Bahía Blanca | Jueves, 02 de mayo

Bahía Blanca | Jueves, 02 de mayo

Bahía Blanca | Jueves, 02 de mayo

El perdido encanto del estilo art decó en los cines bahienses

Cuatro salas de cine de la ciudad fueron resueltas en la década del 30 con estilo art decó, sinónimo de glamour, modernidad y entretenimiento.

En la década del 30 el cine se convirtió, por lejos, en el entretenimiento por excelencia de los bahienses. No es difícil defender porqué: no existía la televisión, ni las computadoras, ni los canales de películas y era incipiente el uso de la radio. El cine, por otra parte, se había convertido en una mega industria, con celebridades, películas cada vez de mayor calidad, con sonido y color.

Bahía Blanca, que comenzó a proyectar las primeras cintas apenas despuntaba el siglo XX, hizo entonces el paso de los cafés, hoteles y bares como lugares de exhibición a las salas exclusivas para estas proyecciones, con espacios amplios y bien ambientados.

Pero además. los edificios construidos con ese destino adoptaron el estilo art decó, característico en las décadas del 30 y del 40. Una propuesta de líneas elegantes, geométrico, moderno, de materiales novedosos.

La estética del estilo: geometría, brillo, guardas.
El Empire State de Nueva York, el art decó en un rascacielos.

Los edificios lucían en grandes marquesinas, elementos verticales de acero inoxidable, vidrieras y  detalles en metal y colores llamativos. Era además sinónimo de glamur y entretenimiento, adoptado por Miami para sus hoteles, teatros, casinos y boites, por Nueva York para sus edificios –el Empire State, el Chrysler y el Rockefeller Center--, y el preferido de Hollywood para sus teatros, decorados y películas.

Un hotel del distrito Art Decó de Miami, colores pasteles.

Hoy queda en pie una sola de aquellas fachadas, lamentablemente degradada y maltratada. Lo que sigue es un recorrido por los cuatro cines locales que adoptaron esta estética, enriqueciendo el paisaje urbano y que, de haber sobrevivido, serían parte de un patrimonio artístico único.

El Grand Splendid, belleza

En Alsina 129 se ubicaba el Gran Splendid, inaugurado el 10 de abril de 1931, con el film La Novia 66.

Su fachada fue diseñada por el estudio Cabré-Mayer y la mano de obra a cargo de Pedro Cabré Salvat. El acceso era muy particular, una arcada sin puertas, bordeada con una guarda del estilo. A los costados un cubo escalonado donde se exhibían los afiches.

La fachada del Grand Splendid, Alsina 129. Demolida en 1972.

En la parte superior, en una suerte de friso curvo, el nombre del cine y un cartel perpendicular, ambos con tipografía art decó. El remate escalonado, con guardas, y dos nichos con decoración acorde terminaban de armar el frente.

Vista interior, siempre la sala completa.

La sala tenía 750 butacas pullman, 250 sillas de palco y 300 de tertulia. Funcionó durante 40 años, cerrando su historia en diciembre de 1971, con la proyección de Verano del 42.

El edificio se demolió en julio de 1972.

El adios definitivo. Hoy en el sitio hay un local y cocheras

El Rialto, el lugar de los pibes

Cuentas los memoriosos que en la década del 30 la vereda de calle Chiclana, casi esquina Donado, era un depósito de bicicletas, apoyadas en paredes, en el piso o con los pedales en los cordones. La razón era muy simple: allí funcionaba el cine Rialto, que ofrecía un continuado de películas infantiles a precios populares. Cuando los chicos salían, no faltaba ni una bici.

Cine Rialto, Chiclana 183. Luego tomó el nombre de Cine Gloria.

La sala abrió en 1926, pero no fue hasta 1938 que rediseñó su fachada con líneas art decó. Una propuesta tranquila, con unas molduras geométricas verticales, una guarda perimetral, una marquesina y la curiosidad de no tener puertas. El diseño y la construcción estuvo a cargo del arquitecto Herminio Manfrían y el ingeniero civil Norberto Arecco.

La reforma incluyó la colocación de 500 butacas pullman, extractores de aire y un moderno equipo Photphone RCA. La historia del Rialto terminó en 1954, aunque meses después reabrió con el nombre de cine Gloria, que extendió sus días hasta fines de 1967. Un año después el lugar fue ocupado por un comercio de objetos de plásticos y en el lugar hoy funciona un bazar.

Actual comercio en el sitio donde funcionó el Rialto.

El Palacio del Cine, la obra por excelencia

La gran sala de la ciudad. Inaugurada en noviembre de 1928 y rediseñado en 1932 con un fantástico art decó ideado por la empresa de Francisco Marseillán y la mano de obra de Pedro Cabré. La fachada es de las mejores del estilo en el país, una obra de arte.

El Palacio del Cine, Chiclana 174.
Decoración de flores, guardas y abanicos.

Con sus partes escalonadas, sus salientes y entrantes, sus guardas con flores, dos vidrieras, una marquesina y juegos de cubos escalonados. El hall que era otra obra del estilo, con detalles en pisos y paredes y en el diseño de sus artefactos de iluminación.

El maravilloso hall del Palacio, a puro art decó.
La sala más amplia de la provincia.

El Palacio cerró sus puertas en 1991. Su planta baja es ocupada hoy por locales comerciales y su interior se convirtió en cochera (se ingresa por el ex escenario). Su fachada es una muestra de cómo una obra de arte se puede convertir en un penoso mamarracho.

Hoy, descuidado, pintado en tres colores, ignorado.

El Odeón, el primero

Cuando abrió sus puertas, en 1914 en Alsina 33, se convirtió en la primera sala dedicada exclusivamente a proyectar películas. A fines de la década del 20 se mudó al edificio que ocupara el cine Los dos Chinos, de O’Higgins 48, y en 1938 su frente fue adecuada al art decó, diseño del ingeniero Néstor Jaúregui y la mano de obra de Odonelo Tanera.

Reforma del cine Odeón, O'Higgins 48
La maravillosa marquesina con sus luces de neón

Una marquesina maravillosa, con sus extremos curvos y luces de neón, decoraciones geométricas, remates escalonados, todo un repertorio propio del estilo. El Odeón cerró sus puertas en 1966.

El interior en 1966, en su última función.
Tiempo de demolición

Sirvió un tiempo para alojar distintos negocios hasta su demolición en 1988. El espacio lo ocupa hoy una casa de artículos deportivos.

Final

Durante décadas la historiografía “oficial” desconoció al arte decó. Es que el estilo “sacó los pies del plato” y el movimiento moderno “lo mandó al ostracismo”. Se lo ignoró a pesar de su gran desarrollo en edificios de cocheras, cines, teatros, estaciones de servicio, usinas y en cientos de viviendas urbanas. Hoy es muy reconocido y valorado, pero sus grandes tesoros locales, los emblemáticos cines, cayeron antes de ser debidamente reconocidos. El único en pié, el ex Palacio del Cine, es una pequeña muestra de esa belleza.