Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Cuánto cuesta organizar un 15 o un casamiento en Bahía

Los valores aumentan y se vuelven cada vez más impredecibles para quienes deciden planificar un evento. Cómo se recupera el sector tras la pandemia.

Fotos: archivo La Nueva.

“Cuando reservé el salón, en octubre, la tarjeta estaba $ 6.500. Cuando fui a pagar, dos o tres días antes del evento, se había ido a $ 11.000”.

Esta frase, dicha por la madre de una quinceañera, resume la situación en la que se encuentran quienes desean planificar una gran fiesta en el contexto económico actual.

Alquilar un salón, pagar el menú por invitado, contratar un DJ, iluminación, decoración, fotografía, video, conseguir un vestido o traje de fiesta, entre muchos otros agregados, son los ítems a tener en cuenta a la hora de organizar un evento de estas características.

Si bien las tradicionales fiestas de 15 y de casamiento requieren de mucha planificación, hoy en día es difícil comenzar a pensarlas anticipadamente, ya que los valores aumentan y se vuelven cada vez más impredecibles. 

La inflación llegó al 8,4 % en abril y la interanual acumuló un 108,8 %

Marisa y su marido gastaron alrededor de $ 1.500.000 en el cumpleaños de 15 de su hija Camila, que festejaron a mediados de abril de este año.

“Cuando arranqué en agosto a hacer los números, me daba alrededor de $ 800.000. Nosotros ya veníamos ahorrando de antes, fuimos previsores, pero después con todo el lío económico que se armó, se nos fue el presupuesto”, señaló.

Para llegar al número mínimo de invitados que solicitaba el salón, decidieron compartir el festejo con los 18 años de su otro hijo, Manuel. “Podés llevar 20 personas, pero tenés que pagar 70. Como yo no juntaba tanta gente pregunté en el salón si podía festejar también los 18 de mi hijo y me dijeron que sí, que era una nueva modalidad”, contó Marisa, vicedirectora de una escuela bahiense.

Alejandra planea celebrar su boda con Darío en diciembre próximo. Si bien aún no cuenta con las cifras exactas, dijo a La Nueva. que estima “como mínimo” $ 1.500.000.

“Vamos a recortar por cantidad de personas porque es caro. En enero me cotizaban $ 11 mil la tarjeta completa por persona. Obviamente el precio va a cambiar dependiendo de la inflación”, dijo.

Alejandra y Darío están casados por civil hace 16 años. Ahora, con dos hijos de por medio, quieren sellar el lazo por iglesia tal como prometieron en ese entonces. “Siempre dijimos que cuando cumpliéramos los 25 años juntos nos íbamos a casar por iglesia“, contó la novia.

Para la ocasión piensan hacer una fiesta con 100 invitados. Un año antes del evento, reservaron la fecha en el salón y en la iglesia, además de contratar al fotógrafo. “Nosotros necesitamos que tengan ese día libre, es lo único. El vestido y el resto de las cosas se irán armando durante el año”, sostuvo.

“Es un esfuerzo, es una cantidad de dinero muy importante, pero si uno se puede dar el gusto…”, manifestó.

“La contratación en este contexto inflacionario está bastante difícil. La gente se mide y mucho”, dijo, por su parte, Marcelo Márquez Garabano, integrante de la Cámara de Proveedores de Eventos de Bahía Blanca (Caprev).

El problema principal para la cadena de salones de fiestas es la gran anticipación con la que los clientes comienzan a reservar los servicios y organizar el evento, ya que se vuelve casi imposible congelar los valores a causa de la inflación.

“El tema de la gastronomía es el más complejo, porque depende de conseguir lo necesario para cada evento con una anticipación bastante cercana. La mayoría te dice ‘hasta 15 días antes del evento, no te cierro el valor’”, señaló Márquez Garabano.

“En cambio, en el servicio que nosotros hacemos en mi empresa -sonido, iluminación, música, fotografía, filmación, pantallas- tenemos un poco más de posibilidades de pautarle al público hacia más adelante, calculando en base a la inflación”, agregó.

"El tema de la gastronomía es el más complejo"

De eso da testimonio Marisa, quien contó que el contrato del salón, reservado con medio año de anticipación, advertía de un posible incremento en los valores. “Uno ya está en el baile porque reservaste el vestido, hiciste aquello y lo otro, y no les podés decir que no”, manifestó.

“Como eso me lo advirtieron cuando firmé el contrato, fui ahorrando de más, por las dudas. Pero la verdad es que pasar de $ 6.500 a $ 11.000 por persona, es casi el doble. Esto fue el valor de la inflación, no está fuera de los parámetros esperados”, dijo.

En ese marco, la familia tuvo que recortar algunos gastos diarios para propiciar el ahorro. Cocinar casero, evitar comprar ropa e incluso no irse de vacaciones fueron algunas de las medidas. “Ajustás por otro lado”, sostuvo.

Además, para achicar costos, tuvo que resignar distintos insumos para el día del evento. Evitó contratar servicios de decoración e hizo los adornos con sus propias manos; tampoco encargó servicio de filmación ni espectáculos de ningún tipo.

“Mi hija se dio cuenta que se nos iba el presupuesto, así que también fue bajando”, contó.

El representante de Caprev explicó que, a la hora de planificar, la gente “se mide en todos los ámbitos, mucho más que en otras épocas”.

“Hay un alto porcentaje que busca lugares que no tengan servicios fijos para tener un costo menor, por ejemplo, alquilar un quincho y que la familia lleve la comida. Hay muchas instituciones, clubes, sindicatos que tienen quinchos con un movimiento casi diario”, agregó.

Por su parte, “en los salones grandes se tiende a contratar lo básico: un buen catering, un buen sonido, música, pero ningún extra. Hay un pequeño porcentaje que sí agrega cabina fotográfica, barra de tragos, show, pero no son la mayoría”, manifestó Márquez Garabano.

Para su casamiento, Alejandra y Darío reservaron “en un salón caro de Bahía”.

La pareja decidió priorizar la fiesta de casamiento y dejar la luna de miel en un segundo plano. Alejandra dijo que tienen ganas de viajar al sur del país, pero que todo “depende de lo que quede de dinero”.

“Tengo amigos que me dicen que hagamos un viaje y la verdad que lo voy a poder hacer más adelante. La fiesta va a ser un recuerdo que queda de por vida”, aseguró la mujer.

Además dijo que no esperan presentes de una lista de regalos, pero sí tienen pensado hacer un “cofre” a través de Cuenta DNI y “que el regalo sea dinero y con eso salimos a donde lleguemos”.

Por último, remarcó que, al momento en que se casaron por civil, “también era caro” hacer un evento de estas características.

“Organizar una fiesta de este estilo siempre fue imposible, en cualquier momento, esa es la realidad. Darle de comer a 100 personas es mucho. Hoy hacer un asado para 20 personas ya es plata”, concluyó.

Eventos post pandemia: "De acá en más, festejamos cualquier cosa"

El sector de los proveedores de salones de fiestas fue uno de los más golpeados por el contexto de pandemia por COVID-19. Con la cuarentena primero y el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) después, los eventos sociales tardaron cerca de dos años en volver a desarrollarse con normalidad.

"Nos empezamos a recuperar en serio a partir de este verano del 2023", aseguró Márquez Garabano, quien contó que la pandemia no fue fácil de atravesar.

 "Hubo salones grandes que habían recibido una seña o incluso la totalidad del pago de un evento. De golpe, por la situación, el público muchas veces no quería reprogramar la fecha y había que entrar con la disputa de devolver el dinero. Muchos de ellos no pudieron continuar brindando el servicio", relató.

Márquez Garabano afirmó que en la actualidad "el que pudo sobrevivir está arrancando de nuevo".

Si bien la habilitación para retomar la actividad en los salones de fiestas llegó a principios de 2021, con aforo reducido, el sector no salió a flote de manera inmediata. "Tuvimos muchos eventos que se fueron reprogramando y, por lo tanto, quedaron con los valores originales, a costos de la época previa a la pandemia. La gente no quería que se le aumente el precio porque había pasado el tiempo y amenazaban con no hacer nada en caso de que suba el valor", contó.

El empresario aseguró que una vez pasado el aislamiento hubo un cambio en la mentalidad de los bahienses respecto de las fiestas. "Es como que hubo un ‘clic’ en la gente en decir ‘bueno, tuvimos todo ese quilombo, estuvimos encerrados, tuvimos familiares o amigos que fallecieron. De acá en más, festejamos cualquier cosa’".

"Hemos tenido muchos más cumpleaños de 70, de 80, de 40 y 50 que antes, por el hecho de que la gente quedó pensando ‘vivamos ahora, porque no sabemos si mañana vamos a estar’. Antes, invitabas a 80 personas sabiendo que 20 no iban a venir; ahora, invitas 80 y vienen 81", aseguró Márquez Garabano.

En cuanto al futuro del sector, el empresario sostuvo que "los que estamos vamos a seguir buscándole la vuelta, con todo lo que significa vivir en Argentina y con todos los imprevistos que hay. Afortunadamente la gente no quedó con el miedo de salir y eso nos ayuda mucho".