Calle Lavalle, entre el moscato, Favaloro y las vías
Un recorrido diferente, variable, plagado de sorpresas. La ciudad que se manifiesta a través de su arquitectura.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
“El día era más largo en tus veredas/que en las calles del centro,/porque en los huecos hondos se aquerenciaba el cielo”. Jorge Luis Borges
Lavalle es Juan Galo. Militar y político (1797-1841), incansable soldado de las guerras de la Independencia. Hombre de Juan Manuel de Rosas, en diciembre de 1828 derrocó al gobernador Manuel Dorrego, a quien ese mismo mes ordenó fusilar.
En 1841 las fuerzas federales que lo perseguían dispararon al frente de la casa que habitaba en Salta, resultando herido de manera mortal por una bala que atravesó la cerradura.
Curiosamente, en la ciudad Lavalle y Dorrego se encuentran en una esquina, dando cuenta de lo contradictorio y complejo de nuestra historia.
La calle ha sido lugar de industrias a principios del siglo XX, acaso alentada es práctica por la cercanía de las vías del ferrocarril y por estar lejos del centro sin estar alejada.
Fideos y bebidas
“Las ventanas con rejas/desde la cual la calle/se vuelve familiar como una lámpara”. Jorge Luis Borges
Los muros de Sulim Melman, una de las fraccionadoras de vino más importantes que tuvo la ciudad.
Los arcos de hormigón en el frente dan cuenta de ese pasado al compararlos con las fotos antiguas. Entre los productos que elaboraba está el vino Caronti, blanco y clarete, el moscato Aquí está, la caña Otra vuelta, grappa la Siciliana, Guindado Monte Hermoso, Refrescos Graciela y jarabe de cola Yimicola.
Un segundo edificio tiene grabado en su parte superior la palabra “Fidelería”, con el bonito nombre de La Perfección, propiedad de Fernando Linaro. Un detalle maravilloso es el de las ventanas, con su rojo estridente y una rejería muy de estilo colonial.
Nombres y texturas
En el lugar de las casas pintorescas aparece esta especie de chalét, definido por su revoque, el uso de la piedra y los bordes con teja.
Como es propio de este tipo de construcciones en lugares de vacaciones, en el frente tiene un nombre en letra cursiva, hecho de hierro.
La palabra es llamativa: “Clyzul”, que puede ser una combinación de dos nombres, acaso Clara y Zulema.
En el lateral, bajo el porch, un cerámico con una bailarina, en la planta alta una terraza sobre el frente y una extraña composición con columnas clásicas de capitel dórico.
Atractiva resolución de esquina, ochava curva, vivienda de dos plantas. La planta baja ha reconvertido su carpintería, de local comercial a ventana de vivienda. Como detalle destacado: la maravilla de la realización original que se advierte en la parte superior, la combinación de revoque símil piedra, color miel, con el rojo del ladrillo.
La pintura en la planta baja ha tapado esa maravilla de terminación. También lucen en lo alto dos ventanas circulares, una real, la otra ficitica. Los detalles para ver.
Una historia adicional: una fotografía de 1939 permite ver que en la esquina funcionó una de la carnicerías La Negra, parte de una cadena que administraba el frigorífico Sansinena de General Daniel Cerri.
Por la vía
Lavalle es una de las pocas calles que han logrado quebrar el corsé de los rieles del ferrocarril, dando continuidad a la trama urbana. Por eso un paso a nivel, la barrera, los carteles alertando el posible paso de un tren. Hacia la izquierda, a pocas cuadras, la solitaria silueta de la Estación Sud, la deteriorada cubierta sobre las vías, el silencio de un tren de pasajeros que ya no tiene destino.
Unos metros antes se eleva una torre, diseño compacto con decenas de ventanas. Iba a ser la más alta de la ciudad, pero la realidad económica se encargó de dejarla en 15 pisos. El encofrado de madera en la azotea da cuenta de la terminación del edificio.
El glamour de la geometría
No hay calle de la ciudad que no se haya enriquecido con el art decó. Estilo de diseño de los años 20 y 30, símbolo de la modernidad, del entretenimiento y del glamur. Con su geometría y guardas que lo distinguen en la cuadra.
En una esquina, Soler, este local de panadería, una propuesta del estilo con todos los componentes, abanicos, tipografía, remate escalonado y una curiosidad adicional: un balcón al cielo, construido para una futura casa de altos que, en este caso, quedó sin hacer. Los detalles que cuentan historias.
Corazón Partío
“Estoy tranquilo. Alguna vez en un acto académico se me presentó como a un hombre bueno que sigue siendo un médico rural. Perdónenme, pero creo, es cierto. Espero que me recuerden así”. René Favaloro.
Sobre el muro que cierra un complejo deportivo se rinde homenaje al médico René Favaloro, un ejemplo de vida, el hombre que decidió ponerle fin a la suya con un disparo en su corazón. Ese es el centro principal de estos coloridos murales, donde se repiten los corazones de colores.
Ongi etorri
“Zarrak jaitsi eta zure eskuetan jarriko ditut” (Bajaré las estrellas y las pondré en tus manos)
Lavalle y Lamadrid, la esquina de los Vascos. Una sede centenaria para esta colectividad que generación tras generación, desde fines del siglo XIX, mantienen sus tradiciones en este espacio: bailes, música, juegos, paleta, en enseñanza del euskera.
A principios del siglo XX construyeron un monumental edificio para instalarse, el Palacio de los vascos se lo mencionaba, en la esquina de Brown y Villarino. Pero apenas llegaron a estrenarlo, al poco tiempo quedó en manos de un banco, entre 1921 y 1971 fue sede de la Escuela Normal hasta ser demolido en 1973.
Una casa
“Su casa era una de esas casas antiguas que se ahondan en patios y en cuyo fondo hay una claridad que es la huerta y una gran parra para tamizar las luces del día”. Jorge Luis Borges.
Hermosa vivienda construida por el estudio del ingeniero Francisco Marseillán. Revoque simil piedra, retirada en parte de la línea municipal, con un volumen que contiene el garaje y que arma una terraza y pérgola en su parte superior. Luego un juego ed curvas, molduras y ornamentos. La arquitectura como arte, la mano de obra de los artesanos italianos, una obra para disfrutar.
Marcas y cartelería que ha sobrevivido al correr del tiempo. Casa Guerra, centenario comercio dedicado al calzado, Soler y Lavalle, y el viejo cartel fabricado por la firma Amaducci, cartel que supo brillar y aportar color con el uso del neón. Una modalidad que en las décadas del 50 y 60 daban a la geografía urbana un paisaje completamente atractivo, maravilloso.
Otro cartel que ha quedado indica la venta de Tarjebus, el primer sistema instrumentado en la ciudad para el pago del boleto en el transporte público, el sistema que mandó al baúl de los recuerdos a las máquinas expendedoras de pasajes y a la tarea de los choferes de cobrar el pasaje y dar el vuelto con la inolvidable maquinita con monedas.
En la esquina de Chiclana y Lavalle funciona el Tribunal Oral Federal, obra de líneas modernas, minimalista, revestido el frente de mármol travertino y con ventanales corridos en la parte superior. Las líneas se quiebran un poco con un volumen ubicado en el remate, el cual fue resuelto con formas curvas, orgánicas.
La obra es del reconocido arquitecto Mario Roberto Alvarez (1913-2011). El lugar lo ocupó a principios del siglo XX una atractiva casona de dos pisos, con una cúpula en el remate, donde funcionó el banco Hogar Argentino. En 1946 se instaló allí el banco de Crédito Industrial Argentino (Banade) y en 1971, demolido el histórico edificio y ocupando la nueva obra, el banco Nacional de Desarrollo. Desde mediados de los 90 funciona el espacio judicial.
Para mirar con tiempo
Dos viviendas linderas, la firma de la empresa de Nicolás y Gerardo pagano, constructores, y la del arquitecto Alberto Coni Molina. Obras plagadas de detalles, de molduras y ornamento, de rejería y texturas.
No termina la calle de ofrecer detalles, de todo tipo. Caminar la ciudad mirando hacia arriba es descubrir una ciudad distinta. Pero no es menos prestar atención a sus detalles, a sus puertas, a sus patios y colores. La calle, el barrio, es mucho más todavía, “es el agua abombada y los callejones, pero es también la balaustrada celeste y la madreselva pendiente y la jaula con el canario”. escribió Jorge Luis Borges.