre cómo podré adaptarme.

En Bahía, la presencia de Carlos Balmaceda y otros “desconocidos” también genera incertidumbre en el ambiente. Noche a noche habrá que ir descubriéndolos.