Bahía Blanca | Lunes, 30 de junio

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Condenan a perpetua al cuarto policía acusado por el crimen de Natalia Melmann

El exsargento Ricardo Panadero fue hallado culpable del secuestro, abuso sexual y crimen de la adolescente, cometido en febrero de 2001 en Miramar.

Ricardo Panadero (fotos: Infobae y Télam)

El exsargento de la policía bonaerense Ricardo Panadero, cuarto efectivo acusado por el crimen de la adolescente Natalia Melmann, ocurrido el 4 de febrero de 2001 en la localidad balnearia de Miramar, fue sentenciado hoy a la pena de prisión perpetua por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°4 de la ciudad de Mar del Plata, que ordenó su inmediata detención.

Panadero, de 65 años, fue condenado como coautor de los delitos de "privación ilegal de la libertad agravado, abuso sexual agravado y homicidio doblemente agravado, por el concurso premeditado de dos o más personas y por ser cometido para asegurarse la impunidad", en el marco del segundo juicio que debió enfrentar por el hecho, tras haber sido absuelto en el primero.

De esta manera, los jueces Néstor Conti, Mariana Irianni y Juan Galarreta avalaron el pedido de pena hecho tanto por la fiscal de la UFI descentralizada de Miramar que intervino en el proceso y en la investigación, Ana María Caro, como por los abogados que representan a la familia de la víctima. La defensa, en tanto, había solicitado la “libre absolución” del expolicía, quien previamente había sido absuelto en un primer juicio, realizado en 2018.

Los padres de Natalia Melmann en las inmediaciones del Tribunal

"Que no haya un solo asesino más suelto en Miramar", dijo tras la lectura del fallo condenatorio Laura Calampuca, madre de Natalia, quien reclamó que se busque "al quinto" partícipe del asesinato, ya que de los peritajes surgió la presencia de cinco ADN diferentes.

En tanto, el padre de la adolescente expresó: "Esta condena a la familia no nos cambia, pero sí cambia la historia. El abuso de las fuerzas policiales no se puede volver a repetir".

Por su parte, uno de los abogados de la familia, Federico Paruolo, destacó el hecho de que los jueces hayan analizado "de manera integral tanto la prueba testimonial como la genética", lo que consideró que "marcó la diferencia" con el primer juicio.

En tanto, la otra abogada de la familia, Yamila Castro Bianchi, dijo que se probó en el juicio que "la policía secuestró, abusó y mató".

“Por unanimidad, este Tribunal resuelve condenar a Ricardo Eugenio Panadero por resultar coautor jurídicamente responsable de los delitos que se tipifican (...), todos ellos en concurso material, cometidos el 4 de febrero de 2001 en Miramar y en perjuicio de quien fuera en vida Natalia Mariel Melmann, e imponerle la pena de prisión perpetua, accesorias legales y costas del proceso. Segundo, ordenar la inmediata detención del encausado, disponiendo su inmediato traslado a la Unidad Penal Nº7 del complejo penitenciario Batán”, dijo el juez Conti, durante la lectura del veredicto.

Además, los magistrados resolvieron comunicar la sentencia al Registro de Condenados contra la Integridad Sexual del Ministerio de Justicia de la Nación, así como ordenar la extracción de material genético para el Registro Nacional de Datos Genéticos vinculados a los delitos contra la integridad sexual.

Para la fiscal Ana María Caro, titular de la Unidad Funcional de Instrucción descentralizada de Miramar, a lo largo de este segundo juicio quedó acreditado que Panadero fue coautor de los delitos de "secuestro, abuso sexual y homicidio doblemente agravado, por el concurso premeditado de dos o más personas y por ser cometido para asegurarse la impunidad", por lo que pidió una pena de prisión perpetua.

La fiscal solicitó a los jueces que, aunque el femicidio no existía como agravante al momento del hecho, la prueba presentada en el debate oral y durante la investigación "sea valorada a través del prisma de la perspectiva de género".

Entre los elementos incorporados en el juicio, Caro destacó el examen de ADN de un vello pubiano hallado en el cuerpo de la víctima, que arrojó una compatibilidad del 97,05 por ciento con el perfil genético de Panadero.

Subrayó en ese sentido el testimonio brindado por un perito oficial de parte de la acusación, quien sostuvo que existían "33 veces más probabilidades" de que la muestra analizada perteneciera al imputado que a otra persona de la población en general.

A su vez, la fiscal destacó la declaración brindada en la primera audiencia del proceso por un testigo de identidad reservada de la causa, quien aseguró que en la madrugada de la desaparición de la adolescente había visto cómo era subida a la fuerza a un patrullero por cuatro policías, entre los que ubicó a Panadero.

Tanto la calificación del hecho como el pedido de pena de la fiscalía fueron compartidos por los abogados Federico Paruolo y Yamil Castro Bianchi, representantes en calidad de particular damnificado de los padres de la víctima, Gustavo Melmann y Laura Calampuca.

Panadero llegó al juicio en libertad, y presenció todas las audiencias sin emitir ninguna declaración, y solo dijo al momento de sus últimas palabras ante el tribunal: "Que se haga justicia".

Panadero es el cuarto policía acusado por el crimen que conmocionó al país en la temporada de verano de 2001, y llegó a juicio imputado por "privación ilegítima de la libertad agravada por el uso de violencia, abuso sexual agravado por acceso carnal y por la participación de dos o más personas y homicidio agravado por la participación de dos o más personas y criminis causa".

Si bien había sido juzgado por primera vez en julio de 2018 y absuelto por unanimidad, la fiscalía y la familia de la adolescente apelaron ese fallo, y en noviembre de 2019 la Sala III del Tribunal de Casación Penal bonaerense lo anuló y ordenó la realización de un nuevo proceso.

El exsargento no formó parte del juicio en el que los otros tres policías acusados -Oscar Echenique (63), Ricardo Anselmini (55) y Ricardo Suárez (60)- fueron condenados a prisión perpetua, en septiembre de 2002, porque había sido sobreseído antes.

El crimen de Melmann ocurrió el 4 de febrero de 2001 y según se estableció en el juicio de 2002, la víctima fue obligada a subir a una camioneta policial y llevada a una casa en el extremo sur de Miramar, donde "fue accedida carnalmente" y luego, "con el inequívoco propósito de procurar la impunidad de la agresión sexual", fue estrangulada con un cordón de sus zapatillas y su cuerpo abandonado en el vivero Florentino Ameghino, donde fue hallado semienterrado cuatro días después. (Con información de Télam e Infobae)