Los 111 años del teatro Municipal: historia, cultura y renovación
Entre abril y julio de este año hubo 108 funciones, a las que concurrieron 31.100 espectadores.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
La noche del 9 de agosto de 1913 la ciudad celebró uno de los acontecimientos más relevantes de su historia cultural con la inauguración oficial del teatro Municipal.
El carácter lírico del lugar se vio reafirmado con la presentación de la ópera Aída, de Giuseppe Verdi, a cargo de la compañía dirigida por Antonio Marranti, cuya actuación fue presenciada por 1.159 concurrentes.
Fue el punto final para una obra que comenzó a gestarse con firmeza en 1908, cuando se produjo el cierre del Politeama Argentino, en la primera cuadra de calle O’Higgins, y la ciudad quedó sin una sala capaz de acoger a las compañías más importantes de la época.
Ese año un grupo de vecinos formó una sociedad anónima con el nombre de “Teatro Bahía Blanca”, instrumentando un sistema de adquisición de bonos y acciones para adquirir un terreno y erigir un edificio que sirviera para tal fin. Ángel Brunel, Eliseo Casanova, Narciso Mallea, Jorge Moore, Valentín Vergara, Nicolás Pagano, Ernesto Parral, Norman y Diego Geddes fueron algunos de los integrantes de esa entidad que si bien no logró su cometido dejó marcado un camino cuyos lineamientos siguió unos años después Jorge Moore, siendo intendente municipal, y terminó de completar Valentín Vergara, su sucesor.
Han pasado 111 años desde entonces. Aquella ciudad de 79 mil habitantes, la mitad de ellos de nacionalidad española e italiana, ha quintuplicado su población y las nuevas generaciones siguen admirando y disfrutando de este edificio, de su espacio y de su maravilloso entorno.
La noche del aniversario se presentó la Orquesta Sinfónica Provincial, bajo la dirección del maestro Luis Belforte, con la sala a pleno. Interpretó “Obertura Don Giovanni", de Wolfgang Amadeus Mozart, Sinfonía N°1 en Re Mayor, Op.25 Clásica, de Sergei Prokofiev, y Suite de “El amor brujo" de Manuel de Falla.
El teatro Municipal es sin dudas una de las postales de la ciudad, telón de fondo de las manifestaciones populares, aporte artístico de jerarquía en el remate de la avenida Alem.
La actualidad
Luego de estar cerrado durante casi tres años (2019-2021) por el mal estado de sus instalaciones, hoy el edificio se encuentra en buenas condiciones, más allá de tratarse de una construcción centenaria.
El músico y docente Gustavo Kamerbeek, actual director del teatro, señala que las condiciones generales del lugar “son buenas”, más allá de que haya cuestiones sobre las que se trabaja de manera continua, como es el mantenimiento de los techos, las instalaciones en general y todo lo relacionado con la seguridad.
Por otra parte, el uso del lugar es intenso, con una agenda es muy nutrida, con muchos espectáculos locales y nacionales.
“Estamos empezando a organizar la programación por ciclos, como Piano Abierto, que sucede una vez al mes con pianistas profesionales locales sin distinción de estilos, Teatro de Miércoles, con compañías de teatro locales y regionales, Teatro Musical, que comenzará en septiembre”, señala Kamerbeek.
A esto se suma la agenda provincial a partir de los Organismos Artísticos del Sur, con conciertos, ballets, ensayos abiertos, opera, coro.
“Se trabaja fuertemente en el acceso al teatro. Alrededor de 700 chicos asistieron a espectáculos durante las vacaciones de invierno y más de 350 adultos mayores de diferentes centros de jubilados. El escenario, por otra parte, es usado de martes a sábado por los organismos provinciales, suele haber funciones al menos cuatro días a la semana”, amplía.
Entre abril y julio de este año hubo 108 funciones, a las que concurrieron 31.100 espectadores.
Historias sueltas
--El cinco veces intendente electo Jorge Moore (1855-1929) fue el responsable de adquirir en 1909 la Quinta Erize, delimitada por calles Dorrego y Corrientes, entre Alsina y Belgrano, y el principal defensor de ubicar allí el teatro. Pese a que dispuso de al menos cuatro proyectos para erigir el teatro no logró concretar su construcción.
--Son conocidas las críticas a la ubicación de Alsina y la avenida Alem, por considerar su “lejanía” del centro, por lo cual muchos auguraban su fracaso y su eventual uso como lazareto. “Se piensa levantar la obra, para admiración de las generaciones venideras, a orillas del Napostá, donde las ranas tienen su residencia y las catangas su mansión”, se dijo.
--Lo cierto es que el teatro potenció a la avenida, generó la aparición de un barrio-jardín, se consolidó en el tiempo y hoy ocupa un barrio donde no hay ranas ni escarabajos y el Napostá está escondido dentro de un conducto de hormigón.
--En 1912 el intendente Valentín Vergara contrató de manera directa a los arquitectos Jacques Dunant y Gastón Mallet para elaborar el proyecto y propuso al Concejo Deliberante que el edificio llevara el nombre de “Teatro Estomba”, como parte, dijo, “del deber de recordar a aquellos que han contribuido al engrandecimiento del país”, en este caso dando el nombre a una obra artística que “será exponente de la cultura y progreso de la ciudad”. El cuerpo legislativo no consideró apropiada la propuesta y se inclinó por la denominación de Teatro Municipal.
--En 1921 el teatro incorporó la proyección de películas. Para ello el administrador adquirió un proyector que maravilló con su “un ruido insignificante”, que no molestaba siquiera al espectador vecino a la casilla del aparato óptico. Las primeras películas proyectadas acompañaron la actuación en el escenario del dúo Carlos Gardel-José Razzano.
--En 1948 el teatro fue alquilado al club Estudiantes para que en su sala se realizaran los exitosos bailes de carnaval. Alberto Grandinetti, empresario del lugar, hizo retirar entonces todas las butacas y realizó un trabajo sobre el piso a fin de salvar su desnivel.
--El teatro no fue administrado por la municipalidad sino desde fines de la década del 60. Desde su inauguración fue concesionado, en 1949 pasó a manos de la provincia, entre 1950 y 1958 fue administrado por el Instituto Tecnológico del Sur y la Universidad Nacional del Sur.
--En septiembre de 1935 el coliseo fue ocupado por el Circo Alemán, que cubrió la sala con una red, donde caían los trapecistas que ensayaban sus pruebas. Cuando Claudia Malabusch realizó su Salto mortal, cerró la prueba con una doble vuelta y caída en la red. Fue tal la sacudida que uno de los tensores que la sostenía en el palco Nº 10 se desprendió y arrastró un travesaño de madera que golpeó en la cabeza al joven Enrique Verdenelli, que ocupaba una de las sillas del lugar. Trasladado al sanatorio Modelo, falleció a las pocas horas.