Bahía Blanca | Sabado, 05 de julio

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Alerta en Bahía: el tabaquismo como enfermedad pediátrica

Estadísticas a nivel nacional indican que la edad de inicio del consumo ronda los 12 o 13 años. Nuestra ciudad no está exenta de esta situación.

Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.
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Audionota: Guille Crisafulli

El Día Mundial Sin Tabaco 2024, celebrado el viernes pasado, sirve de plataforma para que los jóvenes de todo el mundo insten a sus gobiernos a protegerlos de las tácticas abusivas de los fabricantes de cigarrillos, que se dirigen a ellos para convertirlos en adictos y lucrarse de por vida.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud,  37 millones de jóvenes de entre 13 y 15 años consumen tabaco.

Estadísticas a nivel nacional indican que la edad de inicio del consumo ronda los 12 o 13 años, por lo que proteger a niños y adolescentes de este flagelo es un tema impostergable. Nuestra ciudad no está exenta de esta situación, a tal punto que podría considerarse que el tabaquismo se convirtió en una enfermedad pediátrica.

En este contexto, se debe recordar que el consumo de tabaco es la principal causa evitable de muerte a nivel mundial y es actualmente responsable de la muerte de uno de cada 10 adultos en todo el mundo. 

La epidemia de tabaquismo es una de las mayores amenazas para la salud pública que ha tenido que afrontar el mundo. Mata a más de 8 millones de personas al año, de las cuales más de 7 millones son consumidores directos y alrededor de 1,2 millones son no fumadores expuestos al humo ajeno.

En nuestro país, según la 4ta Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, la prevalencia de consumo de tabaco (cigarrillos) muestra un sostenido descenso desde 2005.

Este dato, que se trata de una tendencia a nivel mundial, no pasa inadvertido por las tabacaleras, cuyas iniciativas comerciales actuales tienen como objetivo a una población más vulnerable: niños y adolescentes.

“El tabaquismo se volvió una enfermedad pediátrica. La tendencia mundial apunta a una reducción de las edades de inicio del consumo de tabaco”, explicó la doctora Cristina Borrajo, ex presidenta de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.

Y agregó: “Primero intentaron captar a las mujeres y las publicidades decían que el cigarrillo servía para controlar el peso o usaban el foco del empoderamiento: vos también podés hacer esto que hacen los varones. Y ahora van por los chicos”.

“Si sos una industria en la que gran cantidad de clientes deja tu producto por cuestiones de salud, el foco pasa a ser crear nuevos consumidores. Crearon los cigarrillos light o bajos de nicotina y después la trampa del cigarrillo electrónico, que venden como menos dañino cuando no lo es”, afirmó, por su parte, la doctora Raquel Pendito, coordinadora de la sección Tabaquismo de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.

En Bahía

En nuestra ciudad, el municipio aplicó una ventana epidemiológica en Centros de Salud y escuelas secundarias públicas para evaluar el uso de sustancias legales e ilegales en distintos puntos. 

En el último trabajo realizado teniendo en cuenta el grupo de edades de colegios secundarios hay más de un 60% de estudiantes que consumió alguna vez. Y de ellos, se estima que casi el 20% de niños entre 13 y 15 años consume habitualmente.  

De los encuestados, el 50,5% no buscó ayuda; el 30,92 % no quiso buscar ayuda; 4,1% refirió que le dio vergüenza y el 3% que no sabía dónde ir para solicitarla.

El 81% desconoce espacios terapéuticos y de prevención; el 38% esgrime consumir porque tienen problemas personales; el 17,5% no está informado de los daños; al 15,4% le gusta o le divierte; 13,4% no sabe; 6,1% está informado y no le importa los daños; el 5,1% lo hace para probar nuevas experiencias y el 1% porque la mayoría lo hace. 

Hugo Kern, jefe del departamento de Salud Mental y Adicciones municipal, puntualizó cuáles podrían ser los motivos por los que un niño se inicia en el consumo del tabaco.

“Hay una confluencia de cosas. No es una sola, sino que cada caso es distinto, porque hay factores psicológicos, sociales y hasta biológicos, que determinan ese tipo de comportamiento. Pero en los niños, por lo general, hay mucha influencia de la familia, que suele tener el hábito de fumar”.

Otro factor importante se debe a las características de las condiciones de vida.

“Si una persona está vulnerable y sufre mayores carencias, menores conductas de cuidado de la salud tendrá. Por otro lado, también se observa un impacto de las campañas de difusión de las tabacaleras. En ese sentido, también apostaron a mezcla de sabores en el tabaco que los hacen tener un gusto de aceptación infantil”, añadió.

El consumo, que suele comenzar como una situación “divertida”, en la mayoría de los casos termina siendo una adicción.

“Suele serlo en el mayor porcentaje de los que han consumido alguna vez. Cuando el consumo se vuelve satisfactorio biológicamente, es difícil abandonarlo. Eso lo logra tanto la nicotina como otros agregados que tiene el cigarrillo, que producen estimulación y sensación de relajación importantes. Y en los niños se suma que les da una impresión de aceptabilidad o ascendencia en los grupos”.

--¿El tabaco puede ser la puerta de entrada a otras adicciones aún más problemáticas?

--Hay opiniones diversas sobre si el tabaco es una sustancia de inicio a otras. Algunos dicen que su incidencia es relativa y otros que es importante. Yo considero que el tabaco es un problema grave en sí, sin tener en cuenta en lo que deriva. En general, hay muchos estudios de policonsumo, o sea que el fumador no se queda con una sola sustancia.

--¿El consumo de tabaco tiene “mejor fama” que las drogas sociales? ¿Se subestima su peligrosidad?

--Ha habido un cambio muy importante en la población a partir de la creación de los lugares libres de humo. Y tuvo un impacto muy positivo, porque fue algo aceptado y cumplido por la gente. Pero es verdad que, entre las distintas sustancias que circulan, da la sensación que es la más tolerada y por ende se ha descuidado un poco su prevención. De hecho, la venta de tabaco a menores de 18 años está prohibida, pero es algo que sucede permanentemente. Y no lo visualizamos como algo que está mal cuando lo vemos. 

“Las drogas que mayor cantidad de problemáticas producen en el área de salud en nuestra ciudad son el tabaco y el alcohol, muy superior a los efectos de otros sustancias que, quizás, las tenemos catalogadas como más peligrosas o nocivas”, cerró Kern.

El aire que respiras

El doctor bahiense Juan Ditondo, pediatra neumonólogo del Hospital Penna, confirmó que los riesgos en niños y adolescentes son mucho mayores que en un adulto.

“El comienzo a edades tempranas conlleva no solamente un aumento en el riesgo de enfermedades como cáncer y EPOC, sino que también hay compromiso en el sistema nervioso central. En un cerebro en crecimiento y desarrollo se pueden afectar partes que controlan el aprendizaje, la atención y el control de los impulsos”.

Y añadió: “Por otro lado se sabe que el comienzo temprano está directamente relacionado a la perpetuación del tabaquismo en la edad adulta y el consumo otras sustancias”.

--¿Se percibe en el consultorio o en el propio hospital un incremento de casos de tabaquismo en edades tempranas?

--Sinceramente es mucho mas frecuente encontrar fumadores en el hospital que en el consultorio. Pero quienes debemos estar atentos somos los padres. Es poco probable que un niño mayor o un adolescente cuente al médico que fuma en presencia de los padres si ellos no lo saben. Por otro lado es mucho mas frecuente el iniciarse en el habito tabáquico si los padres son fumadores. En estas circunstancias muchas veces los padres (fumadores) tampoco lo ven como una problemática.

Según el especialista, la toxicidad del cigarrillo está dada por la acumulación de la exposición, así que cuanto mas tiempo se consuma mayor será la posibilidad de desarrollar enfermedades. 

“Las campañas de prevención, por si solas, no son efectivas. Siempre se deben de acompañar de medidas mas abarcativas”, opinó Ditondo.

--¿Cuál es la recomendación para los padres que perciben esta problemática en un hijo/a de esa edad?

--Lo mas importante es sentarnos a hablar con nuestros hijos. Consultar abiertamente sobre su consumo y pensar juntos en qué hacer si alguien les ofrece. Pero sobre todo predicar con el ejemplo. Vale poco que se les aconseje o incluso enfrente si el padre o la madre son fumadores.

Fácil de entrar, difícil de salir

La licenciada Laura Casali es coordinadora del grupo “Dejar de fumar Bahía Blanca” y especialista en este tema. Hace más de 20 años que se dedica a ayudar a aquellas personas que pretenden dejar de fumar.

“El tabaquismo tiene una puerta de entrada muy accesible, pero una de salida muy difícil de encontrar. Y cuantos más años se consume, más complicado es ese proceso”, resumió.

“Evidentemente, las tabacaleras han apuntado sus cañones a un sector de la población muy vulnerable y eso es peligroso. Por eso, en el lema del Día Mundial sin Tabaco se hace alusión a proteger a los niños y adolescentes de la interferencia de las industrias tabacaleras”, añadió.

Según Casali, el consumo se convierte rápido en una adicción.

“Sus componentes generan una dependencia muy grande y eso, con el avance del tiempo, se va agravando, a la vez que empiezan a aparecer enfermedades paralelas por su consumo”.

Hay mucha legislación para combatir el tabaquismo, pero son pocas las leyes que se cumplen.

“Por ejemplo, la prohibición de vender cigarrillos a menores de 18 años está vigente, pero nadie lo controla. Al igual que la restricción del expendio cercano a los colegios”.

Casali hizo referencia a que muchos niños son fumadores pasivos, que en definitiva tienen prácticamente los mismos problemas que los consumidores directos. 

“Desde la Unión Antitabaquica Argentina se habla de que el tabaquismo es una enfermedad familiar. Y tiene razón, porque muchos se inician como fumadores pasivos y después, por copiar hábitos de sus padres, se convierten en activos”.

Hay que tener en cuenta que esos niños que se crían en esos hogares son fumadores de segunda mano, por el propio humo que inhalan del cigarrillo encendido. Y de tercera mano, por los tóxicos que quedan en el ambiente por muchísimas horas.

“La gente subestima un poco los riesgos del tabaquismo. Cuando se inician no son concientes de la cantidad de enfermedades que trae aparejado el consumo adictivo. Se genera un hábito y una naturalización muy difícil de contrarrestar”.

El grupo “Dejar de fumar Bahía Blanca” (se puede encontrar con ese nombre en las redes sociales o el interesado se puede comunicar al 291-4050376) es de mucha ayuda para aquellos que procuran abandonar el consumo.

“Se acercan jóvenes, pero la mayoría son personas de 40 o 50 años y muchos llegan con enfermedades generadas por el tabaquismo”. 

Aunque hay generalidades, no todos los tratamientos son iguales, aunque todos requieren un marco de contención psicológica para que tengan éxito. 

“Hay pautas básicas universales para luchar contra el tabaquismo, pero lo que difiere en cada persona es cómo lleva a cabo esa decisión de dejar de fumar. Hay algunas personas que lo dejan de un día para el otro, que son las menos; otras que reinciden pero lo terminan dejando a largo plazo y muchas que no pueden conseguirlo”.

Las estadísticas marcan que una persona tiene hasta cuatro recaídas antes de dejar definitivamente.

“En ese sentido, lo importante es mantener viva la decisión de dejar de fumar y no sentirse derrotado ante la adicción, que genera una sensación de fracaso o de depresión”.

Por eso es que se considera muy importante la contención psicológica. 

“Hay muchos que intentan solos y no logran llevarlo a cabo. Por eso se recomiendan los tratamientos integrales, en el que encuentren apoyo en los momentos difíciles y también vean casos semejantes con los que se sientan identificados. El tabaquismo genera mucha dependencia psicológica, y por eso es tan difícil abandonarlo”. 

Es importante tomar conciencia de que, en la mayoría de los casos, está involucrada toda la familia.

“En ese sentido, nosotros sugerimos que se logre determinar el hogar como un área libre de humo. O sea, no consumir dentro de los ambientes, porque el hecho de tener que salir a la vereda o al patio genera un obstáculo que ayuda en la lucha por dejar de fumar”.

Enfermedades bucales

Las enfermedades de las encías que pueden llevar a la pérdida de los dientes son tres veces más frecuentes en las personas fumadoras, y a la vez son patologías que adquieren “mayor gravedad” porque el tabaquismo enmascara los síntomas tempranos como el sangrado de encías, advirtieron los odontólogos.

“El tabaquismo disminuye el sistema de defensas y favorece la proliferación de microorganismos, llamados patógenos periodontales, que producen lesiones en los tejidos que rodean al diente”, explicó el odontólogo bahiense Rodrigo David Gómez (MP 0927).

De hecho, la comunidad científica de todo el mundo coincide en que el tabaquismo triplica el riesgo de padecer enfermedades de las encías.

“Esos riesgos se agravan en la medida que menos edad tengan los fumadores y el tiempo que mantengan el hábito”, añadió el facultativo de nuestra ciudad.

Para concientizar sobre la importancia que tiene dejar de fumar para la salud bucal, la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria y la Sociedad Argentina de Periodoncia se unieron para realizar acciones colaborativas.

Entre las patologías bucales más frecuentes en la Argentina, Gómez destacó la caries y las enfermedades de las encías, como periodontitis o gingivitis, situación que se repite a nivel mundial donde el 45 por ciento de la población (3.500 millones de personas) padece alguna afección odontológica, según el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado a finales del año pasado.

La enfermedad periodontal, que puede causar la pérdida de hueso y dientes, es una patología de origen multifactorial, infecciosa e inflamatoria que se localiza en los tejidos que sostienen a los dientes y en las encías que los protegen.

“La causa fundamental son las bacterias comunes de la boca que se pegan en la superficie de los dientes y forman una película invisible que genera una respuesta inflamatoria de las encías caracterizada por el cambio de color (generalmente rojizo), hinchazón de las encías, sangrado al cepillado o al comer y, eventualmente, salida de pus al comprimirlas”, explicó.

En los estadios avanzados se detecta movilidad de las piezas dentarias y, sin tratamiento, puede terminar con la pérdida del diente.

“El tabaquismo acelera este proceso y lo agrava dado la cantidad de toxinas que contiene, sumado al calor y al humo, que generan condiciones en la boca que favorecen el mayor crecimiento de estos microorganismos patógenos”, señaló.

Las nuevas estrategias para captar a niños y adolescentes

El tabaquismo está sostenido por la adicción a la nicotina, por lo que el fumador no tiene capacidad de elegir en forma autónoma debido a la búsqueda compulsiva por consumir la droga, aún a la luz de las consecuencias negativas para la salud.

--Publicidad digital y en redes sociales. Como los teléfonos inteligentes y el acceso constante a Internet están muy extendidos, las empresas tabacaleras utilizan estratégicamente plataformas digitales y de redes sociales para llegar a las generaciones más jóvenes, por ejemplo, a través de sus videojuegos y aplicaciones favoritos. En esas plataformas, las empresas pueden acceder a los perfiles de los usuarios y sus amigos y personalizar mejor sus campañas.

--Colocación de productos en medios de entretenimiento, como el cine y la televisión. Los niños y adolescentes que ven películas y programas de televisión en los que se muestran imágenes de personajes fumando corren un mayor riesgo de adquirir el hábito de fumar.

--Incluir mentol para suavizar el sabor. El mentol puede cambiar la forma en la que el cerebro registra las sensaciones de sabor y dolor. En los cigarrillos, el mentol produce una sensación refrescante en la garganta y las vías respiratorias, lo que hace que el humo del cigarrillo se sienta menos fuerte y sea más fácil de inhalar.