Chiclana: una cuadra con historia, entre cines, comercios y garitas
"El estar allí de lo que ya no está", el gran aporte de la fotografía que permite recordar una ciudad que ya no existe.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Una postal distinta del centro bahiense. Es agosto de 1961 y la fotografía permite comrpobar el intenso movimiento de calle Chiclana, vista desde Belgrano hacia Alsina.
Dos componentes se destacan: la intensidad del tráfico vehicular y la variedad de automóviles entre modelos de los años 40 y 50 y las nuevas propuestas de los 60, vehículos más chicos con renovados diseños.
Es importante además la presencia de los ómnibus, desde esa época todos coincidiendo en sus recorridos utilizando esta calle.
Se ven ocupados todos los sitios para estacionar, a pesar que la cantidad de autos era de apenas 16.665 unidades, insignificante frente a los 162 mil que circulan hoy por la ciudad.
A esto se sumaban las motos, que en 1961 sumaban 5.600 y que hoy se estiman en 90 mil. De allí el porqué de tanto congestionamiento hoy, con las mismas calles y diez veces más autos.
Dios está en los detalles
A la derecha, en primer plano, estacionado, un “ratón·, una maravilla en la historia de los automóviles. Puerta delantera, algunos con tres ruedas con dos marcas similares: Isetta y Heinkel. Después, un repertorio de modelos, de los años 30, de los 50 y hasta carros con tracción a sangre.
En el cruce de Belgrano y Chiclana la garita de un agente de tránsito que hacía maravillas con sus manos tratando de ordenar el caos. El primero de esos habitáculos se colocó en 1937, donado por la marca de cigarrillos Imperiales.
El año de la foto, 1961, fue cuando se colocó el primer semáforo, en la esquina de O’Higgins y Brown. Pero se iba a demorar casi una década en completar el retiro de todas las garitas, las cuales era habitual anduvieran por el piso, chocadas por algún auto o volteadas por el viento.
Los comercios tan queridos
El otro gran detalle de la fotografía son los comercios, que a diferencia de estos tiempos que los locales cambian de ocupantes de manera constante, estos se mantenían por décadas.
La cartelería muestra a Casa Arteta, el cine Gloria (antes llamado Rialto), la casa Borgani (bicicletería y juguetería).
Modart, ropa para el hombre, Biarritz, confitería y salón de fiestas, Roal, zapatos de fabricación propia, y se alcanza a ver la marquesina del Palacio del Cine, hoy ocupado su hall art decó por locales comerciales.
Final
Pese a su centralidad y movimiento, en general Chiclana no es una arteria que se destaque desde lo comercial y peatonal, como sí los hacen O’Higgins-Alsina o Belgrano-Donado. Sin embargo, la foto demuestra que desde siempre ha sido una de las más recorridas por las generaciones bahienses.